Jaime J. Navarro (Zaragoza, 1977), es un abogado zaragozano apasionado de la cultura japonesa que fundó, con apenas 26 años, su propio despacho, Navarro Llima Abogados. Una firma avanzada de servicios jurídicos especializada en medianas y grandes empresas, que cuenta con una consultoría específica dedicada al universo de los negocios con Japón: Nichiza, un Japan Desk atendido por staff de apoyo japonés y orientada los proyectos de internacionalización dirigidos al mercado nipón. Un proyecto al que se ha unido recientemente Levante S.A., una empresa orientada a los negocios e inversiones tanto en España como en Japón, de empresas de ambas nacionalidades, con el objetivo principal de crear un puente entre estos países y así facilitar las inversiones para todas las partes.
Navarro será uno de los ponentes en el Ciclo de Oportunidades de Negocio en Asia organizado por Go Aragón, que en esta ocasión tendrá Japón como protagonista, y que se celebrará el mañana miércoles día 20 de septiembre el nuevo espacio XPLORA de Ibercaja (Paseo de la Independencia, 14, Zaragoza). De padres abogados, Jaime J. Navarro ha orientado gran parte de su carrera hacia un país, Japón, donde la honestidad es esencial en los negocios, y que ha llevado a su firma a ser agente de Aragón Exterior. Un despacho jurídico que cuenta con grandes especialistas en Derecho Mercantil, Procesal, Concursal, Societario, Penal y Económico, y cuya marcada orientación internacional, le ha llevado a formar parte, desde hace más de quince años, de RUSSEL BEDFORD INTERNACIONAL, una de las principales asociaciones de consultoría legal a nivel mundial. Y es que, tal y como explica él mismo, el sello de identidad de su firma radica en dar soluciones que otros despachos no son capaces de ver, priorizando al cliente como el centro del plan estratégico para ofrecer la mejor solución.
¿Japón mira a España?
Si, y a pesar de estar muy lejos el uno del otro, somos países que tenemos mucho en común, somos más cercanos de lo que parece a simple vista. Y nos caemos bien. Si en Japón ven un occidental y ponen mala cara, es porque piensan que es americano. Si dices que eres español, ya es otra cosa, ponen una sonrisa. Hay una serie de factores que nos unen mucho más de lo que parece a simple vista.
¿Conocen Aragón en Japón?
Aragón, no tanto. Estamos trabajando en ello, para hacer que cada vez se conozca más. Son muy conocidas Madrid, Barcelona y Andalucía. Barcelona empezó a conocerse mucho en Japón a raíz de un anuncio de una marca de whisky en el que salía la Sagrada Familia. Ese anuncio impactó muchísimo en el país, y muchos japoneses empezaron a mirar a España y Barcelona. Fue algo totalmente casual.
¿Cuáles son las principales oportunidades de negocio que pueden tener las empresas aragonesas con Japón?
Japón es un país muy fuerte y muy grande, sigue siendo la tercera economía mundial. Lo que tiene de particular es que es un país muy maduro, que tu producto funcione no va a depender de seas el primero en llegar. Hay que tener en cuenta que ya ha llegado todo el mundo. Tu producto tiene que ser o rompedor, nuevo, no existir, o aguantar en competición de mercado.
japón es tan diferente culturalmente que eso puede condicionar los negocios.
En Aragón, por ejemplo, todo lo vinculado con gastronomía, de sector agroalimentario, tenemos una serie de productos de primer nivel mundial, y eso siempre tiene hueco. En eso hay negocio. Otros sectores que pueden ser interesantes, desde la alfalfa hasta empresas punteras en tecnológica. Son productos que pueden entrar perfectamente.
¿Japón es tecnología o hay más oportunidades fuera de este sector?
Japón es una mezcla de tecnología y sofisticación tecnológica al más alto nivel, y de cultura y tradición. Y es de los pocos países que entiende la gastronomía como cultura, como un valor añadido muy importante. La parte de agroalimentación y gastronómica es muy importante, y tiene muchísimo recorrido.
Ahí tenemos un punto de conexión con Japón muy importante
Si, les gusta mucho desde la sangría al vino, nuestro jamón… todo lo que es gastronomía española tiene un hueco enorme en Japón.
Igual que para nosotros Oriente resulta exótico, parece que también lo es a la inversa
Exacto, además hay una serie de líneas comunes entre su cultura gastronómica y la nuestra. Por ejemplo, España es un país que come arroz. Y no todos los países comen arroz, no todos tienen la cultura con el arroz que tenemos nosotros, ni con el pescado. Si que tenemos ciertas cosas en común, aunque entendidas de formas diferentes: los mismos productos están trabajados de forma que no tienen nada que ver. Pero no dejan de ser los mismos productos.
¿De qué forma el clima geopolítico actual influye en la generación de negocio con Japón, con los actuales actores geopolíticos que son Rusia y China?
