El centro público zaragozano destaca por su enfoque inclusivo, su innovación educativa y su impacto real en contextos vulnerables.
Un modelo de transformación social desde la escuela pública
El CEIP Ramiro Soláns, situado en Zaragoza, ha sido seleccionado como finalista del Premio Princesa de Girona Escuela 2024, un galardón que reconoce a centros educativos de toda España por su contribución a la transformación social a través de la educación.
La Fundación Princesa de Girona dará a conocer el centro ganador el próximo 10 de junio en CaixaForum Madrid, en el marco de una jornada dedicada a la innovación educativa.
Inclusión, éxito educativo y comunidad
Este centro de Educación Infantil y Primaria atiende a una comunidad escolar con un alto índice de vulnerabilidad:
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53 % del alumnado es migrante
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43 % está en riesgo de exclusión social
A pesar de ello, los resultados son notables. Desde 2004, el CEIP Ramiro Soláns ha logrado:
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Reducir el absentismo escolar del 40 % al 4 %
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Aumentar la tasa de éxito educativo del 5 % al 70–80 %
Todo ello mediante un proyecto educativo centrado en competencias clave como la gestión del cambio, la autoestima, la empatía, el lenguaje positivo o el trabajo en equipo. Su objetivo: formar alumnado capaz de transformar su entorno.
Reconocimientos nacionales e internacionales
El CEIP Ramiro Soláns no es nuevo en el panorama de la innovación educativa. Entre sus reconocimientos destacan:
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Premio Nacional de Aprendizaje Servicio (2020) a la equidad de género
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Finalista del Premio Europeo de Innovación para la Inclusión, otorgado por la European Network of Innovation for Inclusion
El equipo docente del centro define su filosofía como “innovación basada en conocimiento que genera impacto real en alumnado, familias y barrio”. Una visión donde el profesorado actúa como masa crítica y el alumnado como agente de cambio.
Un referente aragonés en la educación transformadora
La nominación al Premio Princesa de Girona Escuela 2024 sitúa al CEIP Ramiro Soláns como referente nacional en educación inclusiva, fortaleciendo el papel de la escuela pública como motor de cambio y cohesión social.
El próximo 10 de junio, Zaragoza estará pendiente de una decisión que no solo premia un modelo pedagógico de éxito, sino también el compromiso, la resiliencia y la esperanza de toda una comunidad educativa.