Javier García Campayo será uno de los participantes en la séptima edición de Ocultura y ofrecerá una conferencia sobre “Sueños Lúcidos y Experiencias Cercanas a la Muerte: ¿hay vida más allá?”. Campayo, médico psiquiatra, psicoterapeuta, experto en mindfulness y catedrático en Psiquiatría en la Universidad de Zaragoza, siempre ha mostrado un gran interés en estos temas. Destaca la importancia de añadir un componente científico a estos estudios, algo que, asegura, se lleva a cabo en Ocultura. Además, explica cómo el miedo a la muerte presente en nuestra sociedad y la interpretación de los sueños pueden ayudarnos a ver la vida desde “otro punto de vista”.
¿Qué nos puedes adelantar sobre tu charla en Ocultura?
Voy a tratar dos temas. Los sueños lúcidos, en especial, resultan fascinantes y se han estudiado mucho últimamente. Se trata de sueños en los que el individuo es plenamente consciente de que está soñando. El nivel de control es variable, pero puede entrenarse. En el nivel básico, uno se da cuenta de que está soñando; con entrenamiento, es posible controlar elementos dentro del sueño, como hacer aparecer o desaparecer personas u objetos. Los sueños lúcidos han sido asociados a experiencias trascendentales desde la antigüedad, siendo documentados por filósofos como Aristóteles en la cultura occidental, y en las tradiciones orientales desde hace más de 4.000 años. San Agustín de Hipona, por ejemplo, mencionaba que estos sueños en los que parecía que el cuerpo estaba inerte pero el alma seguía actuando eran una prueba de vida después de la muerte.
¿Qué tipo de experiencias personales o profesionales has tenido con estos temas?
Desde los 16 años he tenido interés en estos fenómenos. He escuchado muchas experiencias y he investigado sobre ellas. Existe consenso en que los sueños lúcidos representan un estado especial que podría orientar hacia la posibilidad de una vida después de la muerte. Sin duda, es un tema muy interesante para futuras investigaciones científicas.
Parece que este tema nos queda muy lejano, como si siempre fuera algo que sucede a “otros”. ¿Todos podríamos experimentarlo?
Según estudios, alrededor de la mitad de las personas ha tenido sueños lúcidos en algún momento de su vida. A menudo no los cuentan, pero cuando hablan de ello, muchos confirman haber tenido una experiencia lúcida. Se considera un “soñador lúcido frecuente” a alguien que tiene uno de estos sueños al mes; quienes tienen una mayor tendencia pueden tenerlos semanalmente. Hay diversas formas de entrenar la lucidez onírica. Con práctica, se puede alcanzar un control total, pasando del estado consciente al sueño sin perder la conciencia. Es algo que cualquiera puede experimentar, y ofrezco cursos sobre cómo lograrlo.
¿Crees que en nuestra civilización hemos perdido el miedo a la muerte y el sentido de trascendencia?
Exactamente. Un antropólogo llamado Charles Tart ha estudiado 80 civilizaciones y más del 90% le atribuían un gran valor a los sueños. Todas las religiones han dado importancia a los sueños y las revelaciones. Sin embargo, somos una de las pocas culturas que ve el sueño como una pérdida de tiempo. Freud fue de los pocos que rescató el valor de los sueños, aunque pensaba que no debían interpretarse de forma general, sino en función de la historia personal de cada individuo. En nuestra sociedad veo un miedo profundo a la muerte, algo que constatamos los médicos. De hecho, en algunos países, como Estados Unidos, se considera una condición médica. Las personas con más miedo suelen ser aquellas con dudas sobre la vida después de la muerte. Para tratar este miedo, la FDA ha aprobado un fármaco que genera una sensación de dualidad, ayudando a los pacientes a desarrollar la convicción de que debe haber algo más allá de la muerte, y así encontrar tranquilidad. Actualmente existe una negación de la muerte, pero también un miedo intenso.
¿Has tenido experiencias profesionales con pacientes cuyo miedo a la muerte les haya provocado problemas graves?
He trabajado con pacientes en fase terminal. En España, muchas personas tienen creencias religiosas o espirituales firmes que les aportan tranquilidad. Sin embargo, en quienes experimentan una angustia muy intensa, el apoyo puede ser clave en esos últimos momentos, incluso mediante el uso de medicación. Aquellos que han tenido experiencias de sueño lúcido suelen estar asociados a prácticas meditativas, lo que ayuda en ese momento.
¿Se puede entrenar el sueño lúcido?
No es necesario tener creencias espirituales o religiosas para experimentar sueños lúcidos. Es tan simple como trasladar al sueño lo que hacemos en la vida cotidiana. Por ejemplo, si trabajas apretando tornillos, es probable que sueñes con eso. Para identificar si estamos en un sueño, hay técnicas de “chequeo de realidad”, como estirarse un dedo para comprobar si seguimos en ella. Estos chequeos debemos hacerlos en situaciones inusuales, no en rutinas diarias, sino en momentos que se salgan de lo común. Si nos acostumbramos a preguntarnos si estamos en un sueño podemos darnos cuenta cuando realmente lo estamos. Recuerdo un sueño que tuve cuando tenía 16 años. Iba a casa de un amigo y, de repente, pasé del número 34 al 38 en la calle. Me estiré el dedo, y se alargó: fue mi primer sueño lúcido. Practicar estos chequeos ayuda a experimentar este tipo de sueños.
¿Crees que eventos como Ocultura ayudan a que estos temas sean mejor comprendidos?
Sin duda. Es fundamental que estos eventos se celebren, no solo por la calidad de sus participantes, sino también por su componente científico. Así no parece algo raro o marginal. Tanto los sueños lúcidos como las experiencias cercanas a la muerte están siendo cada vez más estudiados por la ciencia. Estos temas siempre han despertado sensibilidad en el ser humano, aunque en nuestra sociedad hayan estado marginados. Ocultura destaca por ofrecer un enfoque científico.
¿Qué mensaje darías para animar a la gente a acudir a Ocultura?
Ocultura es un evento donde se puede aprender sobre temas que siempre han formado parte de las preocupaciones humanas, y por fin se pueden abordar de forma clara y sin prejuicios. Nuestra sociedad se ha mantenido demasiado alejada de cuestiones centrales como qué sucede después de la muerte, el valor de los sueños lúcidos y su trascendencia. Tener un evento así en Zaragoza es una gran oportunidad para acercarse y participar.