En lo alto de un cerro en la provincia de Teruel se alza el imponente Castillo de Peracense, conocido también como la gran fortaleza roja debido al distintivo color del rodeno, la piedra local con la que está construido. Esta fortaleza no solo es una obra maestra de la arquitectura militar medieval, sino también un testimonio de la rica historia de la región.
Un testimonio de la Historia
El nombre del castillo proviene del color rojizo del rodeno, el mismo material que compone la elevación sobre la que se asienta, creando una continuidad natural entre la estructura y su entorno. La fortaleza, una de las claves defensivas de Castilla en el siglo XIII, se construyó sobre una anterior fortificación árabe del siglo X, que a su vez se erigió sobre restos aún más antiguos.
El sitio ha sido testigo de múltiples civilizaciones: desde la Edad de Bronce, con grabados en la roca relacionados con rituales de fertilidad, pasando por los celtíberos y romanos, hasta la ocupación árabe y la construcción del actual castillo en el siglo XIII. Esta larga historia añade capas de significado a cada piedra del castillo.
Arquitectura y estructura
El Castillo de Peracense sigue siendo impresionante en la actualidad. Su planta abarca 4,000 metros cuadrados, divididos en tres recintos concéntricos: el inferior, el intermedio y el superior.
– Recinto Inferior: Aquí se encuentra la entrada principal del castillo, que da la bienvenida a los visitantes con una muralla de tres metros de espesor reforzada por tres torreones. En este recinto se puede ver una exposición permanente de armas medievales.
– Recinto Intermedio: Este nivel albergaba las áreas de vida diaria, como dormitorios, cocinas, letrinas, talleres y un aljibe con capacidad para almacenar 60,000 litros de agua. También se encontraban aquí la cárcel, la capilla y una segunda puerta que conducía a la antigua aldea de Los Casares.
– Recinto Superior: Este era el corazón defensivo del castillo, ofreciendo vistas panorámicas desde su punto más alto a 1,365 metros sobre el nivel del mar. Su diseño dificultaba el acceso no deseado, con varios niveles de terrazas que conectaban diferentes áreas como la residencia principal y la falsa torre.
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De defensa medieval a patrimonio cultural
Tras la unión de las coronas de Castilla y Aragón, el castillo cayó en desuso hasta que fue reutilizado durante las guerras carlistas del siglo XIX, periodo en el cual se realizaron modificaciones en sus torres. En el siglo XX, el Gobierno de Aragón inició su reconstrucción y conservación, culminando en 2006 con su inclusión en el listado de Bienes de Interés Cultural del Patrimonio Cultural Aragonés.
Atractivos en los alrededores
Aunque el castillo en sí mismo es una visita obligada, la zona que lo rodea ofrece muchas otras atracciones para los visitantes:
– Carrasca de los Tocones: Un árbol milenario que es un testimonio viviente de la naturaleza de la región.
– Senderos y Rutas: Los caminos que rodean la fortaleza están señalizados y tienen diferentes niveles de dificultad. Destacan el mirador astronómico de los Panderones y los pinares de San Ginés.
– Ronda del Asalto y Peña de la Montera: Rutas que permiten imaginar los ataques medievales y explorar las antiguas canteras de rodeno.
– Pueblo de Ródenas: A 45 minutos a pie del castillo, este pueblo forma parte del Parque Cultural Sierra de Albarracín y destaca por sus casas de piedra de rodeno, la iglesia de Santa Catalina del siglo XVI y una cisterna musulmana.
El Castillo de Peracense no es solo una impresionante fortaleza medieval, sino un viaje a través del tiempo que permite a los visitantes conectarse con la rica historia y el paisaje único de Teruel.