Juan Capilla forma parte de esta estirpe de magos que cuidan al detalle su estética moderna y optan más por el sobrenombre de ilusionista. Al gran público les puede recordar a la famosa saga Ahora me ves que a Harry Potter. El calificativo de mago no le gusta tanto porque como “decir que tengo poderes”.
Ha explorado muchos caminos de esta disciplina, algunos más desconocidos como los shows corporativos o la venta de trucos a todo el mundo. En una entrevista con Go Aragon, Juan Capilla nos explica su trayectoria internacional y la gran estima que se tiene mundialmente a la magia española.
¿Para llegar a donde estás ahora, en qué ilusionistas te has fijado?
Mi máximo referente es un hombre que se llama David Blaine. Gracias a él, soy yo mago, porque un día estaba viendo la tele, coincidió que había un show de él y yo quedé maravillado. A raíz de esto desde entonces hasta ahora no he podido dejar un solo día de pensar en magia.
¿Con qué edad fue eso?
Catorce años.
¿Cómo empezaste a instruirte en ello?
Lo bueno que tenemos nuestras generaciones que no tuvieron gente más mayor es que hoy en día con Internet es mucho más sencillo, y hoy en día mucho más que cuando empecé. Había Internet, pero no era el boom de hoy en día de las redes sociales. Yo creo que como empieza en todo el mundo: un poco en casa, Youtube, buscando en algún foro…
Yo creo que si te gusta este mundillo, la magia es como un mosquito que te pica y ya no puedes dejar de pensar. En mi caso, empecé a conocer magos de Zaragoza y a juntarme con ellos. De repente hacía un viaje a un pueblo en el que había un festival, y ya conoces a magos de Barcelona y de Madrid. Poco a poco, eso te va a hacer estar en un ambiente en el que finalmente acabas de profesionalizarte.
¿En ese proceso de aprendizaje cómo te decidiste hacer magia con objetos cotidianos?
Siempre el cliché del mago es el típico mago con chistera y con cartas. Si ves mi estética, soy completamente lo contrario. Entonces, siempre me ha gustado mucho hacer magia con objetos que el espectador pueda reconocer, porque siento que lo vive más real, porque él conoce ese objeto. Lo ha tenido en sus manos.
Si yo de repente saco un objeto de mago raro, pese a que la magia pueda estar bien y la gente no sepa cómo va, siempre veo esa desconfianza por parte del público. Aprovechando mi estética moderna, intento hacer magia con cosas que todo el mundo reconozca.
Viendo tus redes y tus actuaciones, le das también importancia a esa estética más moderna. ¿Crees que los magos se están adaptando a eso o aún existe el mago de varita y sombrero?
Todavía existe, está guay que lo exista y hay magos que son geniales con esa estética. Para nada es una crítica, pero sí que es cierto que poco a poco todo mucha gente está trabajando este tipo de estética del mago moderno o de mago ilusionista de películas como Ahora me ves. Tiran a ese rollo del mago como fuera de esos cánones establecidos de la magia, pero todavía sigue habiendo magos muy clásicos que son la leche.
Pasando a más tu trayectoria fuera de Aragón y de España, recientemente estuviste en Francia actuando. ¿Cómo surgió la oportunidad?
Hay un mundo enorme que desde fuera nadie puede llegar a imaginar, porque, por ejemplo, para que aprendas un efecto de magia, has de comprarte un libro o un DVD que te lo explique, ¿no? Pero para poder comprar eso y tú entenderlo, hay alguien que lo ha creado y que lo ha comercializado.
En todo este mundillo hay como una sociedad de empresas muy grande y muy potente porque, pese a que el nicho es cerrado porque no hay mucha gente comparada con otras ramas artísticas o con otras profesiones, hay un público muy activo que le encanta y que compran un montón.
Entonces, yo, profesionalmente, aparte de actuar, me dedico a este lado más creativo de pensar nuevas ideas y comercializarlas. Hay un montón de empresas y yo he tenido la suerte de poder trabajar con algunas de las más top del mundo.
