El Rock & Blues de Zaragoza se encuentra inmerso en su ciclo Divas, que hasta el 30 de mayo, ofrecerá varios conciertos en los que artistas femeninas de toda España animarán las noches zaragozanas con sus apuestas musicales alejadas de lo comercial. Es el caso de Alice & The Wonders, procedentes de Barcelona, que el pasado sábado 29 de marzo actuaron en el local. Pudimos entrevistar horas antes del concierto a Alejandra Rueda, cantante, compositora y “Alice” sobre el escenario.

“Me acuerdo que al principio me daba mucha vergüenza, porque pensaba: “¿Y si lo que estoy haciendo no le gusta a nadie?” Compartir algo tan íntimo como lo que escribes en tu habitación impone bastante”.
Vamos a rebobinar al principio. ¿Cómo descubriste tu amor por la música? ¿Qué fue lo que más te atrajo de ella?
Esto se remonta a un montón de años atrás, porque fue cuando yo era súper, súper pequeña, tenía siete años o así. Era súper fan de Mariah Carey y me gustaba mucho imitarla. Mi familia se dio cuenta de que yo cantaba, porque yo pensaba que esto lo hacía todo el mundo, que era algo súper genérico. Ahí fue cuando me di cuenta realmente de que me quería dedicar a la música de manera profesional. Cuando tenía 10 años, hicieron un casting en el colegio para un grupo infantil, y en aquella época, en el 96, fue un boom. Hicimos una película, programas de televisión y fue una experiencia súper chula. A raíz de eso se afianzó en mí la idea de querer dedicarme a la música. Luego, conforme fui creciendo, estudié piano, estudié música y fui probando en varias bandas. Empecé a componer mis propias canciones a los 18. Y por fin aterricé en esta maravillosa banda en la que estoy ahora.
¿Cuándo empezaste a componer ya tenías una idea del estilo musical hacia el que querías orientar tus canciones?
Cuando fui haciéndome más mayor, me atraía mucho el R&B. Veía un montón la MTV, donde salía mucha música R&B, como Destiny’s Child, Lauryn Hill… También me gustaba mucho el hip hop y el rap, y con el tiempo me di cuenta de que las instrumentales de hip hop muchas veces usaban samples de música antigua, y eso me llevó a escuchar a artistas de los años 50 y 60, como Aretha Franklin y Etta James. Desde entonces, he estado navegando entre muchos géneros, y al final creo que lo que hacemos ahora es como un compendio de todo lo que he estado escuchando desde pequeña. Nadie sabe bien cómo definir nuestro estilo, y creo que es porque son géneros algo dispares, aunque todos tienen un origen común.
Además de ser cantante, también eres compositora dentro del grupo. Vuestras canciones suelen tratar temas como el amor o el empoderamiento femenino. ¿Ves la música como una forma de expresar tus propias vivencias?
En mi caso, sí. Me gusta mucho hablar de mis propias experiencias y de lo que siento, porque también es una forma de drenar todo lo que llevo dentro. Soy una tía muy intensa, con mucho fuego, y esto se ha terminado convirtiendo en algo terapéutico. Al final, escribir creo que fue más una necesidad de contar mis propias historias que una intención de pretender algo. Además, empecé siendo muy joven. Me acuerdo que al principio me daba mucha vergüenza, porque pensaba: “¿Y si lo que estoy haciendo no le gusta a nadie?” Compartir algo tan íntimo como lo que escribes en tu habitación impone bastante. Luego, al exponerlo frente al público o incluso a tu banda, me sentía súper osada al decir: “Mirad, tengo una canción, a ver qué opináis”. Al principio me costó mucho, pero pesaba más la necesidad de expresarme que lo que pensaran los demás. Luego, evidentemente, vas mejorando.
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Claro, es entregarle una parte tuya a personas que no conoces. ¿Cómo conseguiste superar ese miedo?
Hay varios motivos. Uno de ellos es que, cuando estoy componiendo, intento no pensar demasiado en los demás, porque si no, puedes cohibirte un poco en qué contar y qué no. Otra cosa a favor es que siempre he escrito en inglés, y en España no es habitual que se preste mucha atención a las letras en inglés. Así que creo que eso también me ha permitido esconderme un poco detrás del idioma y experimentar. Ahora he empezado a componer en español, pero en realidad, en este momento, ya me da igual. Al final, lo importante es lo que siento al escribir.
“Nosotros somos siete personas, cada uno tiene su mundo, tiene su vida, pero hemos conseguido la relación perfecta, y eso lo valoro un montón”.
Además, en vuestro último álbum estrenasteis “Maldito Amor”, vuestra primera canción en español. ¿Fue difícil para ti hacer el cambio de escribir en inglés a hacerlo en español?
