23.2 C
Zaragoza
26.4 C
Huesca
21.7 C
Teruel
15 junio 2025

Miguel de Lucas: “Si el profesor está bien, los niños van a estar mejor”

Miguel de Lucas ha dedicado gran parte de su vida al ilusionismo en todas sus facetas, desde espectáculos y conferencias que han dejado perplejo hasta al más escéptico de los espectadores, hasta libros y programas de televisión que han conseguido llevar la magia a cada hogar. Todo ello lo ha logrado sin dejar de lado su faceta de docente, pues también ha sacado tiempo para licenciarse en Psicología y Magisterio, siendo esta última la que le ha permitido impartir clases en distintas facultades de educación.
Con motivo del III Congreso de Educación Rural “Brilla”, celebrado en esta ocasión en Teruel, hablamos con él sobre la relación que une la magia, la educación y la salud mental. Tres cuestiones que, como él mismo nos ha comentado, han cambiado su forma de entender la vida.

Vamos a retroceder al comienzo de todo ¿Qué vino primero la magia o la educación?

Mi pasión cuando era chiquitín no era ninguna de las dos, pero viví en un contexto en el que mis padres estaban muy relacionados con el mundo educativo. Después, cuando empecé a ir como monitor a campamentos infantiles, me di cuenta de la gran capacidad que tenía la magia para llamar la atención de los niños. A partir de ahí decidí formarme de manera oficial en una escuela de magia, y luego lo de la docencia llegó más tarde. [Tras graduarse en Magisterio] Directamente salté a dar clases en la universidad, nunca en primaria ni en secundaria.

Primero estudiaste en la escuela de magia de Juan Tamariz y después te matriculaste en magisterio ¿Por qué te decantaste por dos cosas tan diferentes?

Porque, aparte de cumplir mis sueños, también debía cumplir los de mis padres. Mis padres querían que su hijo tuviera una carrera, aunque al final acabé con tres. Una de ellas fue Magisterio en la especialidad de Educación Física, que a me gustaba mucho y surgió de forma natural. Aparte, durante el propio proceso de Magisterio, ya iba pensando en los trucos que podría hacer como mago.

¿Y actualmente cómo logras combinar esas dos pasiones?

Yo utilizo la magia más como un instrumento comunicador para con los docentes, que es lo que vamos a hacer ahora en un ratito, porque mis alumnos ya son mayores. Antes, cuando era profesor presencial en la Universidad de Salamanca, en la Facultad de Educación de la USAL, daba clases en horario infantil y podía usar la magia con ellos. Ahora estoy en una universidad online, la Universidad UNIR, y me cuesta un poquito más aplicar el tema de la magia, pero, siempre que puedo, hablo de ella como una metodología. Al igual que se habla del teatro o de las nuevas tecnologías como algo innovador y disruptivo, que llama la atención de los alumnos, la magia también es una metáfora de la innovación.

¿Qué te ha aportado tu experiencia como mago y profesor en todos estos años?

Ser mago creo que me cambió un poco la vida. De hecho, lo voy a compartir ahora con todos los profes. Haber sufrido durante un tiempo un problema de salud mental y quererme dedicar al mundo de la magia hizo que, durante una etapa muy importante de mi vida, no tuviera otro remedio que aplicar las técnicas que los magos utilizan en los escenarios a mi propia vida, para poder salir adelante, respirar, dejar de estar ingresado y volver a ver la luz. Eso es lo que la magia me ha dado. Y luego la educación, además de verla como una forma de vida, me ha enseñado que las nuevas generaciones llegan pisando fuerte. Por ello, hay que estar siempre muy al día de todo. Pero, claro, acaba llegando un momento en que el paso del tiempo te supera, y entonces hay que aceptar que ya no puedes estar al día y contratar a alguien que lo esté para que te enseñe.

En tu libro “Hay un mago en ti” hablas precisamente de como la magia te ayudó a superar este problema de salud mental. Cuéntame un poco más sobre ello.

