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9 septiembre 2024

Redefiniendo el concepto vacacional: La esencia del descanso en el bienestar personal y profesional”

La transformación del mercado laboral exige un giro en el concepto vacacional. El origen de las vacaciones laborales propició una evolución en las condiciones de trabajo que favoreció el bienestar de los trabajadores y su productividad, constituyendo un componente esencial de las políticas laborales modernas. En el vocabulario colectivo, manejamos palabras relacionadas con esta época del año y para referirnos a ella, hablamos de desconectar, relajarse y recargar energías.

Sabemos de manera racional que el descanso es necesario para nuestra salud física y mental y que juega un papel crucial en nuestro desarrollo personal y profesional. Pero imbuidos en nuestros días veraniegos, la emoción, en el amplio sentido de la palabra, se adueña de nosotros. El frenesí por la multiactividad y las relaciones sociales agotan la mente y el cuerpo de aquellos que quieren “exprimir” sus días de descanso.

El auge de las “experiencias” estivales, las múltiples fiestas locales, festivales, visitas organizadas, conciertos, actividades culturales y deportivas, unido a la necesidad de formar parte de ellas (y dejar constancia en las redes sociales), hace que se pierda el origen primigenio de descanso que revierta en nuestro bienestar personal y profesional. Aunque todo ello puede ser emocionante y enriquecedor, su amplísima variedad y la intensidad de las actividades llevadas a cabo en un corto periodo de tiempo, inciden en aquellos aspectos que precisamente queríamos paliar.

El estrés psicológico formado por la presión por participar en todas las actividades, cumplir con los horarios y aprovechar “al máximo” el día a día, inciden directamente en la calidad del sueño, la ansiedad y la salud en general, motivados por la fatiga y el cansancio. Las lesiones, accidentes y caídas durante la práctica de deportes o actividades a los que no se está acostumbrado, llenan los ambulatorios de los lugares veraniegos junto a las deshidrataciones, golpes de calor y los problemas digestivos.

Si bien uno de los aspectos más importantes del descanso veraniego son las relaciones interpersonales, suelen tener un impacto importante en los problemas postvacacionales. La mala alimentación propiciada por el tiempo comprimido para hacer todas actividades programadas, o el exceso respaldado por las numerosas reuniones con distintos grupos de amistades asociadas, además del consumo de alcohol, abonan el terreno perfecto para el malestar y la poca energía para la vuelta laboral.

Si vivimos en un tiempo de transición económica, laboral y, por tanto, profesional, debemos transitar a un nuevo modelo vacacional. Acoger las vacaciones como un derecho para la mejora de la calidad de vida, para mantener un equilibrio entre nuestro periodo laboral y el descanso y disfrute, debería situarse mucho antes que la lista de lugares a visitar o actividades a acometer.

El objetivo de las vacaciones laborales debería fundamentarse en el descanso, en la recuperación física y mental. Si el estrés sigue en el ranking de los problemas en el trabajo, parece razonable reducirlo con el descanso para bajar los niveles de cortisol. Y, sin embargo, es justo lo contrario que hacemos con la incansable variedad de actividades durante las vacaciones.

Si permitimos un descanso adecuado, tanto nuestro cuerpo como nuestra mente rejuvenecen, lo que nos lleva a ser más productivos y creativos. Descansar mejora la concentración, propicia una toma de decisiones más calmada y efectiva y ayuda a enfrentar los desafíos con mayor claridad. Acojamos estas vacaciones como un placer necesario y una inversión en nuestro bienestar personal y profesional. ¡Feliz verano!

marisa de felipeMarisa Felipe Coach y escritora

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