Al restaurante Rodi se le conoce como ‘la cocina de la garnacha’, tal es su vinculación con el vino. Sus responsables, las hermanas Blanca y Mari Carmen Rodríguez lo utilizan en numerosas elaboraciones, e incluso han ‘inventado’ varios productos que se pueden encontrar en tiendas gourmet, como la sal de garnacha o los garnachicos, unos mazapanes de vino con un 40 por ciento menos de azúcar que el clásico. El pasado mes de julio, todo ese trabajo y esfuerzo por la innovación desde el respeto a la tradición fue premiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
“Se me pone la carne de gallina al recordarlo. Ha supuesto el reconocimiento a todo ese esfuerzo de dos mujeres en el medio rural, sin parar, a las duras y a las maduras”. Así cuenta Mari Carmen lo que supuso para ella y su hermana el galardón. Y también para sus padres, aunque ya no estén: “Han tenido mucho, mucho que ver. Estarían muy orgullosos”, añade emocionada.
Sus padres, Joaquín y Adelina, fueron quienes, hace 53 años, decidieron abrir una fonda-restaurante en la parte baja de su casa: “Mi padre había tenido un accidente con el tractor que le dejó secuelas, pero podía estar tras el mostrador”, recuerda Mari Carmen.
Cuando falleció su madre, las dos hermanas decidieron seguir adelante con el negocio: “Blanca es una gran cocinera, dice que nuestra madre le lleva la mano, y tiene mucha creatividad. Y de ahí vienen muchos de los productos que vamos creando”. Porque, a pesar de seguir una tradición de más de cinco décadas, en el restaurante Rodi se apuesta por la innovación y les gusta experimentar, así nacieron productos como los garnachicos: “Para hacer lo que hace todo el mundo, no lo hacemos. Queremos hacer cosas nuevas y que sean nuestras”.
Una forma de entender el negocio, pegada al territorio, que, asegura, no va a cambiar tras recibir el premio: “Nosotras somos como somos, hemos nacido aquí, tenemos un estilo de vida y de trabajo y no va a cambiar. Vamos a seguir haciendo lo que mejor sabemos hacer, que es esto, innovar y crear”.
Los imprescindibles del Rodi
Preguntada por lo que no debemos dejar de pedir si visitamos su restaurante, Mari Carmen recomienda sin dudar la lubina a la sal de vino de garnacha, el bacalao a la baturra o la última creación del establecimiento: raviolis de trigo duro ecológico rellenos con una longaniza cuya receta se hacía en casa cuando eran jóvenes. En ella incluyen, por supuesto, la garnacha, esta vez en forma de vinagre de vino de esta variedad.
Se trata de platos inspirados en lo que han vivido: “Tenemos viñedos y hemos visto a mi madre y a mi abuela cocinar con vino, hacer cosas con la uva, el mostillo, el arrope…”.
Tras la pandemia, comienzan a ver la luz
En ocasiones, ni todo el esfuerzo del mundo puede evitar que lleguen malos momentos. Y eso es justo lo que le ha pasado a la hostelería en el último año, con importantes restricciones que les han impedido desarrollar su negocio por completo. El Rodi no ha escapado de esta situación, aunque Mari Carmen confía en que lo peor ya ha pasado: “Hemos vivido momentos complicadísimos, hemos sufrido mucho y más en un pueblo. La reducción de movilidad nos ha afectado porque estamos en un cruce y dependemos mucho de la carretera. Pero yo voy viendo luz, hay más movimiento, parece que la gente va teniendo menos miedo”.
Esa mentalidad positiva es lo que ha hecho que las propietarias hayan salido siempre adelante: “Hemos pasado tantas crisis como veces nos hemos levantado, nunca nos hemos acobardado y siempre hemos tirado para adelante. Al mal tiempo buena cara. Cuando más difíciles estaban las cosas, más creatividad y más historias para seguir adelante”.
Y esa constancia, considera Mari Carmen, es precisamente lo que ha hecho que el premio Alimentos de España recaiga en su restaurante. Un establecimiento cuyo futuro tienen claro sus dos responsables: “Queremos que siga siendo el referente de la cocina de la garnacha en el Campo de Borja y en España entera”.