Desde su fundación en el siglo XVII hasta su transformación en un núcleo urbano, esta joya del patrimonio aragonés ha sido testigo de eventos históricos y ha sido cuidadosamente restaurada para las generaciones futuras.
La Cartuja de la Inmaculada Concepción, también conocida como la “Cartuja de Miraflores”, se erige majestuosa en el barrio zaragozano de la Cartuja Baja. Este monumento histórico, la última de las Cartujas construidas en España, es un testimonio fascinante de la historia y la arquitectura de la región de Aragón.
Fundación y Construcción
La historia de esta cartuja comenzó en el siglo XVII, cuando don Alfonso de Villalpando y Funes y su esposa, doña Jerónima Zaporta y Albión, decidieron fundar este monasterio. En agosto de 1634, se firmó la capitulación y concordia que dio lugar a su creación. Inicialmente, la cartuja se estableció cerca de Alcañiz, pero posteriormente se trasladó a su ubicación actual, cerca de Zaragoza. La construcción del monasterio comenzó en 1651 y se extendió hasta mediados del siglo XVIII.
Estilo Barroco
El complejo de la Cartuja se destaca por su arquitectura barroca y su construcción en ladrillo. Su planta rectangular está rodeada por una muralla de ladrillo reforzada por cubos circulares. El centro de la cartuja es la iglesia, que sirve como eje central de todo el espacio.
Consagración y Auge
En 1731, la iglesia del monasterio fue consagrada, marcando un período de esplendor para la cartuja. Incluso recibió la visita de los monarcas Carlos IV y María Luisa en 1802, lo que demostró su importancia en ese momento.
Cambio de Uso y Desamortización
Durante la ocupación napoleónica, la Cartuja fue convertida en cuartel general y sede del Estado francés Junot durante los Sitios de Zaragoza. Posteriormente, durante el Trienio Liberal, los monjes fueron expulsados en 1823. Entre 1835 y 1836, la Desamortización de Mendizábal suprimió los bienes de la iglesia, subastando la cartuja y expulsando definitivamente a los monjes.
Transformación en Núcleo Urbano
Tras la exclaustración de los monjes, la Cartuja comenzó a transformarse gradualmente en un núcleo urbano. Sus edificios se integraron en el barrio de la Cartuja Baja, y algunas de las celdas de los monjes se convirtieron en viviendas particulares.
Declaración como Bien de Interés Cultural
En 1982, la Cartuja de la Inmaculada Concepción fue declarada Conjunto de Interés Cultural, y en 2002, esta declaración se complementó con la Orden del Departamento de Cultura y Turismo de Aragón. Esta declaración es un reconocimiento a su valor histórico y cultural.
Restauración y Conservación
A lo largo del siglo XX y XXI, se llevaron a cabo esfuerzos significativos para restaurar y conservar la cartuja. Intervenciones se centraron en la iglesia, el refectorio, y otros elementos arquitectónicos importantes.
Hoy en día, la Cartuja de la Inmaculada Concepción es un recordatorio tangible de la rica historia de Zaragoza y una joya del patrimonio aragonés que sigue siendo testigo de la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. Su arquitectura, su historia y su transformación reflejan la resiliencia y la adaptabilidad de un edificio que ha sobrevivido al paso del tiempo. Si visitas Zaragoza, asegúrate de explorar este tesoro histórico y sumergirte en su fascinante narrativa.