No hay que olvidar que Japón le pasa un poco como a Europa: es un país envejecido cuyo momento estelar ya ha pasado. El centro del mundo ya no está ni en Europa ni en Japón. Pero hemos sido mucho, y “el que tuvo retuvo”. Aunque no seamos lo que fuimos, seguimos siendo potencias mundiales.
Se dice que las empresas japonesas basan su filosofía en el largo plazo, en el principio Monozukuri, una práctica según la cual buscan optimizar todos los procesos de la cadena de valor de un producto. Y que, por ello, impulsan el desarrollo sostenible y mantienen los antiguos principios de artesanía. ¿En qué se traduce esta realidad a la hora de hacer negocio con Japón?
Eso tiene una parte muy buena y una parte no tan buena para nuestra cultura. Por un lado, es una forma mucho más sostenible y, para mí, objetivamente mejor, de desarrollar negocios. Mirando al medio y al largo plazo, no buscando el beneficio inmediato. Esa es la lectura positiva, es mi forma, también, de ver la vida y los negocios. Lo contrario es la cultura del pelotazo. Japón es todo lo contrario a la cultura del pelotazo. ¿Qué tiene de malo? Que desarrollar esos proyectos tan a medio y largo plazo, cuesta mucho tiempo. Debes tener muy claro, al empezar el proyecto, que esto no es cuestión de dos días, ni de este año, ni seguramente del siguiente. Es a medio y a largo plazo. Tienes que estar preparado mentalmente, porque puedes cansarte, “llevo dos años y no he arrancado”. Y económicamente también debes estar preparado, porque un proyecto que puede tardar dos años en generar algo de rentabilidad, si no tienes ese pulmón financiero, puede suceder que, cuando quede muy poco, ya no puedas más, y tengas que abandonarlo.
todo lo que es gastronomía española tiene un enorme hueco en japón.
La parte buena es que, una vez llegas, puede ser para toda la vida. Una vez que te ganas su confianza, puedes trabajar con ellos, te conocen, puedes confiar en ellos y ellos en ti, puede ser para siempre. Es una forma diferente de entender las cosas, con sus pros y sus contras. Japón es así, hay quien lo detesta y quien lo idolatra. Ni lo uno ni lo otro, tiene cosas muy buenas, y otras no tan buenas, en comparación con lo que nos gustaría.
¿Cómo de complejo es hacer negocios con Japón a nivel jurídico?
Hubo un tratado de la Unión Europea que simplificó mucho la situación a nivel de aranceles, pero la cuestión jurídica sigue siendo un punto muy importante, sobre todo en agroalimentación. Hay que tener en cuenta que los productos, hasta que pasan la aduana, tiene que entregar los informes de composición, de los procesos… es un trabajo bastante laborioso. Pero es el primer paso, si no pasas esa barrera, olvídate de vender. Por ejemplo, hay una historia muy conocida, que se comenta en los foros de Japón, de una mercancía, un vino, que se quedó en la aduana por un problema con los palets. Parece ser que no se sabía de qué madera era el palet, y se quedó en la aduana. Son muy estrictos con la composición de materiales. Toda la importación de alimentos cárnicos, por ejemplo, está muy restringida.
Y eso que en la Unión Europea hay una legislación muy estricta a nivel agroalimentario
Si, la ventaja es que, si consigues Japón, el resto del mundo es un paseo.
¿De qué forma influye el factor cultural a la hora de hacer negocios en Japón?
A un nivel altísimo. El factor cultural es una barrera importante. Por supuesto, el idioma, pero culturalmente es tan diferente que puede condicionar muchísimo. Cuanto más sepas de la cultura y más te integres, más te lo van a reconocer, más van a confiar en ti y más van a ver que eres de fiar, porque te has preocupado en seguir sus costumbres y entender cómo son para que haya una buena relación.
en japón las individualidades se respetan, pero se valora más cómo funciona el equpo.
Pero la barrera cultural es enorme. A mi me gusta decir que Japón alcanzó la solución a sus problemas, todo el tiempo que estuvo aislado del mundo, que es diferente. Ni buena ni mala: diferente. Y eso choca mucho con soluciones que se alcanzaron en Europa, por ejemplo, y que terminaron convirtiéndose en el estándar mundial.
¿Qué tipo de soluciones?
Por ejemplo, una cosa que me dicen es que cuando nace un niño los padres preparan una hucha, que es lo que meten en el banco como plan de pensiones. Y como está hecha desde que es bebé, y las pensiones con el paso del tiempo se revalorizan, esa es su pensión de jubilación. A nosotros no se nos ocurre, cuando nace un bebé, abrirle un plan de pensiones. Son todo soluciones muy diferentes.
