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19 abril 2024

Laura Latorre: “Desde que aprendí a escribir, eso he hecho, escribir historias”

Go Aragón entrevista a la periodista y escritora Laura Latorre, que acaba de publicar su primer libro, 'Un martes cualquiera'. En esta recopilación de relatos, la temática social y los grandes asuntos existenciales tienen cabida, abordados desde una perspectiva muy personal y directa.

La periodista y escritora zaragozana Laura Latorre (Zaragoza, 1993) acaba de publicar ‘Un martes cualquiera’, una recopilación de relatos que abordan temas muy diferentes, muchos de ellos, con un marcado poso social. De la ternura a la crudeza y del sarcasmo a la vulnerabilidad, el libro muestra un universo rico en matices y valiente con los grandes asuntos que conciernen al ser humano. Latorre, colaboradora de Go Aragón, desgrana en una entrevista con este medio algunas de las claves de su primera obra, editada por Pregunta Ediciones.

¿Qué te ha llevado a escribir este libro?

Las historias que componen el libro las he ido escribiendo a lo largo de unos 6-7 años de mi vida. Digamos que no nació ese proyecto con la idea de escribir un libro de relatos, sino que conforme iba teniendo ya bastantes, me lo planteé. Es verdad que no hay un hilo común, pero sí ciertos temas que se repiten.

Si no me equivoco, esta afición por escribir te viene de hace años, incluso con algún reconocimiento ya cuando eras niña…

Fue un premio de Caitú, en el 2005. He escrito desde pequeña, siempre he tenido mucha imaginación, me he inventado muchas historias y desde que aprendí a escribir, eso he hecho, escribir historias; siempre me ha gustado. Digamos que hasta mi carrera profesional la elegí un poco en función de que me gustaba escribir. Llevo escribiendo toda mi vida, precisamente por eso da más vértigo dar el salto a que lo que llevas mucho tiempo escribiendo vea la luz.

¿En qué momento decidiste que, con el material que ya tenías, podías crear un libro?

No sabría decir un momento concreto, pero sí que ya tenía mis veintialgos y estaba más satisfecha con lo que escribía y que podía ser interesante, que abordaba temas que podían gustar, fue cuando dije ‘a lo mejor esto no se me da mal y tengo que apostar por algo que llevo toda la vida haciendo’. Fue el año pasado, cuando vi que me acercaba a los treinta, que lo iba dejando pasar, supongo que por miedo, procrastinación… y me lancé.

¿Estás contenta con el resultado?

Sí, estoy contenta, la verdad. Estoy todavía disociada, a veces pienso que todo es una simulación (ríe) y que no me está pasando de verdad. Son tantos años escribiendo cosas para mí, y que de pronto sea real… me está costando hacerme a la idea.

Estás acostumbrada a publicar, pero como periodista, ¿qué diferencias existen entre los dos ámbitos a la hora de escribir?

Latorre posa con su libro. FOTO: Marcos Díaz
Latorre posa con su libro. FOTO: Marcos Díaz

Diferencias, todas, porque es verdad que en el periodismo tienes que cumplir unas normas, tiene que haber claridad, tienes que contar unos hechos, no puedes meter literatura ni ficción, por supuesto. Y, cuando escribo relatos, siempre es en ficción, me gusta moverme en ese terreno en el que a lo mejor no explicas las cosas del todo porque no hace falta, porque puedes sugerir, porque lo dejas a la imaginación, y eso no lo puedes hacer en una noticia, o no deberías. A veces cuesta cambiar el chip, cuando pasas el día escribiendo periodismo o comunicación corporativa, como también es mi caso, cambiar entre todos esos códigos de escritura y la ficción cuesta un poco. Cuando empecé a trabajar como periodista me di cuenta de que me contaminaba, que se sumergía en mi labor de escritora cuando quería escribir ficción dejándolo todo muy claro. Hasta que aprendes a cambiar el chip entre una cosa y otra.

El periodismo, con sus normas, da unos cauces, pero la libertad de la literatura también tiene que ser un abismo, ¿no?

Claro, porque al no haber un camino para escribir un relato, por un lado tienes lo bueno de que existe libertad total, pero vas un poco a tientas a veces.

¿Este va a ser el primero de más libros?

Me gustaría que sí porque no creo que deje de escribir si puedo, pero ya te digo que, de momento, estoy viviendo poco a poco esta experiencia y no tengo ninguna idea concreta en marcha.

En este caso te centras en los relatos, ¿te gustaría abordar otros géneros?

Sí, porque yo creo que hay temas que me gustaría tratar y que a lo mejor encajan más en otros géneros más largos como la novela. Pero, de momento, es todo como un pensamiento muy vago e inconcreto.

En este libro se nota el importante peso que tiene la música en tu vida…

Total. Esto que digo no es nada original, pero no puedo vivir sin música, mi día a día se explica y avanza gracias al ritmo de la música. En el libro quería abordarla desde tres aspectos: como banda sonora del día a día de los personajes; por otro lado me interesaba como bote salvavidas, porque muchas veces es la música o un determinado grupo el que te ayuda a salir adelante, y el tercer aspecto, que se ve en varios relatos, es el papel que juega la música como nexo entre personas.