Eso de Francia era con una de estas empresas que es de Los Ángeles, y tienen gente currando también en Inglaterra. Reunieron a nueve magos de todo el mundo y fuimos a una casa en Francia a pensar en proyectos, nuevas reacciones…, un poco todo enfocado a este mundo de más de vender magia.
¿Cómo fue esa convivencia?
Fue la leche. A mí me hacía ilusión porque cuando yo tenía quince – dieciséis años que yo ya estaba un poco más dentro del mundillo esta gente ya existía. Veía desde el sofá de mi casa que se juntaban en Los Ángeles en una casa diez personas solo para crear y para estar divirtiéndose.
El otro día estaba yo ahí. Para mí es un sueño desbloqueado. Yo estaba en mi casa con quince años, desde el sofá diciendo “Ostras, ¿cómo se podrá hacer para trabajar con esta gente?”. Pero al final el secreto es trabajar día a día y focalizarlo, y finalmente ahí estaba yo.
En tu Instagram he visto recientemente que has colaborado con la marca Ellusionist. ¿Es una de estas compañías de las que hablas?
Sí. Si tú quieres aprender magia, has de comprar tu libro, has de estudiar… Antes solo había libros, hay ahora DVDs. Incluso te llega un QR y desde ahí entras a un video con una contraseña. Es una empresa que se dedican a formar magos. Ahora mismo tengo muchas actuaciones y muchos proyectos de yo como performer, pero también tengo la suerte de tener muchos proyectos de este tipo.
“Aquí en España pensamos en el efecto pero también en lo que hay detrás: ¿Qué queremos que el espectador experimente? ¿Por qué este objeto y no otro? ¿Por qué sacarlo de esta manera?”
¿Y qué otros proyectos has podido realizar fuera de España?
Hace dos años estuve dando una conferencia con un gran amigo y gran mago en el congreso de magia más grande del mundo que se hace en Blackpool. También estuvimos en Estados Unidos grabando magia con otra empresa diferente. En agosto vamos a Las Vegas a dar conferencias también, y al final de mi día a día con el trabajo internacional está con los proyectos de vender trucos.
Colaboro con tres o cuatro empresas. Ahora, con los que más estoy es con Ellusionist, pero que trabajo con más gente. Entonces, tengo un proyecto con estos, tengo dos con estos otros, uno que me está grabando por su cuenta en Taiwan, y mientras estoy con lo de no sé qué. Es un poco raro.
Has conocido a diferentes magos de diferentes lugares. ¿Se nota diferencia de un mago de un país o de otro, o más o menos es algo universal?
Sí que se siente, por ejemplo, la gente que no está en el mundillo no conoce que la primera potencia de magia del mundo es España. Es una pasada cuando, por ejemplo, cuando estamos en Estados Unidos. Solo por decir que éramos españoles nos decían: “Ah, okey, vénganse. Enséñame algo”. Tienen una imagen preconcebida de que la magia de España es la mejor.
En España se nota que nos preguntamos mucho las cosas: “Saco esto pero, ¿por qué o por qué lo pongo aquí? ¿Qué quiero transmitir y qué quiero contar?”. Y, por ejemplo, un americano igual es más directo. Piensa más en el efecto. Aquí en España pensamos en el efecto pero también en lo que hay detrás: ¿Qué queremos que el espectador experimente? ¿Por qué este objeto y no otro? ¿Por qué sacarlo de esta manera?
Todo está más estudiado y es más comunicacional, no tanto grandioso. También es verdad que hoy en día con redes sociales te puedes encontrar gente de todo el mundo con esta filosofía, pero es cierto que España es conocida por eso. Hay magos españoles que son los mejores del mundo. Hay gente que viaja por todo el mundo y es por la fama de la magia española y por ser muy buenos.
¿Nombres para los que conozcan menos?
Por ejemplo, aparte es un gran amigo, Mario López, que es increíble y ahora mismo es uno de los magos más contratados del mundo y de los que más viaja. Otro español que se llama Daniel Ortiz, el mejor mago de cartas del mundo. Ese tipo se recorre el mundo con una baraja en el bolsillo, y allá donde va lo peta en el mundo entero desde China hasta Brasil o hasta Estados Unidos.