Desde un punto de vista jurídico, tras la apertura que experimentaron, asimilaron la cultura europea. Su legislación intenta imitar soluciones jurídicas europeas, pero adaptadas a lo que tenían ellos. Por ejemplo, allí no se firma, se pone un sello, y cada uno tiene un sello registrado, tanto las empresas como las personas. Son soluciones distintas.
Y no les va mal así
Tienen como fortaleza esa capacidad de trabajo en equipo. Las individualidades se respetan, pero lo que se valora no es tanto la individualidad si no cómo funciona el equipo. Son capaces de hacer cosas totalmente brillantes sin que nadie de los que las están haciendo sea brillante por si mismo. Pero al unirse si que lo consiguen. Por eso su cultura empresarial no es de empresa pequeña, si no de macroempresa. Los tamaños de las empresas japonesas aturden. Ellos hacen conglomerados. Por ejemplo, está la empresa que tiene un banco, fábrica de automoción, una empresa de trading… y si juntas todas tenemos grandes keiretsu que tienen un porcentaje de la economía japonesa muy importante.
todo el tiempo que estuvo aislado, japón desarrolló soluciones diferentes.
Este es uno de los grandes problemas de España, la competitividad. No puedes competir si no tienes suficiente volumen. Ellos tienen empresas muy grandes. Nosotros estamos trabajando para una eléctrica que es la tercera de Japón, y es siete veces Endesa. Esta empresa hace unos desarrollos a largo plazo que se puede permitir.
¿Qué estrategias de negociación son útiles para entablar contacto y hacer negocio?
Sobre todo, honestidad. No es cuestión de quién gana los últimos cincuenta euros, si no de que el acuerdo sea razonable y ambas partes puedan ganar. Si el acuerdo es razonablemente bueno, lo dan por bueno, aunque puedan obtener más si aprietan más, o si negocian más duramente. Aquí atornillamos hasta los últimos cincuenta euros. Allí, si eres de fiar, quizá no es necesario.
Su firma de abogados, Navarro Llima Abogados, tiene vocación internacional, y tiene una línea de trabajo especializada en Japón. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
Nosotros somos abogados de empresa y de negocios, con un marcado carácter internacional. Yo empecé a trabajar en Barcelona con 23 años en un despacho internacional, y al volver aquí con 26 años fundé la firma. Mi padre era asesor fiscal, profesor de economía en la Universidad de Zaragoza, y mi madre llevaba la auditoría en el despacho, así que en la mesa, en mi casa, se hablaba de balances y de impuestos. Esto que viví en casa lo uní a la parte internacional que viví en Barcelona, y fundé el bufete.
¿De qué países son las empresas con las que trabaja Navarro Llima Abogados?
Ahora mismo tenemos sobre la con un trabajo en Perú, con Japón, Inglaterra, Uruguay, Venezuela, la isla de Guernesey, Italia…
Su bufete está especializado en relaciones con empresas japonesas a través de su servicio de consultoría Nichiza S.L. ¿Cómo llegó a esta especialización?
Nichiza S.L. es una consultoría de negocios y de asistencia a las empresas japonesas cuando vienen a España, o para empresas que quieran desarrollar negocios en Japón. La fundamos en 2004 con Francisco Barberán, un profesor de japonés con el que yo estudié. Tiene una mente portentosa, ha traducido el código civil, libros… le he visto corregir japonés a japoneses, es una persona brillante.
japón es una mezcla de sofisticación tecnológica al más alto nivel, y de cultura y tradición.
¿Cómo surgió la idea de hacer una consultoría especializada en Japón?
Fue juntar lo que te gusta con lo que quieres que sea tu profesión. Japón me apasiona. Empezamos a trabajar como agentes de Aragón Exterior hace veinte años. No hay muchas consultorías en España que estén especializadas como la nuestra.
La consultoría incluso cuenta con personal originario de Japón
Si, contamos con Kuniko. Precisamente acabamos de venir Kuniko y yo de Japón, de hacer la presentación de Levante S.A. Esta empresa va destinada a empresas más pequeñas que no pueden hacer negocio ellos solos. Levante S.A. les presta apoyo en España y en Japón. Levante S.A. puede ayudar a empresas pequeñas haciendo el trading, incluso adquiriendo el producto y haciendo todas las gestiones. Levante S.A. también está especializada en inversión inmobiliaria, para japoneses que inviertan en España y viceversa.
¿Tienen en Japón ese interés por la inversión inmobiliaria?
Si, el origen de Levante S.A. de hecho tiene mucha vinculación con el ladrillo, quieren diversificar su producto. Ellos venden mucho en Japón para cliente extranjero (China y Taiwán) y quieren diversificar con Europa.
¿Qué le ha reportado Navarro Llima Abogados a nivel profesional y personal?
Es mi vida, lo es todo, tanto mis alegrías como mis frustraciones. Es mi proyecto vital, llevo toda mi vida haciendo esto, y escuchando en casa sobre esto.