La escritora Laura Latorre acaba de publicar su primera obra, 'Un martes cualquiera'. FOTO: Marcos Díaz
La escritora Laura Latorre acaba de publicar su primera obra, ‘Un martes cualquiera’. FOTO: Marcos Díaz

Se puede ver en algún relato a la música como una manera de descubrir el mundo, ¿no?

Sí. Creo que a veces necesitamos algo que nos abra un poco al mundo, sobre todo a ciertas edades. En el caso del relato, el chaval tendrá unos 12 o 13 años y es una edad en la que todavía vives en tu burbuja, no entiendes el mundo que te rodea y es verdad que la música en eso ayuda totalmente a descubrir el mundo, pero también, en lo personal, sentimientos a los que no sabes poner nombre hasta que no hay una música que te abre los ojos.

También hay vinculación musical con tu ciudad, con un relato en el que tienen mucha presencia las canciones de Héroes del Silencio…

Sí, soy muy fan de los Héroes del Silencio. En ese relato, la protagonista está viviendo un mal momento en su vida, tiene ansiedad, una depresión, está atrapada y no puede escuchar música porque todo le recuerda a algo, es una persona muy nostálgica. Digamos que encuentra ese refugio en los Héroes, que le cobijan, le dan refugio, pero por otro lado tiran de ella. No podían faltar.

En este relato que comentas abordas la salud mental, pero no es el único tema sensible que trata el libro. También tienen espacio la muerte, la violencia de género, la agresión sexual. Te atreves con temas muy duros.

Es verdad que ha habido gente que me ha dicho que se esperaba algo más alegre. A lo mejor luego escribo sobre otras cuestiones y me interesan otros temas, pero hay asunto sociales que me interesan mucho, como la violencia de género o la salud mental. Y, al interesarme, también he querido abordarlos desde la ficción. Y la muerte no deja de ser uno de los grandes temas de la literatura; cuando escribimos sobre la muerte también intentamos analizar esos miedos que tenemos. Es algo que asusta, que genera muchas incógnitas y angustia, y la pérdida es algo que nos va acompañando a lo largo de nuestra vida, pierdes esperanzas, parejas, personas… Yo creo que la vida es un constante sobreponerse a esas pérdidas y encontrar el sentido que tiene a pesar de ese ir dejando atrás.

Latorre, en una calle de Zaragoza. FOTO: Marcos Díaz
Latorre, en una calle de Zaragoza. FOTO: Marcos Díaz

Por cierto, que también está en el relato la vida y su comienzo. Las dudas que plantean los personajes, ¿pueden tener un poso generacional?

Yo creo que sí, no puedo hablar por todo el mundo, pero pienso que las generaciones anteriores, lo de tener hijos ni se planteaba, solo el cuándo los iban a tener; era un mandato con el que cumplir. Afortunadamente, ahora ese mandato ya no es tal, hay mucha más libertad y más compresión por parte de la sociedad, pero sigue estando presente esa presión. Y creo que, también, cuando te planteas si quieres tener hijos o no, surgen muchísimas dudas. Lo que quería reflejar es hasta qué punto, cuando tomas la decisión de ser madre y tienes dudas, te está influyendo lo que los demás piensan de ti. Es para lo que te llevan educando toda la vida, porque a las niñas les ponen una muñeca en brazos desde que no saben ni andar. Es algo muy naturalizado, pero no deja de ser parte de ese mandato social. Cuando te planteas romperlo, estás rompiendo con algo que se te ha inoculado desde pequeña, desde muchísimos factores, y que a lo mejor no eres consciente de que estaban ahí.

Una presión que recae, en especial, sobre la mujer…

Sí, totalmente, a los hombres no se les presiona tanto en este caso. También porque, como se suele decir, su edad biológica es más amplia que la nuestra. Se cuestiona mucho más el cuándo los vas a tener y cuando ya los tienes. Por ejemplo, internet está lleno de vídeos de un padre haciendo coletas a su hija, los padrazos del año, pero de una madre no existen porque se da por hecho que es lo que tiene que hacer. Es algo que en una mujer se ve normal y que en un hombre se premia. Está genial que lo hagan, que cada vez haya más corresponsabilidad, pero en general, como sociedad, hay diferencias.

El libro tiene pasajes muy crudos, ¿fue algo deliberado o surgió de una manera natural?

Creo que hay cosas que no hay que edulcorar, hay ciertas realidades que son como son y que es mejor abordarlas de frente. Es como yo entiendo la literatura que me gusta leer y que intento escribir. En relatos en los que se intenta hacer cierta crítica social, no haces ningún bien edulcorando o dando rodeos. Pero, a la hora de escribir, tampoco me gusta recrearme en el morbo y lo he intentado evitar.

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