David Lozano vuelve a ocupar un lugar central en la narrativa juvenil con Intruso, la novela con la que ganó en 2024 su segundo Premio Gran Angular, casi dos décadas después del primero. Lejos de cerrar un ciclo, esta obra supone una reafirmación literaria y ética: un relato incómodo y necesario sobre los delitos cometidos por menores y los límites de la empatía. Escritor zaragozano con trayectoria sólida, Lozano suma además el Premio Edebé de Literatura Juvenil 2025 por La Cacería, consolidando un doblete que muy pocos autores pueden exhibir. A su labor como novelista se suma su actual responsabilidad como director de la Aragón Film Commission, desde donde impulsa el territorio como plató para grandes producciones.
Cuéntanos cómo estás viviendo este momento y luego dime: ¿quién estaba disfrutando más, el David de 2006 con su primer Gran Angular o el de 2025?
Lo primero ha sido volver a cumplir un sueño. El Gran Angular es el premio más importante de España en literatura juvenil y me cambió la vida en 2006. Fue un punto de inflexión. Gracias a él, tuve acceso a las editoriales grandes. Ahora ha sido como reencontrarme con esa emoción: presentar un manuscrito, esperar el veredicto sabiendo que competía con autores muy buenos… Fue revivir todo eso. En 2006 me lo entregó el entonces Príncipe Felipe, y ahora ha sido Doña Letizia, quien me dijo: “Ya tienes el lote completo”. Fue muy especial. En 2006 era un inexperto, lo viví distinto, pero la emoción ha sido muy parecida.
¿Cómo crees que ha cambiado tu trabajo en estos casi veinte años?
Uno nunca termina de aprender a escribir. Cada nueva novela me ayuda a mejorar. Me he vuelto más profesional y ahora el proceso de escritura se ha hecho más técnico. Escribir tiene mucho de oficio y eso se aprende con la práctica. Mi estilo ha evolucionado y esta última novela está más acabada, más pulida.
¿Qué hace especial a esta novela?
Intruso se aparta de lo que suelo escribir. Es más intimista, más sentimental. Deja atrás el suspense y la acción, y aborda un tema incómodo: los delitos cometidos por menores. Es un mundo desconocido pero real, y me documenté mucho. Buscaba autenticidad, evitar el maniqueísmo. No hay buenos y malos claros. Incluso te obliga a empatizar con el presunto agresor. Es provocadora, y eso quería. Nos cuesta ver los grises. Es más cómodo juzgar, pero la vida real no es así. Todos somos imperfectos, y eso también lo muestra esta novela.
También has recibido, todavía más recientemente, el Premio Edebé de Literatura por la Cacería
El Premio Edebé es uno de los más importantes de España en literatura juvenil y un impulso muy significativo. Este tipo de respaldos y reconocimientos son fundamentales para la carrera de un autor y garantizan que una novela se publique con muy buena distribución, con visibilidad en medios y, para Cacería, es la mejor forma de llegar a las librerías y a los lectores.
Además, abordas temas de mucha importancia ahora mismo como son la inteligencia artificial o la realidad mixta
Respecto al argumento, he introducido elementos muy actuales. En este caso los personajes protagonistas van a correr un serio riesgo enfrentándose a determinadas amenazas vinculadas con un videojuego de realidad mixta gestionado por una inteligencia artificial. El elemento principal es el clásico de la gran máquina que se enfrenta al ser humano. No puedo hacer spoilers, pero los protagonistas tendrán que moverse por un pueblo abandonado cazando criaturas monstruosas digitales y se darán cuenta de que la distancia entre lo digital y físico en cuanto al daño y al peligro está mucho más cerca de lo que imaginaban gracias a los avances en la tecnología.
“El mundo va más rápido y eso se nota. Hoy en día, el ritmo narrativo debe ser más fuerte”
Has acompañado a generaciones de adolescentes. Algunos han crecido contigo. ¿Qué cambios has notado en ellos?
He visto una evolución clara. Mis lectores de 2006 ya han crecido, y muchos han dejado de leerme. Pero también hay nuevos. El mundo va más rápido y eso se nota. Hoy en día, el ritmo narrativo debe ser más fuerte. El lector joven vive rodeado de pantallas, con una atención más dispersa. La lectura exige concentración y eso, hoy, es más desafiante. Como escritor, es agotador, pero yo sigo escribiendo con el ritmo que necesita la historia. Si hay que detenerse, me detengo. Intruso es una novela profunda, y está funcionando muy bien.
