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20 abril 2024

Joaquín Ferrer Millán: “Me pongo a pintar con la ilusión del primer día”

El artista zaragozano expone hasta el 7 de mayo en el Palacio Montemuzo su muestra Horizontes de Papel, que recoge una selección de sus dibujos realizados a lo largo de los últimos 20 años. El pintor acaba de cumplir medio siglo desde que dio sus primeros pasos delante del lienzo o de la lámina en blanco.

Joaquín Ferrer Millán (Zaragoza, 1951) ya ha sobrepasado los cincuenta años como pintor, pero el paso del tiempo no le ha quitado un ápice de gusto por su oficio. Coincidiendo con este medio siglo como artista, ha vuelto a exponer en su ciudad, en el Palacio Montemuzo de la capital aragonesa, tras varios años de ausencia en las salas zaragozanas. En este espacio permanecerá hasta el 7 de mayo.

‘Horizontes de papel’ es el título de la exposición de su regreso, una muestra que recoge una selección de su trabajo en el dibujo durante los últimos 20 años, dejando fuera los lienzos que recogen la mayor parte de su obra. En una entrevista con Go Aragón repasa su trayectoria y analiza la situación actual del arte en la Comunidad.

Son cincuenta años de oficio ya…

Si, de pintor, cincuenta años. Y, dentro de cuatro, hará medio siglo de mi primera exposición individual, que fue en 1977. Pasa el tiempo, pero tengo que decir que me pongo a pintar con la ilusión del primer día.

¿Qué viene a la cabeza al pensar en este medio siglo con la pintura?

La constancia, con disciplina, pero de un modo muy agradable, muy atractivo. Todo el mundo me dice que qué trabajo hago, pero yo no trabajo, yo pinto; me lo paso bien pintando. Y tengo la ilusión innata. He ido evolucionando de una forma absolutamente natural, una cosa me ha llevado a otra, y si de algo puedo estar satisfecho es de que mi obra es original y prácticamente única. Lo del trabajo es importante, pero es un valor más, porque lo que importa de alguna manera es el resultado final.

Esta exposición es solo de dibujo, pero muchas de sus obras las recoge el lienzo…

La mayor parte de mi obra está hecha en lienzo. Esta exposición desde el primer momento la tenía enfocada en papel porque, tradicionalmente, esta sala, años atrás, se dedicaba solamente a obras sobre el papel. Yo me empeñé en hacer esta exposición porque aunque se ha visto alguna cosa suelta mía, nunca ha habido tanta obra -de dibujo- hecha a propósito para esto. Llevo trabajando en esta muestra desde hace 20 años. Es una selección de todo lo que he hecho en este periodo, excepto una sala, en la que están unos cuadros que si titulan Horizontes, que específicamente los he hecho para esta ocasión. Es una simbiosis de lo que hacía en los años 80 y lo que he hecho posteriormente.

El cuadro de Joaquín Ferrer Millán Horizonte Terrestre.
El cuadro de Joaquín Ferrer Millán Horizonte Terrestre.

Por cierto, ¿qué recibimiento ha tenido la exposición?

Creo que ha tenido una acogida bastante favorable. Tanto de público, como de medios de información, como de opiniones en general. Estoy realmente satisfecho; después de 20 años sin exponer individualmente en esta ciudad, casi parezco un desconocido. Pero también lo comprendo.

¿Qué supone haber vuelto a exponer en casa?

Una satisfacción muy grande. Además, es una satisfacción muy esperada, teníamos deseos de hacer esta exposición porque parecía que era un pintor que estaba postergado. Pero las circunstancias personales y de otro tipo han obligado a ello.

Esta vez ha sido en el Palacio de Montemuzo, pero todavía se le resiste una sala de la ciudad…

Por supuesto. Esa es la gran esperanza de todo artista zaragozano, y yo la tengo de que algún día lo pueda conseguir. Pero los criterios por los que funciona, no los entiendo. Lógicamente, estamos hablando del Palacio de La Lonja, en el que me gustaría, algún día, hacer una exposición retrospectiva, en la que se viesen mis primeras obras y la evolución hasta lo último que estoy haciendo, porque pintar voy a seguir pintando.

A la hora de trabajar, ¿qué determina que se decante por el papel o por el lienzo?

Fundamentalmente, el espacio de trabajo, si lo hago en el estudio o en casa. También, de vez en cuando apetece cambiar de soporte por variar un poco, cada técnica que se utiliza es diferente, excepto las líneas, que son todas de pintura acrílica. La variación te lo hace un poco más agradable.

El cuadro Paraíso Marino, de Joaquín Ferrer Millán.
El cuadro Paraíso Marino, de Joaquín Ferrer Millán.

