El Paraninfo de la Universidad de Zaragoza ha abierto las puertas a una nueva era de reconocimiento para uno de los grandes científicos de la historia: Santiago Ramón y Cajal. Conmemorando el 117 aniversario desde que se le concedió el Premio Nobel, la universidad ha inaugurado el “Espacio Cajal“, una sala dedicada exclusivamente a preservar y mostrar la rica herencia de este pionero en el campo de las neurociencias.
Alberto Jiménez Schuhmacher, distinguido comisario del “Espacio Cajal“, desempeña un papel crucial en esta iniciativa. Este espacio, de carácter permanente pero concebido como un espacio “vivo”, tiene la intención de evolucionar con el tiempo, rotando algunos de los documentos y obras en exposición. En la presentación previa a la inauguración, Schuhmacher expresó la visión detrás de este espacio, destacando que se busca reflejar la persona de Ramón y Cajal en su totalidad: sus orígenes, los años trascendentales en la Universidad de Zaragoza, sus contribuciones a la ciencia y su esfuerzo por impulsar el conocimiento y transformar el país mediante el fortalecimiento de infraestructuras científicas.

“Es un tributo al hombre, al científico y al intelectual en la que fue su ‘alma mater’”, añadió Schuhmacher, subrayando la importancia de conectar la vida y obra de Ramón y Cajal con el entorno que influyó en su desarrollo. La exposición no solo busca presentar una colección estática de objetos y documentos, sino más bien crear una experiencia dinámica que evolucione con el tiempo para reflejar la complejidad y la evolución del legado de este insigne científico.
El comisario también destacó la importancia de mostrar cómo Ramón y Cajal trató de impulsar el conocimiento y transformar el país mediante la dotación de infraestructuras científicas. Este enfoque integral no solo ilustra la importancia del científico en el ámbito académico, sino también su impacto en el desarrollo científico y cultural de la región y el país.

Con Alberto Jiménez Schuhmacher, a la cabeza, el “Espacio Cajal” no solo sirve como un tributo a un gigante de la ciencia, sino que también se erige como un testimonio del compromiso continuo de la Universidad de Zaragoza con la preservación y promoción del legado científico. Con esta iniciativa, se garantiza que las futuras generaciones tengan acceso a la inspiradora historia de Santiago Ramón y Cajal, recordando siempre su contribución inestimable al mundo de las neurociencias.