Y cuando viajas a América, ¿qué te trasladan los lectores?
El adolescente es igual en todas partes, pero allí hay un toque más mágico. Valoran más el contacto con el autor. Sienten pasión al leer. Pero también tienen las mismas distracciones: las pantallas, la falta de tiempo. Al final, las diferencias no son tantas.
¿Qué mensaje crees que es el que más les llega de tus novelas?
El uso de la tecnología y las redes sociales aparece mucho en mis encuentros con estudiantes. Con Intruso, tratamos el acoso, el maltrato, los delitos cometidos por menores. Surgen preguntas sobre el bien y el mal, sobre la posibilidad de redención, sobre el dolor invisible. Hay una reflexión sobre si cualquiera puede actuar mal y si eso te convierte en mala persona. La novela plantea preguntas muy profundas.
Imagino que hablaste con expertos. ¿Te quedas con alguna reflexión personal?
Muchísimas. Visitar un centro de menores fue impactante. Ver cómo se cierran las puertas tras de ti… Es duro. Hablé con trabajadores sociales, psicólogos, conocí historias reales. Muchos de esos chicos no son malas personas, simplemente no han tenido suerte. Algo tan accidental como nacer en una familia determinada condiciona toda una vida. Me ha hecho más comprensivo, menos severo. Me ha enseñado a valorar lo que tengo.
¿Crees que todos los casos son reversibles?
No. Hay personas tan rotas que no tienen retorno. Otra cosa es la maldad pura, innata. Hablé con Pepa Horno, experta en infancias traumáticas, y me dijo que hay muy pocos casos así. La mayoría son fruto de circunstancias, de sufrimiento. Su visión es optimista, y yo comparto esa esperanza. Hay personas que logran rehacerse pese a todo.
En el futuro, ¿te gustaría seguir escribiendo sobre estos temas o explorar otras vías?
Disfruto mucho con la literatura juvenil e infantil. De vez en cuando colaboro con relatos para adultos, pero me siento cómodo aquí. Eso sí, escribo lo que me apetece. Si un día surge una idea para adultos, la abordaré. No descarto nada.
“En proporción, Aragón tiene un número de autores importantísimos”
Y en literatura infantil, ¿en qué estás trabajando ahora?
Acabo de entregar el cuarto título de una colección que coescribo con Diego Chozas: El Club Edison. Es una serie con un toque fantástico, sobre unos niños inventores que viven en Teriópolis, un lugar donde está prohibida la imaginación. Ellos intentan acabar con ese mundo gris mediante sus inventos. Ahora toca revisar y editar ese cuarto libro y ya estamos pensando en el quinto, que cerrará la serie.
Dejando a un lado la literatura, ¿cómo ves el panorama literario aragonés?
Goza de muy buena salud. Tenemos autores como Irene Vallejo, Manuel Vilas, Sergio del Molino, José Luis Corral, Javier Sierra… En infantil y juvenil también hay grandes nombres. En proporción, Aragón tiene un número de autores importantísimos.
Hablemos de tu papel en la Aragón Film Commission. ¿Qué balance haces?
Llevo poco tiempo, pero es un proyecto apasionante. La producción audiovisual está en auge. Las plataformas necesitan contenido y los rodajes tienen un gran impacto económico. Me siento muy cómodo en este entorno cultural. Es un reto, pero estoy contento.
“Aragón es una comunidad muy atractiva para los rodajes”
¿Cuáles son las virtudes de Aragón como plató de rodaje?
Su geografía: variada y espectacular. Su situación estratégica entre Madrid y Barcelona, y las buenas comunicaciones. Además, tenemos oficinas fílmicas que facilitan trámites y permisos y un buen tejido de profesionales técnicos. Aragón es una comunidad muy atractiva para los rodajes.
¿Qué proyectos se avecinan en este ámbito?
Hemos tenido grabaciones importantes, como un anuncio de Dior. Vienen más anuncios relevantes, y también varias películas. Incluso vamos a grabar un reality internacional. Poco a poco, Aragón va ganando presencia.
