En el corazón de la región del Maestrazgo en la provincia de Teruel se hallaba un diminuto pueblo que parecía sacado de una historia medieval llamado La Iglesuela del Cid. A una altitud de 1 227 metros sobre el nivel del mar este municipio permanecía tranquilo en invierno y rebosante de vida durante sus festividad de septiembre otorgando a cada paso por sus calles empedradas un viaje en el tiempo. Con una población de menos de 400 habitantes La Iglesuela del Cid es un lugar encantador que mantiene viva la magia de la época medieval y se encuentra entre los destinos más cautivadores de Aragón en la actualidad.
Al llegar al Palacio Matutano-Daudén recibirás una cálida bienvenida en este majestuoso edificio que actualmente sirve como un hotel de cuatro estrellas; más que un lugar para descansar es un testigo viviente de siglos de historia y leyenda acumulados en su interior. Los huéspedes tienen la oportunidad de sumergirse en la atmósfera de épocas antiguas donde se rumorea que los templarios hicieron escala y tal vez el Cid Campeador haya caminado por estas tierras aunque la historia no lo haya confirmado por completo.
La localidad de La Iglesuela del Cid destaca por sus poco más de 40 km² llenos de monumentos que narran la historia de una zona llena de patrimonio cultural y arquitectónico sobresaliente. Desde los majestuosos palacios hasta los modestos límites de las huertas locales; todo en este lugar está erigido en piedra lo que le otorgar un aura casi eterna al pueblo.
Una de las atracciones más destacadas del lugar es la Torre de los Nublos; el último vestigio del antiguo castillo templario en la región más antigua del pueblo La torre alberga los antiguos calabozos en su planta baja que pueden ser visitados previa cita en la Oficina de Turismo. Entre la torre y el campanario se sitúa la Sala Capitular; actualmente usada como salón de plenos del Ayuntamiento y sus ventanales góticos invitan a remontarse a siglos atrás imaginando la vida en este rincón del Maestrazgo.
Cerca de allí mismo en la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia de la Purificación; un edificio que combina diversos estilos arquitectónicos como testamento a la rica historia del lugar. Esta iglesia fue erigida en el siglo XVII sobre los restos de una iglesia gótica previa y en su interior aún se pueden apreciar detalles como la escultura románica de la Virgen del Cid del siglo XII y la magnífica pila bautismal esculpida en una sola pieza de piedra durante el siglo XV.
El Palacio Matutano-Daudén, un Hotel-Museu
El Palacio Matutano-Daudén es sin duda uno de los lugares más especiales de La Iglesuela del Cid. Este edificio histórico ahora funciona como un hotel perteneciente a la cadena Rusticae y brinda una experiencia verdaderamente única a todos sus huéspedes. Cada detalle dentro del palacio tiene una historia que contar; desde la impresionante escalera imperial de estilo rococó elaborada en madera de pino hasta el suelo de entrada hecho del típico adoquinado de La Iglesuela del Cid.
Las 36 habitaciones del hotel han sido diseñadas para garantizar una desconexión total y tranquila; sin televisores que interrumpan la paz del lugar. Un punto destacado dentro del hotel es el restaurante La Torre de los Nublos que ofrece alta gastronomía centrada en la sustentabilidad. En este lugar único transforman ingredientes locales y de temporada en platillos exquisitos que maridan perfectamente bien junto a vinos eco-amigables provenientes de la región.
La localidad de La Igelsuela del Cid brinda mucho más que historia y arquitectura; también permite disfrutar de la naturaleza y la deliciosa gastronomía local. El hotel ofrece salidas para recolectar setas y buscar trufas; una aventura emocionante que revelará los sabores culinarios más escondidos de la zona.
A los que disfrutan del vino les encantará visitar la finca vinícola Mas de Llucia; es un lugar que no pueden perderse. Poco más allá de La Iglesuela del Cid y en un entorno impresionante se cultivan variedades locales y se pueden degustar vinos exquisitos.
La encantadora localidad de La Iglesuela del Cid te cautivará por su belleza y la tranquilidad que se respira en sus calles históricamente impregnadas de cultura y tradición centenaria. Si estás en busca de un lugar para desconectar del ajetreo del mundo modernoy sumergirte en la magia del pasado, este pequeño pueblo situado en el Maestrazgo turolense es sin duda el destino perfectopara lograrlo.