Fue duro, quien lo diría, porque el español es mi idioma. Lo que pasa es que es un idioma muy rico, pero también muy complejo. Cuesta mucho que las canciones suenen bonitas y armoniosas, mientras que en inglés, con cuatro palabras, puedes hacer una canción, pero en español siento que me exijo mucho más, porque si quiero contar una historia, no puede ser de una manera simple o muy básica. Tampoco puede ser algo rimbombante, porque no me va ese estilo. Entonces, encontrar ese equilibrio es un poco complicado para mí. Ahí sí que tengo más barreras, pero estoy intentando superarlas. Me he puesto el reto de escribir más en español y, de hecho, para el nuevo disco, creo que ya tengo tres o cuatro canciones en español.
¿Y al cantar, notaste alguna diferencia entre los dos idiomas?
Sí, de hecho, cuando estábamos grabando “Maldito Amor”, fue un caos. Como he cantado en inglés desde pequeña, me pasó una cosa extraña. Es un poco ridículo, la verdad, porque no soy americana ni hablo inglés de manera nativa, pero en el estudio, al cantar “Maldito Amor”, me salía un tono muy inglés. No conseguía hacerlo de otra manera. Me costaba muchísimo, porque el español es más duro, la dicción es más marcada. Me frustraba un montón, acabé hasta llorando porque pensaba: “¿Cómo puede ser que no sepa cantar en castellano?” Ahora ya he mejorado bastante, pero para mí hay una gran diferencia entre los dos. El inglés es mucho más armonioso, más musical, más sonoro, y el español a mí me cuesta más.
Aparte del idioma, ¿has notado algún otro cambio musical o como grupo desde que en 2014 sacasteis vuestro primer EP?
Es una historia. En 2014 fue un proyecto que se empezó como “a ver qué pasa aquí”, pero al principio no tenía ni siquiera músicos. Era como una especie de marioneta de algunas personas que tampoco sabían lo que estaban haciendo. Pero tengo que agradecerlo, porque a raíz de eso, pude evolucionar el proyecto hacia algo mucho más personal, algo mío. Luego, comenzamos a buscar músicos con una discográfica independiente y empezamos a trabajar con ellos. Grabamos “At My Door” e hicimos varios conciertos. Después, el proyecto evolucionó aún más hasta convertirse en el grupo que tengo ahora, que es mucho más personal. No es solo una banda, es como una familia. Se ha creado esa confianza, eso es lo bonito. Sé que hay bandas que esto no lo consiguen porque al final no es fácil. Por ejemplo, nosotros somos siete personas, cada uno tiene su mundo, tiene su vida, pero hemos conseguido la relación perfecta, y eso lo valoro un montón.

“Alice es mi lado más poderoso. Soy ascendente Leo y Alice es como el león, esa fiera que tengo dentro”.
Todos los artistas tienen un “para qué”, un objetivo, algo que quieren transmitir con su arte. ¿Cuál es vuestro “para qué”?
La verdad es que si no hiciese esto, no sé qué haría. Me marchitaría y me iría al pozo. Evidentemente, lo hago porque quiero que sea mi profesión, pero más allá de eso, digo: “Si no fuera por la música, ¿qué haría?” Tiene que ser eso, es que no hay otra opción. Es una necesidad.
Por otro lado, hablando de tu identidad artística, sobre el escenario eres Alice, pero tú eres Alejandra. ¿Crees que hay alguna diferencia entre ellas dos?
Al final, ambas soy yo a partes iguales, tanto Alejandra como Alice, pero creo que la diferencia está en que Alejandra es más la persona del día a día, más humana, más terrenal, por así decirlo. Mientras que Alice es mi lado más poderoso. Soy ascendente Leo y Alice es como el león, esa fiera que tengo dentro. Me gusta sentirme identificada con ella, porque es la que me da fuerza para levantarme cuando lo necesito y es la que se muestra en el escenario, que es cuando realmente me siento yo misma.
Por último, cuéntanos un poco del concierto de esta noche. Es la tercera vez que vienes al ciclo del Rock & Blues. ¿Cómo ha sido tu experiencia otros años?
Sé que hay varias salas en Zaragoza, pero me gusta mucho venir a Rock & Blues, sobre todo porque el dueño de la sala valora muchísimo a los músicos. Siempre los colma de todo lo que necesitan. Es una persona que cuida mucho a las bandas, y eso, supongo, también se ve recompensado hacia ellos. Luego, el lugar es súper especial. Cuando entras, es como un museo, tiene una decoración increíble, súper chula. El sonido es brutal y el público es muy fiel. A mí me encanta venir aquí, la verdad, me siento como en casa. Además, mucha parte de mi familia es de Aragón, así que me siento medio maña.