Zaragoza no es una gran urbe. Su población roza los 700.000 habitantes, lejos de los datos de las grandes capitales, como los 3,2 millones de personas que viven en Madrid. Sin embargo, sin ser Londres, París o Barcelona, la ciudad se ha sabido posicionar como un referente nacional y europeo con su circuito de salas de conciertos, cuya programación le permite estar a la altura de los núcleos urbanos más importantes. Como ejemplo, basta con observar las cifras de la asociación Aragón en Vivo, donde 16 de los 19 establecimientos adheridos se encuentran a orillas del Ebro. En 2023, estas salas sumaron más de 120.000 espectadores y programaron 1.200 conciertos.
“Creo que estamos en un momento de las salas absolutamente increíble, que esperemos que dure mucho”, destaca Patxi Cano, al frente de la Rock and Blues, sala enfocada en los sonidos americanos, como su propio nombre indica. Este bilbaíno, que ya suma dos décadas en Zaragoza y que conoce bien la escena de la ciudad, observa que la capital aragonesa, aunque ya no suele acoger desde hace años grandes conciertos de estadio como antaño, como los recordados ‘shows’ de Michael Jackson o Bruce Springsteen, entre otros muchos, sí que ofrece una variedad de tamaños y estilos con sus locales, que permiten que recalen gran parte de las giras de segundo y tercer nivel.
“Hemos aprovechado muy bien que la ubicación de la ciudad es muy buena”, explica, pues Zaragoza se encuentra a medio camino de Madrid, Bilbao, Barcelona y Valencia, “y para las bandas que van de paso se ha convertido en un referente”.
La importancia de la ubicación
Su punto de vista es similar en ese aspecto al del promotor Chema Fernández, que considera que la situación “es bastante buena”. “Las salas están programando cada vez más y la gente respondiendo bastante bien”, describe. Y añade que, “en general, todas las salas de Zaragoza han hecho un esfuerzo en estar más o menos bien acondicionadas”, además de hacer bien los deberes en cuanto a programación.
Como Cano, considera evidente que la ubicación de la ciudad en el mapa ha ayudado a ese posicionamiento. “Las giras deben tener una lógica geográfica”, afirma, de manera que para “un altísimo porcentaje de artistas que vienen de fuera, tanto nacionales como internacionales, las paradas en Zaragoza son parte de una gira”.
Sobre este asunto, también argumenta que “más de la mitad de las giras se producen, fundamentalmente, en el noreste de España”, donde la capital aragonesa ocupa su centro. “Nos aprovechamos de eso, evidentemente, pero lo fundamental de la calidad de la programación es la continuidad”, matiza.
Así, y al margen de esa buena ubicación en el mapa, para Fernández este buen momento encuentra también respuesta en que “se ha hecho un buen trabajo y se ha conseguido”. “Las cosas no pasan de un día para otro”, destaca sobre la labor desarrollada por las salas desde hace años.
Como muestra de esa buena respuesta y poniendo ejemplos nacionales, este pasado viernes la propia Rock and Blues colgó el cartel de no hay billetes para la actuación de La Perra Blanco, una situación que se replicó un mes antes en el Teatro de las Esquinas con el concierto de Soziedad Alkoholika.
Esa programación que ofrece la ciudad, especifica el promotor, puede llevar a que en un buen fin de semana haya 40 o 50 conciertos en Zaragoza, “y eso no está tan lejos de lo que hay en Madrid y está por encima de Barcelona capital”. También lo ve parecido Cano, que cita las entre 15 y 20 actuaciones que programa la Rock and Blues al mes, “que es prácticamente una programación de sala de Madrid o Barcelona”.
Un circuito entre los mejores de España y Europa
Por eso, y preguntado por la posición que ocupa el circuito de salas zaragozano, Fernández se muestra contundente: “Entre los mejores de España, sin duda, pero yo diría que entre los mejores de Europa”.
Esa programación se une a otras ventajas de la ciudad, que hace que resulte un lugar idóneo para atraer visitantes. En ese sentido, Cano ha constatado que, semana tras semana, acuden a su sala personas que han viajado de otras ciudades, como Madrid, Bilbao, Valencia o Lérida, para disfrutar del concierto y pasar el fin de semana en Zaragoza. Al respecto, observa que los precios de los hoteles o de las zonas de restauración, comparadas con los de otros lugares como Barcelona, no resultan elevados.
Y, en el otro lado del escenario, señala que los grupos ven a la capital aragonesa “como una ciudad muy fácil, muy cómoda”. “Una vez la banda ha hecho bandera en Zaragoza, siempre quiere repetir”, apostilla.
Germen de bandas
Además de poder disfrutar de una variada oferta musical en directo, otra de las virtudes de contar con una programación puntera está en el hecho de que ver música en directo fomenta la creación de una escena local de músicos. “Por dos motivos -explica Fernández- uno, porque la gente quiere hacer grupos viendo y escuchando a grupos. Y además, porque siendo como es un objetivo realista -el tocar en el escenario de una sala-, muchas veces nosotros apoyamos la escena local programando grupos locales”.
De eso, de músicos que han alcanzado el éxito, Zaragoza cuenta en su lista con nombres como los de Héroes del Silencio, Amaral o Kase.O. También, de otros que quizás no llegaron a cotas de popularidad tan marcadas como los ejemplos citados, pero con grandes canciones a sus espaldas y que supusieron un referente para futuros profesionales, como Mauricio Aznar, homenajeado ahora con el largometraje ‘La estrella azul’. En el filme, por cierto, aparece tocando sobre el escenario de uno de los locales con más solera de la ciudad, La Campana Underground (antes, La Campana de Los Perdidos).
El de los jóvenes es un aspecto que sí matiza Mike Ramón, el propietario de la Sala Creedence, especializada en rock y uno de los espacios más centrados en programar a nuevos grupos locales, aunque en su agenda también recalan referencias nacionales y e internacionales. En ese sentido, considera necesario y “de urgencia” atraer a los jóvenes a los conciertos. “Somos animales en extinción, a pesar de que estamos en un buen momento”, advierte sobre el posible futuro de las salas.
No obstante, sí que es consciente de las cifras y la situación que vive el circuito de salas y, de hecho, echa en falta que las instituciones no se fijen más en esta circunstancia y que la música en directo en estos locales no sea uno de los proyectos turísticos de la ciudad. “Tendrían que estar apoyándonos”, afirma.
Sobre esta cuestión, Cano también observa que, en ocasiones, las administraciones solo ponen la vista en el retorno de las grandes giras, “pero si empiezas a ver el número de conciertos, con el público que suma en las salas que hay en Zaragoza y Aragón, al final salen unos números muy majos”.
Números como los que probablemente alcancen las salas zaragozanas este fin de semana con actuaciones como la de Lendakaris Muertos, el viernes, en el Teatro de las Esquinas, con todas las entradas de pista ya vendidas. O las de Demetrio en La Lata de Bombillas y de Reverend Shawn Amos en la Rock and Blues, el jueves. Calibre 91 y Sigilosa Baby, en La Ley Seca, Sr. Isasi, en Las Armas, Daniel Higiénico, en El Refugio del Crápula, y Skinny Flex, en la López, son más las propuestas que llegarán el viernes. Y el sábado, Joe Crepúsculo y The Violet Cluster serán los protagonistas de La Casa del Loco y la Creedence.
