Fue a finales de abril cuando la Comisión Europea anunció que Zaragoza estaba entre las 100 ciudades climáticamente neutras, una misión que busca que las elegidas logren el objetivo de cero emisiones en el año 2030, dos décadas antes que lo que marca la UE para el resto de los municipios. Este reconocimiento, además de abrir las puertas a nuevos fondos y vías de financiación en condiciones favorables para lograr esa meta, pone a la capital aragonesa en el mapa de la transformación urbana y lleva a su ayuntamiento a asumir un reto potente, pero del que no rehúyen.
“Realmente es un objetivo ambicioso, exige mucho trabajo y mucha responsabilidad, pero estamos muy contentos”, destaca la consejera de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca, una de las áreas más involucradas en lograr estas metas por lo que supone el transporte urbano en términos de emisiones de dióxido de carbono.
De hecho, uno de los proyectos más importantes en esta dirección es el de la sustitución de los autobuses urbanos convencionales por eléctricos. En la segunda parte año está previsto que vayan llegando a la ciudad 68 vehículos nuevos, que se sumarán a los cuatro que hay actualmente, lo que supondrá que más del 25% la flota sea eléctrica.
No será la única medida en ese sentido, sino que esta circunstancia ha llevado a la transformación de las cocheras para poder cargar los nuevos autobuses. No se trata de una cuestión baladí, puesto que es el proyecto de electrificación del transporte público más importante de España, cuyas obras ya están en marcha desde marzo.
“El que se está haciendo en las cocheras con la electrificación es realmente muy ambicioso, no hay otro similar en España y nos dicen incluso que en Europa. Sobre todo, por la dimensión que tiene. Nos va a permitir hacer la carga nocturna de más de 70 autobuses de forma directa”, subraya Chueca, que espera que las obras ya estén listas para el mes de septiembre, a punto para recibir los nuevos vehículos.
Sin embargo, la consejera incide en que esta no es la única medida que ha tomado el ayuntamiento para lograr su objetivo, sino que se suman “muchas otras que se están haciendo en rehabilitación de vivienda, para ahorrar emisiones, y otras relacionadas con el tema de energías limpias, el tratamiento de residuos y la sustitución de vehículos de los servicios públicos”, como por ejemplo, los del servicio de limpieza, cuyos nuevos pliegos solicitan su sustitución por otros cero emisiones.
Infraestructuras para acompañar la transformación del motor
Aunque la sustitución de los autobuses resulta la medida tomada por el consistorio que más ahorro de emisiones de dióxido de carbono puede suponer para la ciudad, con una estimación de 620.000 toneladas de CO2 a lo largo de la vida útil de cada uno, desde Movilidad también trabajan en favorecer el cambio al coche eléctrico.
La consejera explica que el sector del automóvil se va a ir transformando y que todos los expertos coinciden en que habrá una aceleración en ese sentido en los próximos dos años. “Para que eso sea real, las infraestructuras tienen acompañar esa transformación”, destaca.
Con esa meta, la ciudad dio luz verde a finales de junio a los expedientes para la instalación de 37 estaciones de recarga de vehículos eléctricos. Este proyecto se traduce en que los puntos de recarga municipales se multiplicarán por 20, pasando de siete a, al menos, los 149 previstos en el pliego.
“Aunque hoy en día no existe esa demanda, lo que queremos hacer es anticiparnos y prestar el servicio para los vecinos de la ciudad y para los que viajan”, cuenta Chueca, que destaca el papel de Zaragoza como ciudad de tránsito entre grandes núcleos como Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia y cómo los conductores necesitarán detenerse para cargar sus coches. Por ello, considera “un impulso” para la capital aragonesa que los viajeros se detengan a hacer la recarga en la ciudad y, de paso, aprovechen para un café, comer o hacer turismo.
Tres patas para cambiar la energía de la ciudad
Las actuaciones implementadas con el objetivo de lograr ser climáticamente neutra en 2030 obligan a un esfuerzo transversal, es decir, que varias áreas municipales actúen con distintos proyectos para lograr ese objetivo. Además de las actuaciones en Movilidad, el consistorio zaragozano cuenta con un plan de transformación energética que tiene tres patas y en el que también participa Urbanismo.
Así,, dentro de este plan está, por un lado, el aprovechamiento de los equipamientos municipales para lograr energía, y, por otro, el de los polígonos industriales, que serviría para alimentar a las empresas que acogen. Ambos proyectos los lidera el área de Urbanismo, mientras que la última pata del plan corresponde a Movilidad y pasa por utilizar los aparcamientos para generar comunidades energéticas vecinales.
Con esta idea se instalarán placas solares aprovechando los espacios de titularidad municipal como son las cubiertas de edificios, algunos solares en propiedad del consistorio y la creación de marquesinas en aparcamientos públicos. El resultado final será convertir a Zaragoza en referente nacional en cuanto al autoconsumo de energía verde y sostenible, así como reducir la factura eléctrica tanto de las familias y pymes zaragozanas como del propio ayuntamiento.
“Lo que estamos haciendo con los aparcamientos y las comunidades energéticas es una innovación, no hay un referente ni un histórico”, destaca Chueca. En este caso, desde el consistorio han sacado a consulta pública el proyecto, con el fin de recoger mejoras o sugerencias del mercado antes de lanzar la licitación definitiva, que llegará “en breves”.
Este plan municipal pretende crear, empezando en la margen izquierda, múltiples comunidades de autoconsumo compartido de energía eléctrica renovable, dirigidas tanto a domicilios particulares como a comercios ubicados en un radio máximo de 500 metros. Se calcula que, en total, se podrían beneficiar más de 20.000 hogares y 200 negocios.
Marcar el camino del futuro
Estas marquesinas se ubicarán en zonas de estacionamiento ya existentes y serán instaladas, mantenidas, operadas y gestionadas por los concesionarios a lo largo de un periodo de 25 años. Según las estimaciones que maneja la consejera, pertenecer a una de estas comunidades podría suponer a los vecinos un ahorro en la factura de la luz de al menos un 30%.
“Realmente, Zaragoza, en lo que tiene que ver con la transformación energética de las ciudades hacia energías más limpias, está siendo pionera con estas tres patas. No tenemos un modelo en el que mirar y eso tiene que ver mucho con ser parte de la misión de las 100 ciudades climáticamente neutras. Estamos siendo el laboratorio de innovación del modelo de ciudad del futuro. E Innovar siempre lleva riesgo y también es más divertido”, bromea la responsable municipal.
Mirando hacia los próximos años y hacía atrás, Chueca cree que la ciudad tuvo unos momentos estelares con la Expo, en 2008, pero desde entonces y hasta 2019 “había caído en el olvido, se había dejado de invertir en Zaragoza y apenas se oía hablar de que pintase mucho”.
“Creo que en eso hemos conseguido darle la vuelta, hemos atraído inversión por parte de empresas privadas y hemos sido capaces de innovar y generar proyectos de interés”, argumenta. “Y que los ojos de Europa y de otras ciudades de España se vuelvan a poner en Zaragoza para marcar un poco el camino de lo que tienen que ser las ciudades del futuro”, concluye.