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25 abril 2024

Alessio Bax pianista: “Volver a tocar después de tanto tiempo en el Auditorio de Zaragoza es un sueño”

Ganador del Primer Premio en los concursos internacionales de Leeds y Hamamatsu, el italiano Alessio Bax es uno de los jóvenes pianistas más destacados del momento, tanto por sus recitales solistas como por sus actuaciones junto a las Filarmónicas de Londres y San Petersburgo, las Sinfónicas de Boston, Dallas, Sidney y Birmingham, entre muchas otras. Actualmente vive en Estados Unidos, donde es profesor del Conservatorio de Boston. Con motivo del día internacional del piano charlamos con Bax.

Alessio mañana sube al escenario del Auditorio de Zaragoza para participar en el programa XXV Ciclo de Grandes Solistas Pilar Bayona, uno de los más prestigios de toda Europa ¿qué supone para usted participar en este programa?

Es una gran emoción. Tengo una historia bastante larga con este Ciclo y en concreto con el Auditorio. La primera vez que toqué allí fue en 1995, en las finales del concurso Pilar Bayona. Entonces yo era bastante más pequeño y recuerdo con una emoción increíble tocar con la orquesta de Castilla y León,  el concierto de Chaikovski nº 1 en esa sala tan perfecta, tan estupenda, tan maravillosa del Auditorio. He tocado en muchas salas del mundo pero esta es una de las mejores. El Ciclo de Grandes Solistas lo descubrí unos años después. Cada vez que estaba en España leía del Ciclo, de los grandes pianistas que traían y siempre había sido un sueño tocar en ese ciclo. Toqué una vez y después tuve un par de recitales para la Sociedad Filarmónica en el Auditorio. Y ahora volver a tocar después de tanto tiempo en el Auditorio de Zaragoza es un sueño.

Alessio Bax Pianist Photo: Marco Borggreve
¿Qué piezas va a interpretar? ¿Por qué las ha elegido?

Yo siempre considero los programas como un menú. Me gusta mucho la comida, la gastronomía (risas). Procuro buscar piezas que se interrelacionen entre ellas pero también que vayan bien juntas. Y,  que al final de un concierto el público se quede satisfecho. Eso es lo más importante. Empezaré con dos piezas muy grandes.  Suite Inglesa 2 de Bach en La menor y con La Sonata en Fa menor “Appassionata” de Beethoven. En la segunda parte, empezaré con una pieza romántica de Chopin Balada no. 4. Son solamente 11-12 minutos pero quizá son los más intensos de Chopin y los más íntimos. En esos minutos, la balada tiene todas las emociones del ser humano. Se puede comparar a un viaje interno del alma. Después, tres piezas españolas que son muy famosas: la Danza del molinero de Falla,  Tango de Albéniz/Godoswsky y la Danza del fuego de Falla. Creo que las tres crean entre ellas una mini Suite y preparan el plato final del recital que es La Valse de Ravel. Una pieza tan poderosa, tan especial…escrita después de la primera guerra mundial  y con la incertidumbre que había en el mundo en ese momento. Y no puede ser más actual. El programa lo elegí antes del conflicto de Ucrania. Pero es algo tan actual creo que el programa en su conjunto nos llevará a un viaje muy impactante.

Y  cuando esté en el escenario con su piano qué espera trasmitir al público con esta selección.

Durante dos horas trato de contar una historia y llevar a gente por un viaje a través de las notas y los sonidos. También utilizo la energía del público y su atención. Además, a pesar de la covid, España ha sido espacialmente activa en comparación con otros países. He realizado una pequeña gira en marzo del año pasado con Joshua Bell y Stephen Isserlis. Esto, en un periodo de tiempo en el que no tocas, es como una gota de agua cuando tienes sed. Ahora tanto los músicos como el público están apreciando mucho más tocar en vivo un recital, que es diferente de un concierto. En el solístico de piano, por ejemplo, estás tú solo con el piano y el público. Crear sonidos en sala y más aún en un auditorio tan estupendo como el de  Zaragoza te permite modificar la situación del tiempo. Es algo precioso.

