Nacida en 1993 en Zaragoza, Pilar Almalé ha destacado como violagambista, compositora, cantante y directora artística española de renombre. Especializada en música antigua y formada en viola de gamba, su repertorio se expande con influencias de jazz, ritmos latinoamericanos y músicas tradicionales, creando una fusión única. Con una sólida formación y una pasión por la experimentación musical, Almalé ha dejado una marca significativa en la escena musical contemporánea.
Tienes una fascinación por instrumentos raros y pocos convencionales, ¿Cómo influyo este interés en la creación de este álbum y como se desenvuelve a través de las épocas musicales para dar vida a su visión artística?
Creo que toda mi música siempre tiene una influencia inevitable de la música antigua, ya que toda mi formación está basada en la música antigua. Por lo tanto, la música que más conozco y que más he estudiado es la música del Renacimiento y la música barroca. Siempre habrá algo de eso en mi obra, ya sea obras barrocas en sí o simplemente la forma de componer que tengo, que siempre tiene algo de armonía antigua. Por otro lado, también está la influencia de la música de tradición sefardí. Además, tengo influencias de mis gustos personales, por ejemplo, de cantautoras hispanoamericanas como Mercedes Sosa o Violeta Parra, que también me han influenciado.
Sobre mi proceso creativo en este álbum, creo que lo que hice fue volcar todos los temas y las obras que para mí debían estar en él, y luego busqué darle un orden con cierta coherencia. Dentro del disco, también introduzco sonidos que he grabado yo de ambientes para dividirlo en tres partes. El disco está dividido en una parte que comienza con cantos de golondrinas, luego hay el sonido de una cafetera, y finalmente otro sonido de golondrinas que grabé en el Pirineo. Al final del disco, como sorpresa, incluí una grabación de mi abuelo hablando, a quien le dedico el disco.
Entonces, creo que la forma de crear este disco fue muy orgánica y fui caminando y viendo cómo surgían las cosas.
¿Cuáles fueron tus hábitos o rituales especificos para ayudarte en tu proceso creativo, inspirarte o estimular tu creación?
La vida de un músico implica muchos viajes, por lo que tener una rutina es muy difícil, o prácticamente imposible. Durante la grabación, hacía una lista, la revisaba, tocaba, probaba, y me grababa. Algo interesante que hice fue irme tres días al campo y grabar allí la maqueta. Allí pude escuchar cómo sería el disco, de una forma muy casera, y hacer algunos cambios. Después me sumergí intensamente, pasaba todo el día grabando y luego escuchaba, pensaba en añadir melodías, arreglos, escribía partituras, pero sobre todo pasaba mucho tiempo pensando, añadiendo una obra, quitando otra. Al final, el disco quedó largo, de 47 minutos, que es bastante, y yo hubiera querido que fuera más largo, pero tuve que pensar que las cosas tienen un límite y que tenía que parar en algún momento. No tuve un método fijo, sino que durante mucho tiempo iba dándole vueltas, creando un documento, lo revisaba, lo tocaba, me grababa, y así fue su construcción. Grabar un disco implica muchos procesos diferentes, así que no hay un método único, sino que te adaptas a lo que necesitas hacer en cada momento.
¿Cuáles son los temas principales de este álbum?
Creo que “golondrinas” es una palabra que puede resumirlo todo. Las golondrinas son migratorias, viajan por todo el mundo, están continuamente buscando y viajando. Por lo tanto, eso resume todo el disco. Es un viaje exterior e interior que he tenido durante años, experiencias en diferentes lugares, con diferentes personas, diferentes emociones. También hay diferentes tonalidades musicales y se trata de contar eso. Es como un vuelo por diferentes lugares y épocas.
¿Qué mensajes y emociones esperas transmitir a tu público a través este nuevo álbum?
Este disco tiene una gran variedad de emociones. Hay alegría, dolor, curación, sanación, aceptación, amor, enamoramiento y también algo de misticismo. Una cosa que no mencioné antes es que, cuando estaba en el proceso de crear este disco, usé un tarot, y la carta que me salió marcando el camino fue la Suma Sacerdotisa, que representa la feminidad, la luna, la noche, el misterio, el poder femenino. Esa fue la carta que me guio porque pregunté hacia dónde llevaría este disco, ya que había tantas opciones. También concebí la idea de tratar la teoría de los afectos del Barroco, que cada tonalidad es un afecto, y hacer un mapa de colores con diferentes tonalidades. No me salió de forma natural, al final decidí no complicarme, así que, en cuanto a emociones, hay mucho. También hay muchos paisajes, un paisaje gallego, uno andaluz, sentimientos hacia personas, diferentes procesos.
Tu participación en el Festival FEMMAZ muestra tu compromiso en la representación de las mujeres en la música. ¿Crees que el lanzamiento de tu nuevo álbum también contribuye a esta representación?
Espero que sí, tanto a nivel personal como por ejemplo al incluir una obra de Anne Rochette en el disco, es más histórica, la forma de armonizarla. Ella nunca había grabado una pieza de esta mujer totalmente desconocida y yo he grabado con ella “Pour Toi Seule Je Respire”. Espero que hicieran menos prejuicios hacia las mujeres, hacia nuestro trabajo, nuestra música y hacia nosotras en general, y que podamos brillar más.