Todo sucedió un día en el que fui a hacer una de las actuaciones. Como siempre, estaba llorando por dentro y sonriendo por fuera. Es una frase un poco compleja, pero también muy interesante, ese día fue la primera vez en mi vida que fui consciente de mi propio inconsciente. Yo me encontraba muy mal, pero en aquel momento mi sueño todavía era más grande que mi miedo. Ese sueño, que era un poquito más grande que mi miedo, me permitió hacer la actuación de magia. Pero hubo un momento, en esa actuación, no me digas por qué, en el que empecé a observar a toda la gente que estaba a mi alrededor y vi que todo el mundo estaba sonriendo, que todo el mundo se lo estaba pasando bien. Y yo decía: “Bueno, esto no puede ser. No es posible que todo el mundo lo esté pasando bien si yo estoy hecho una mierda”.  A partir de ese momento, me dio por pensar qué estaba haciendo en el escenario y de qué manera lo podía aplicar en mi día a día. En la siguiente consulta con mi psicóloga le conté lo que me había ocurrido actuando, y ella me dijo: “Pues fíjate, en 30 años que llevo de profesión nadie me había contado algo así. Podría ser interesante que empezaras a investigar por ahí”. Entonces me di cuenta de que los magos, cada vez que actuamos, intentamos hacer que el mundo brille a nuestro alrededor. Y esa energía que empleaba en que todo el mundo brillara a mi alrededor, decidí emplearla en brillar yo. ¿Y cómo se puede hacer esto? Pues dejándome de hablar mal, por ejemplo; dejándome de castigar con malas palabras y adjetivos; y dejándome de inventar miedos que nunca pasaron. Me acuerdo de que, hace 20 años, tenía 150.000 tipos de miedos, y 20 años después no ha pasado nunca nada de lo que yo me imaginaba. Pero nada, ni parecido.

También aprendí mucho de la magia. La magia tiene siempre una pequeña parte, un secretillo, que hay que ocultar de alguna manera. Y esto se hace cuando la emoción del espectador está alta. ¿Qué significa esto? Que cuando la emoción está alta, la inteligencia está baja. En procesos ansiosos y en procesos depresivos, las emociones suelen estar altas. No me gusta hablar de emociones positivas ni negativas, pero las emociones que son menos saludables nos hacen estar tan pendientes de todo, menos de nosotros mismos. No soy muy de frases de Mr. Wonderful, pero es verdad que el pasado siempre se relaciona con la depresión y el futuro con la ansiedad, y el momento que está ocurriendo ahora mismo es el momento presente. Cuando uno está deprimido —y digo deprimido, de estar diagnosticado con una depresión severa, no digo triste, que mucha gente utiliza el término depresión de una manera incorrecta— tiene que tratar de darse cuenta de en qué momento está. A siempre me gusta decir que la magia es una combinación entre psicología y psiquiatría. Yo esto lo viví en primera persona y me ha ayudado mucho. Llevo contando este mensaje bastante tiempo y veo que es algo que cala profundamente en las personas y con lo que se sienten identificadas.

“aunque la universidad te enseña, creo que el aprendizaje no se queda solo en los edificios universitarios: está aquí, ahora mismo, en lo que podemos aprender los unos de los otros”

Te autodefines como mago de las personas ¿Esta descripción tiene que ver con lo que me has comentado antes?

Sí, totalmente. Al final, las personas son lo más importante. En una empresa, la persona es lo más importante, tanto el cliente como el trabajador. En un colegio, si el profesor está bien, los niños van a estar mejor, y eso se va a reflejar en su relación. Si tú, como periodista, estás contenta, vas a trabajar con más ánimo a trabajar. Las personas somos así y, para mí, es la base de todo. De hecho, ya no hago tantos espectáculos solo de entretenimiento. Esto son conferencias, pero siempre intento que las personas se sientan igual de bien en ellas.