Hoy, 29 de marzo, es el día internacional del piano. Cuéntenos, ¿cómo se produce su entrada en el mundo de la música y su predilección por este instrumento?

Mis padres no eran músicos pero eran aficionados a la música clásica. Mis primeros amores fueron el fútbol, pero vi que no tenía talento para eso, y el piano, gracias a un regalo de mis padres por Navidad. Me lo llevaba a la cama todas las noches, buscaba melodías, cantaba… Y así fue como mis padres se dieron cuenta que tenía que seguir por este camino. Eso me ha hecho crecer con un profundo amor a la música. 

A los 14 años se graduó con los máximos honores del conservatorio de Bari, su ciudad natal en Italia. ¿Recuerda cuándo dio el primer concierto?

Mi primer concierto fue en casa con amigos y familiares a los ocho años. Con piezas bastante avanzadas para mi edad como Claro de luna de Beethoven y piezas pequeñas de Liszt. Estaba emocionado. Recuerdo que mi madre hizo unas galletas para el descanso. Con el tiempo, ves que eso cambia y la gente comienza a  pagar entradas porque quiere escucharte. Y eso exige mucha más  responsabilidad.

Ha tocado con más de 100 orquestas, incluida la Royal y la London Philharmonic, Filarmónicas de San Petersburgo, Boston, Dallas, Cincinnati, Sydney, Ciudad de Birmingham y la Sinfónica NHK en Japón, colaborando con directores eminentes como Marin Alsop, Vladimir Ashkenazy, Sir Andrew Davis, Sir Simon Rattle, Yuri Temirnakov y Jaap van Zweden.  Ahora mismo es considerado como uno de los jóvenes pianistas más destacados del momento. ¿Cómo lo lleva? ¿Es difícil mantenerse en lo más alto?

Bueno, eso es porque alguien dice que ahora estoy de moda. Nosotros no tenemos control sobre eso. Mi responsabilidad es tocar bien y seguir mejorando. La humildad siempre viene de la música, del texto. Levantarse por la mañana y ver que escribió Beethoven y lo pequeños que somos frente a eso es lo que me hace seguir estudiando todos los días. He tenido oportunidades muy buenas en mi vida y espero seguir teniendo más y más interesantes. Además, trabajar con gente que me inspire para mejorar siempre. Mi gran suerte fue conocer desde niño a Joaquín Achúcarro que es como un padre para mí.  Me dio clases con ocho o diez años y hoy en día sigue siendo mi gran inspiración. 

Y ahora ¿cuál es su sueño? ¿Qué reto tiene por delante?

Ahora no puedo hablar de sueños indefinidos porque tengo una familia. Quiero seguir creciendo como persona y como músico. Y mi reto es tocar con la Filarmónica de Berlín o de Viena. 

No sé si nos podría desvelar algunos de los proyectos en los que estás trabajando…

Tengo dos grabaciones en marcha. Una de música francesa con mi mujer Lucille Chung, que es una pianista increíble. Y también tengo un  CD para Signum Classics, “Italian Inspirations”. Por otro lado, soy director artístico del Festival Incontri de la Toscana en Terra di Siena, actualmente estoy organizando el programa.

¿Cómo valora el papel que juega la música en la educación de los jóvenes en la actualidad?

Es fundamental, pero es una pena que las clases de música en las escuelas estén desapareciendo. Aunque tengo una previsión muy positiva para el futuro, ya que  veo a los jóvenes en los conciertos. Además, gracias a internet, es muy fácil acceder a la música clásica,  si alguien tiene interés, no hay excusa. Lo cierto es que la música clásica siempre ha llegado a una edad avanzada, siempre ha sido así y no hay que agobiarse, lo importante es que haya gente.

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