La carne de cerdo española ha sido la protagonista indiscutible en las exportaciones agroalimentarias a China, ocupando un impresionante 63% del total. Sin embargo, el reciente anuncio de una investigación ‘antidumping’ por parte de China contra las importaciones provenientes de la Unión Europea ha generado incertidumbre en el mercado agroalimentario español.
Aunque la producción nacional china sufrió una disminución considerable a causa de la peste porcina en 2018, lo que abrió puertas para los productores españoles, su reinado parece estar llegando a su fin. Con un descenso del 66.3% en las ventas durante los últimos tres años y con competidores emergentes como Brasil y Argentina, es evidente que el futuro no pinta tan favorable.
Expertos señalan que este impacto adverso no se limitará al sector cárnico, sino que podría extenderse a otros rubros dentro de la industria agroalimentaria. Además, advierten sobre los riesgos potenciales si se desata una guerra comercial con China.
Las cifras demuestran que estas preocupaciones no son infundadas: aunque actualmente España goza de un superávit positivo con China, este ha disminuido significativamente desde 2019. Es crucial encontrar estrategias efectivas para evitar una mayor deterioración en estas relaciones comerciales tan importantes para ambos países.
El panorama también muestra cambios significativos en las importaciones: mientras España sigue siendo uno de los principales proveedores alimentarios para China -ocupando el noveno puesto- sus exportaciones siguen experimentando descensos tanto en valor como volumen.
En 2023, las exportaciones agroalimentarias y pesqueras de España a China representaron el 2,7% del total de las ventas de este sector a nivel global, mientras que las importaciones procedentes de China constituyeron el 2,5% del total de las compras, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
La balanza agroalimentaria entre España y China cerró con un saldo positivo de 500 millones de euros para España, lo que supone un incremento del 19,4% en comparación con el superávit registrado en 2022. No obstante, este resultado es un 57% inferior al superávit alcanzado en 2019.
Las exportaciones a China, que ocupa el noveno lugar entre los principales compradores de alimentos de España, han mostrado una tendencia decreciente, registrando entre 2019 y 2023 una disminución del 17,2% en valor, alcanzando los 1.882 millones de euros, y del 36,3% en volumen, descendiendo a 854.099 toneladas.
Por el contrario, las importaciones desde China, país que se sitúa en la undécima posición entre los proveedores de alimentos a España, pese a haber disminuido un 35,3% en valor entre 2022 y 2023, situándose en 1.381 millones de euros, y un 32,4% en volumen, alcanzando las 631.793 toneladas, muestran una tendencia alcista en los últimos cinco años, con incrementos del 24,5% en valor y del 13,3% en volumen.
Este comportamiento también se refleja en el análisis por productos, donde, entre los diez alimentos más exportados a China, únicamente el pescado congelado (+36,9%), los zumos (+43,7%) y la carne y despojos comestibles, salados o en salmuera, secos o ahumados (+14,5%) han registrado aumentos en valor entre 2021 y 2023.
La estructura de las importaciones presenta un perfil muy diferente, ya que el gasto que realiza España en los diez productos que más adquiere de China ha aumentado entre 2021 y 2023 en todos los casos, salvo en grasas y aceites cocidos, oxidados y deshidratados (-59,1%) y moluscos (-2,5%).
Entre los incrementos más destacados en este periodo se encuentran las compras de legumbres y hortalizas en conserva (+38,5%), tripas, vejigas y estómagos de animales (+33,8%), y conservas de pescado (+32,6%).













