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3 diciembre 2024

Kawaii! La palabra japonesa de moda

Cada vez, es más común entre los jóvenes el uso del término kawaii. Este vocablo de origen japonés ha sido traducido en el mundo anglosajón como ‘cute’ y por los hispanohablantes como lindo o ‘mono’, en su acepción cariñosa, según la RAE «Dicho de una cosa: bonita o agradable de aspecto». Sin embargo, a pesar de ser una palabra de moda, este adjetivo tiene su origen siglos atrás. 

Para poder entender su significado actual, debemos retrotraernos al siglo XI, concretamente a la novela del Genji Monogatari (c. 1000) de Murasaki Shikibu, una obra cumbre de la literatura clásica nipona. Por estas fechas, encontramos el término kawayushi, que hacía referencia a un sentimiento de lástima, compasión o empatía por algo o alguien; generalmente por los miembros más débiles de la sociedad. Por otro lado, otra obra literaria fundamental es Makura no Soshi (c. 968-1000/1025) de Sei Shonagon, un nikki o diario, en el que se recogen historias de la vida cotidiana, principalmente de la corte. Uno de los textos de este nikki se titula «cosas adorables» y en él se refleja este sentimiento enternecedor, tan presente en la cultura japonesa ya desde sus inicios. 

El vocablo kawayushi y su significado fueron evolucionando a lo largo de la historia y adquiriendo pequeños matices. Será siglos después, durante el periodo Edo (1615-1868) cuando el término varíe su definición por la de «avergonzado» o «sentirse ruborizado debido a una punzada en la conciencia» como ha definido el especialista Nittono Hiroshi (Universidad de Hiroshima). No obstante, poco después la connotación de lástima desaparecerá y únicamente se mantendrá la de amor y afecto y, bajo esta definición aparecerá por primera vez en un diccionario en el periodo Taisho (1912-1916).

Alejandra Rodríguez Cunchillos Profesora del Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza

Tras la Segunda Guerra Mundial, el término evolucionará por el de kawayui, aunque el significado seguirá siendo el mismo y, será a partir de mediados de los años setenta cuando comience a ser escrito tal y como se mantiene en la actualidad, kawaii. Si tomamos la definición del diccionario Nihon Kokugo Daijiten (2000) kawaii (可愛い) está compuesto por los kanji o ideogramas: 可 (se lee ka), y hace referencia a «tolerable», «pasable» o «posible». El segundo, 愛 (se lee ai), y su significado es «amor». La unión de ambos ideogramas hace la que lectura del segundo cambie a la de wai, para evitar el efecto fonético que producirían dos aes seguidas. El tercero y último carácter い (se lee i), nos indica que se trata de un adjetivo. Así pues, la investigadora Sharon Kinsella, lo ha definido como: «infantil», «dulce», «adorable», «inocente», «puro», «simple», «genuino», «vulnerable», «débil» e «inexperto». Además, es curioso cómo el significado puede cambiar completamente con una pequeña variación; por ejemplo, kawaisō significa «patético», «pobre» o «lamentable», generalmente negativo y de sensación desagradable o kowai que hace referencia a «aterrador», «misterioso» o «terrible».

No obstante, y como hemos apuntado anteriormente, si trazamos un recorrido por las diferentes manifestaciones artísticas a lo largo la historia japonesa, es fácil encontrar un gran número de vestigios que fueron concebidos con esta intención cuidada, minuciosa, y emocional.

Una vez conocido el origen y evolución del vocablo, la pregunta que nos planteamos es ¿por qué esta palabra se pone de moda? Vamos a tratar de dar una respuesta y, para ello tenemos que retroceder unas décadas atrás. Debemos tener en cuenta que, tras la Segunda Guerra Mundial, el País del sol Naciente quedó completamente destrozado moral y espiritualmente. Tras la ocupación americana, emprendió un proceso de recuperación económica que tuvo su culminación en los años setenta y ochenta de siglo XX, décadas en las que se convirtió en una nación capitalista y líder en tecnología y desarrollo económico a nivel mundial.

Ira Torres Título Kawaii Crossover
Ira Torres Título Kawaii Crossover

Para alcanzar esta situación, la población japonesa tuvo que asumir duras responsabilidades y una presión social que llevaba a los jóvenes a añorar la despreocupación propia de la niñez y la dulzura que a ella se vinculaba. A finales de la década de los ochenta la burbuja económica estalló y, fruto de la crisis económica se generó un contexto donde ni el esfuerzo y ni el asumir pesadas responsabilidades garantizaban una vida como la que se había prometido. Ante esta situación, fueron muchos los que, a modo de vía de escape, volvieron sus ojos hacia la infancia perdida, adhiriéndose a las variadas manifestaciones kawaii.

Así pues, vemos que el nacimiento moderno de esta expresión tiene relación con un fenómeno social derivado de una situación concreta. De todos modos, como señala el psicofisiólogo Nittono Hiroshi, además, debemos tener en cuenta por un lado, la herencia cultural, ese gusto por una estética muy concreta al que hemos hecho alusión previamente y, por otro, una respuesta biológica, algo más universal; el ser humano está preparado de un modo innato para responder ante alguien o algo que contiene características de la estética kawaii, porque éstas despiertan en el individuo el sentimiento instintivo de protección, similar al que se siente con un bebé o un niño.

Estos acontecimientos derivaron en un uso más popular del vocablo y en que la estética kawaii impregnara la sociedad nipona. El marketing, por su parte, supo recoger el guante: la publicidad, logotipos de empresas, moda, objetos cotidianos, etc. Pero ¿y el Arte? ¿Con qué fines utiliza esta estética desde entonces? Podríamos decir que, la principal diferencia entre los productos derivados del fenómeno kawaii y aquellos que podemos encontrar en un museo denominados como ‘obras de Arte kawaii’, radica, en que los primeros, son en su mayoría una moda superficial sin un significado profundo, ya que forman parte de una estrategia de mercadotecnia en la cual se utilizan las características formales para atraer consumistas. Mientras que segundos, por el contrario, son la expresión de un artista, que utiliza este estilo artístico también para atraer a un mayor número de espectadores, pero con la intención de provocar una segunda lectura en el público y mostrar un mensaje, que generalmente posee un contenido crítico. Entre ellos destacan nombres como Murakami Takashi, Nara Yoshitomo, Takano Aya o Aoshima Chiho. 

Foto: Ira Torres

Por lo que respecta a los aragoneses, podemos decir que, en nuestra tierra también contamos con artistas que expanden esta estética, un buen ejemplo es Ira Torres. Al contemplar su obra, seguro que se nos escapa la expresión ¡kawaii! De no ser así, puede que exclamemos ¡qué majico! Y, es que esta frase maña encaja a la perfección con el significado de la japonesa. Así pues, a partir de ahora, cuando escuchemos o usemos este término, nos daremos cuenta que posiblemente estamos más cerca de la cultura nipona de lo que habíamos pensado. 

Alejandra Rodríguez Cunchillos es profesora del Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Su investigación se centra en el coleccionismo, mercado y arte contemporáneo Extremo Oriental (fundamentalmente japonés) y en el papel de la mujer en arte contemporáneo. Sobre ello, ha escrito numerosos artículos. Asimismo, ha realizado numerosas estancias de investigación entre ellas en SOAS en Londres o Ritsumeikan en Kyoto y Osaka.

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