Líneas, que son una de las grandes protagonistas en su obra…

Sí. Creo que mi obra se fundamenta en tres aspectos, que son la línea, el color y la forma; la línea, sobre todo. Intento hacer unas tramas variadas. Hasta ahora he encontrado tres formas de hacer esas tramas, y esas tres formas, más el color y, en este caso, en el papel, la acuarela, son lo que conforman el conjunto de la obra.

¿Qué le llevó a acercarse a esta expresión artística con tanto peso geométrico?

Creo que son mis antecedentes familiares. Mi padre era delineante, yo le he visto trabajar en casa. Mi madre dibujaba labores de ropa de cama y mesa y creo que, de alguna manera, soy una mezcla de ambas cosas. Se me daba bien el dibujo técnico, y de él, que hice muchísimas cosas, fui evolucionando e introduciendo nuevas técnicas. Y eso ha ido a parar a lo que llevo haciendo tantísimos años.

Trabaja con una herramienta que quizás esté cada vez más está en desuso, el tiralíneas…

Es una herramienta que prácticamente las generaciones menores de 40 años la desconocen, no saben que existe. Se inventó años después el Rotring; yo hice muchas pinturas con otra herramienta que se llama Tecnos y volví al tiralíneas, porque me permite trabajar con pintura acrílica. Es un instrumento que hoy en día ni se vende. Compré muchísimos, los guardo y algunos me los arreglan, porque con el uso se desgastan y ya no salen las líneas tan finas.

Joaquín Ferrer Millán, en el Palacio de Montemuzo. FOTO: Marcos Díaz
Joaquín Ferrer Millán, en el Palacio de Montemuzo. FOTO: Marcos Díaz

En su recorrido, ha llegado a exponer fuera de España, ¿cómo fue esa experiencia?

En alguna ocasión, colectivamente. Pero, individualmente, tuve la oportunidad de hacer una muestra en el Tribunal de Justicia Europeo, en Luxemburgo. Fue una exposición que me llenó de satisfacción, fue muy bonita, en un lugar emblemático. Resultó una oportunidad que no dejamos pasar en valde.

Muchas veces se ha vinculado su obra a la naturaleza, pero no solo es eso, ¿no?

Es naturaleza, es pintura orgánica, son cosas que yo imagino, formas que se me ocurren y traslado al papel para que no se me vayan de la cabeza. Y, también, con sinceridad, alguna imagen que me seduce y que distorsiono y varío para adaptarla a mis obras.

En la presentación de la exposición comentó que tiene una necesidad física de dibujar, ¿cuántas horas puede pasar trabajando una obra?

Creo que soy disciplinado y metódico en ese aspecto. La idea que tengo cada día es de ponerme a pintar mañana y tarde, con jornadas que no llegan a tres horas porque, a partir de ese momento, no tengo la precisión que hay que tener y veo que voy a echar a perder todo el trabajo hecho. También lo hago sobre tablero, de pie, y llega un momento en que me fatigo. Pero la idea es, cada día, de lunes a domingo, cumplir las dos jornadas.

Con un ritmo tan disciplinado, ¿cómo supera los posibles bloqueos creativos?

Procuro guardarme siempre los bocetos para tener trabajo previsto. En alguna ocasión que me he despistado, sí que me he ocurrido el decir ‘¿y ahora qué voy a hacer?’, y he tenido que dedicar varios días a pensar y preparar bocetos. Pero, normalmente, tengo previsto trabajo para unos meses.

El pintor zaragozano Joaquín Ferrer Millán, en el palacio de Montemuzo, que acoge su muestra Horizontes de Papel. FOTO: Marcos Díaz
El pintor zaragozano Joaquín Ferrer Millán, en el palacio de Montemuzo, que acoge su muestra Horizontes de Papel. FOTO: Marcos Díaz

Como artista, ¿cómo ve la salud del arte aragonés?

Creo que este es un momento crítico de la pintura. Está pasando por una crisis importante. El arte actual lo veo muy difícil, hay pintores jóvenes que pintan maravillosamente bien, pero creo que el público no es receptivo a la hora de apreciar el esfuerzo de todos los artistas. Me parece que es un momento en el que la pintura está pensando una crisis que no sé si se va a acabar; las nuevas artes, las tecnologías, incluso la fotografía, nos están marginando un poco.

Pero existe talento…

Sí, talento sí que existe, eso es indudable. Hay gente joven que pinta muy bien y, de los de antes, cada uno tenemos nuestros gustos y nos identificamos con unos o con otros. Yo soy abstracto, pero no me deja de gustar la pintura figurativa y la abstracción en toda su amplitud. Me identifico mucho con los pintores del grupo El Paso, del Museo de Cuenca. Me gusta mucho la obra de Francisco Farreras. Sobre mi pintura, a veces pienso que está un poco fuera de época, quizás es demasiado tarde cuando la estoy haciendo. Me ha tocado este momento, pero yo lo disfruto.

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