¿Cómo convivís con la diferencia de idiomas?
Nos defendemos en inglés. Es una pena, porque como me explico en español, no me explico en inglés. Poco a poco ya he pasado ese miedo de hablar con público en inglés, pero de las primeras veces yo me recuerdo en un gran estudio de grabación en Estados Unidos, con cinco diciéndome “Go” y yo tener que empezar. Era como “ostras, que hago aquí”.
Y un poco ya trayéndolo aquí a Zaragoza, das clases y actúas en el Sótano Mágico…
Exactamente, sí, soy profesor de cursos en el Sótano, y aparte en el sótano hay una programación de magia que es brutal. Pasan por ahí los mejores magos del mundo. Puedes decir que esto suena un poco a click bait pero realmente es cierto. De vez en cuando actúo.
¿Crees que es suficientemente conocido por la gente de aquí de Zaragoza?
Creo que es conocido y que, sobre todo, el público que viene le encanta y repite. Mucha gente viene por primera vez, pero que hay un gran público de gente que dice que se lo han pasado muy bien y repiten igual cuatro o cinco veces al año. Ese día planean ir a cenar y luego al Sótano.
Yo creo que se podría conocer más por la gente. Estamos muy contentos, pero hay veces que no se ha llenado. Digo: “Ostras, con lo guay que ha sido esto y me da pena por la gente porque está increíble y simplemente la entrada está diez euros que no es nada”. Elena y Pepín, que son los dueños hacen un curro tremendo para que esté activo y para que vaya gente, y lo consiguen.
¿Cómo ves el panorama en Aragón? ¿Hay interés por la magia?
Estoy muy contento. Ahora hay una cosa en la que me estoy profesionalizando, que es en eventos corporativos trabajar mi figura como comunicador, utilizando siempre la magia y el humor como hilo conductor. Empresas contratan mis servicios si necesitan, por ejemplo, presentar un producto a sus potenciales clientes. He trabajado mucho con ZCB (Zaragoza Congresos). Han confiado en mí para presentar su nuevo dossier.
Hemos viajado por ciudades intentando vender Zaragoza a empresarios, por ejemplo, de Bilbao, de Madrid, de Barcelona, para que piensen en Zaragoza como un destino para crear sus eventos. Esto porque Zaragoza está en una situación en el panorama nacional muy interesante: muy bien conectada con Madrid y con Barcelona, el AVE, los precios son supercompetitivos -puedes gastar menos que en Madrid, por ejemplo, pero obteniendo la misma calidad-…
Mi tarea era contar esa historia de una forma divertida y sorprendente utilizando magia y comedia, pero quedando claro lo que queríamos transmitir. Entonces, eso ahora lo hago mucho, y realmente la gente se interesa. Un montón de empresas me preguntan. Algunas salen y otras no. Sí siento interés.
El ayuntamiento programa magia y muchos pueblos también contratan magia. Se siente que gusta y que quedan contentos. A mí me llaman diciéndome: “Vino el año pasado un mago, nos encantaría repetir con otro mago y nos ha recomendado a ti”.
Cuando se te acerca una empresa y te cuenta su producto, ¿cómo piensas ese espectáculo para combinarlo con tu magia?
Le interesa a las empresas hacer un show corporativo. Imagínate, si quieres presentar tu nueva zapatilla, pues yo pienso y creo magia para presentar tu nueva zapatilla. Como vengo del mundo de vender magia y de crear magia nueva, siempre mi día a día es plantearme retos y me encanta el poder ofrecerle a una empresa una magia que esté pensada para ellos.
Si, por ejemplo, quieres presentar tu zapatilla, como molaría que aparezca la zapatilla en la caja vacía; o si quieres presentar diferentes modelos, como molaría lanzar la zapatilla al aire, cambiara de color y ya estuviera ahí el 2º modelo. Me es complicado, porque no es hacer mi bolo de magia que simplemente cojo mis bártulos, voy y ya está; sino que me requiere a mí un trabajo de pensar, pero la verdad esque me encanta.