¿Crees que tu formación como profesor te ha ayudado a conectar más fácilmente con el público?

Creo que eso fue a raíz de estudiar Psicología, y especialmente gracias a mi doctorado. Durante ese proceso pasé mucho tiempo investigando sobre la aplicación del ilusionismo en la vida de las personas. De todas formas, aunque la universidad te enseña, creo que el aprendizaje no se queda solo en los edificios universitarios: está aquí, ahora mismo, en lo que podemos aprender los unos de los otros. Estará también en el escenario dentro de un rato. Por ejemplo, ahora venimos de comer y, para mí, ha sido como una universidad, porque me ha tocado al lado de una persona que nos ha contado unas cosas y enfrente de otra persona que nos ha contado otras cosas súper interesantes. Para mí, ese momento ha sido increíble. Pero es innegable que la universidad que te da un pequeño poso científico.

Es de conocimiento general lo complicado que resulta dedicarse al espectáculo en España ¿Tú has encontrado alguna dificultad durante este tiempo? ¿O te has replanteado retirarte en algún momento al creer que no merecía la pena?

No, la verdad es que yo nunca he tenido esa sensación de abandono. Lo único que alguna vez me he encontrado con algunos baches que ya no tienen que ver con la parte artística, sino más quizá con la parte burocrática o fiscal, que a cualquier empresario nos afecta y hacen que desaparezca un poco la magia. Pero, en mi caso, quizá el momento en que pensé en tirar la toalla fue durante el tiempo en que tenía depresión y tenía que seguir actuando. Para era un infierno. A veces ni me tenía en pie en el escenario. Pero claro, tampoco podía dejar eso, porque era mi única forma de ganar dinero en ese momento.

Miguel de Lucas

Desde hace 10 años también te has dedicado a llevar el ilusionismo a países como Haití o Bolivia ¿Cómo surgió esta iniciativa?

Los proyectos son siempre colaboraciones internacionales con ONGs. En el caso de Bolivia, fue con la Fundación Hombres Nuevos, del padre Nicolás Castellanos, que en paz descanse. Ahí me propusieron colaborar para, a través de la magia, captar a pandilleros de una serie de barrios y que pasaran a formar parte de la comunidad educativa. La idea me pareció muy interesante. Y en el caso de Puerto Príncipe, en Haití, fue una colaboración con Cruz Roja Internacional para ayudar, también a través de la magia a, niños y niñas que se habían quedado sin nada en la calle, y que aprendieran de nuevo a lavarse las manos y cortar las infecciones.

Por último quería preguntarte por tu alter ego, sobre el escenario eres Miguel de Lucas, pero una vez que bajas de él ¿Qué diferencias hay con la persona del día a día?

Hay bastante diferencia. En lo importante no, pero en lo más superficial, sí. Porque yo soy una persona ciertamente tímida, no me gusta demasiado estar con gente, y el escenario es un contexto diferente. No es que sea asocial, ni mucho menos, pero es verdad que soy un poquito más tímido. Aunque, en lo importante, creo que en los valores que intento transmitir, soy igual arriba que abajo.

¿Y dónde encuentras la magia en la vida cotidiana?

En mis hijos, en mis tres hijos, en mi mujer y en mi casa. En ningún otro sitio. Ellos son fundamentales.

Articulos relacionados

Suscribirse
Notificar
guest
0 Comentarios
Más antiguo
Más reciente Más votados
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Te puede interesar

Resumen de privacidad

Las páginas web, pueden almacenar o incorporar información en los navegadores elegidos, información acerca de preferencias, usos, o simplemente para mejorar su experiencia en nuestra página y que esta sea más personalizada. Sin embargo, no hay nada más importante que respetar su privacidad. Haciendo click consientes el uso de esta tecnología en nuestra web. Puedes cambiar de opinión y personalizar tu consentimiento siempre que quieras volviendo a esta web.