En los últimos años, México ha emergido como un destino significativo para las inversiones en nearshoring, especialmente provenientes de empresas chinas. Este fenómeno se debe a varios factores clave, como la proximidad geográfica a Estados Unidos, acuerdos comerciales favorables y la necesidad de mitigar disrupciones en la cadena de suministros.
Las empresas chinas están liderando el impulso de las inversiones en nearshoring en México. Según la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP), el 49% de las empresas con proyectos industriales en el país son de origen chino. Este es parte de una tendencia más amplia, donde alrededor del 63% de los proyectos industriales en México provienen de economías asiáticas, con China como actor principal.
Los motivos que impulsan este cambio son claros. La proximidad a Estados Unidos permite a las empresas chinas exportar bienes al mercado estadounidense sin tarifas gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Adicionalmente, el aumento de los costos laborales en China y las incertidumbres geopolíticas han hecho de México una alternativa atractiva para la manufactura.
La ubicación estratégica de México, junto a su extensa red de tratados de libre comercio, lo convierten en un lugar ideal para las empresas que buscan reducir costos de producción y aumentar la resiliencia de la cadena de suministro. El país ofrece una fuerza laboral calificada y relativamente de bajo costo, lo que resulta ser un atractivo significativo para las empresas que pretenden optimizar sus costos de producción.
Los montos de inversión china en México son diversos, abarcando sectores como el de equipos de cómputo (por ejemplo, Lenovo), maquinaria de construcción (como Lingong Heavy Machinery), vehículos eléctricos (por ejemplo, BYD y Chery) y muebles (como Man Wah). Estas inversiones se han concentrado principalmente en estados como Chihuahua, Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco y Sonora.
El flujo de inversiones chinas ha impulsado notablemente la economía mexicana. En 2022, México recibió más de 100 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, con una parte sustancial proveniente de empresas chinas. Este volumen de inversión ha resultado en el arrendamiento de grandes extensiones de espacios industriales, con las empresas chinas arrendando más de cinco millones de metros cuadrados en parques industriales.
La tendencia de nearshoring en México, impulsada en gran medida por las inversiones chinas, refleja un cambio más amplio en las estrategias de fabricación global. A medida que las empresas buscan mitigar los riesgos asociados con las tensiones geopolíticas y las disrupciones en las cadenas de suministro, la combinación única de ventajas geográficas, políticas comerciales favorables y mano de obra económica de México se convierte en una opción cada vez más atractiva.