Los vinos de Bodegas Tempore, la empresa familiar ubicada en Lécera (Comarca de Belchite), siguen recogiendo premios dentro y fuera de España que reconocen su apuesta por la elaboración del producto sin la utilización de herbicidas, pesticidas o fertilizantes
La que actualmente dirige Bodegas Tempore, que cumplen veinte años de actividad, es la cuarta generación de vinicultores. Su actual gerente, Paula Yago es, como ella dice, “hija, hermana y nieta de viticultores”. Lo explica con orgullo, el mismo con el que señala que el objetivo de la empresa es “mostrar con sus vinos la esencia y personalidad de cada una de las variedades de uva que utilizan”. Quizá por eso, para dar importancia a la esencia, apostaron desde el principio por la producción ecológica, la que prescinde de pesticidas o fertilizantes artificiales y opta por lo natural. No se trató de una decisión comercial, como explica Paula: “Es una filosofía de vida, una forma de entender las cosas que nosotros tuvimos claro desde el principio. Si no te lo crees, no lo vas a vender”.
Cuenta que, antes de crear la bodega, integrada en la IGP Bajo Aragón, su padre ya llevaba las uvas que recogía a la cooperativa de vinos, pero a mediados de los años 90 conoció las políticas europeas de ayudas a la agricultura ecológica y decidió que quería formar parte de una manera de trabajar la tierra que reduce el impacto medioambiental. “Por eso, Bodegas Tempore nació como producción cien por cien ecológica. Durante muchos años hemos sido únicos en este campo en Aragón, aunque en los últimos cuatro o cinco se han incorporado otras bodegas”, explica.
Para recibir la etiqueta de “ecológico”, que además garantiza que es más saludable, el vino debe haber sido producido utilizando para el cuidado y desarrollo de las viñas únicamente productos de origen natural, y sin estimular artificialmente el crecimiento de la planta. Una idea que puede parecer sencilla, pero que lleva detrás mucho trabajo y esfuerzo, que Paula Yago resume así: “Nosotros lo que hacemos es cultivar uvas ecológicas aportando estiércoles y trabajando el viñedo con productos de origen natural como son el azufre y el cobre. Lo que intentamos es recrear los ecosistemas que la agricultura tradicional se ha ido cargando durante muchos años a base de pesticidas, y volviendo a que en nuestras viñas haya mariquitas o gusanos”.
Cada vez más demanda de productos ecológicos
Bodegas Tempore cultiva 115 hectáreas de viñedo y recoge entre 500.000 y 650.000 kilos de uva al año, que se traduce en una producción de alrededor de medio millón de botellas al año. La gran mayoría de ellas, el 90 por ciento, se consumen en otros países, más de treinta, donde la demanda de productos ecológicos es mucho mayor que en España: “Como somos un país productor de vino y forma parte de nuestra cultura, lo ponemos en la mesa sin darle ningún tipo de valor, no se consideraba un valor añadido que el vino fuese producto ecológico”, explica Paula.
Una tendencia que, afortunadamente, está cambiando y por eso cada vez más bodegas se suman a la producción ecológica. Ese aumento de la competencia no preocupa en Bodegas Tempore, al contrario: “El consumidor va a virar hacia ahí, y el que busca calidad lo tiene claro. A mayor competencia, más salud del sector”.
Los vinos de Bodegas Tempore
En la bodega producen unos 5.000 kilos de uva por hectárea, una media baja respecto a la del resto de España, pero que, según la gerente, permite controlar la calidad de la fruta: “Un vino de calidad se hace en la cepa, y la agricultura ecológica no busca la superproducción, sino el respeto a la planta y a la tierra para que exista una producción estable”. Ese cariño, unido a un terreno con muchas horas de sol y calor, y pocas lluvias, produce unos caldos que Paula Yago define así: “Son todos monovarietales, quieren mostrar la raiz y personalidad de cada una de las variedades que utilizamos (garnacha, tempranillo y la garnacha blanca que han recuperado de las viñas viejas). Se caracterizan por tener una buena capa de color, aromas muy florales y buen ensamblaje de fruta y madera, pero siempre que la fruta predomine por encima de la madera”.
Se trata de cualidades que han sido valoradas por jurados de diferentes países que, cada año, premian los vinos de Bodegas Tempore. Algo que, reconoce Yago, ha dado un respaldo muy importante a su manera de hacer las cosas y supone un gran argumento comercial a la hora de presentarse ante compradores internacionales.
Preocupación por el territorio
En Bodegas Tempore saben de la importancia del territorio para la elaboración de un buen vino, por eso no solo cuidan la tierra, también la zona en la que operan. Lécera es un pueblo de 800 habitantes que, como tantos otros, está amenazado por la despoblación. La marcha de los jóvenes supone para las empresas instaladas allí un problema a la hora de encontrar talento: “En general tenemos problemas de captación de personal -explica Paula- no solo cualificado, porque también es difícil encontrar un tractorista, gente para la poda…”. Por eso la bodega participó en la iniciativa de “Erasmus rural”, invitando a jóvenes de fuera del pueblo a hacer prácticas con ellos: “Queríamos impulsar nuestro departamento de marketing, porque lo teníamos externalizado. Fue un caso de éxito: hicimos la selección, la persona hizo las prácticas y se quedó a trabajar con nosotros”. Un paso más para garantizar el futuro de un territorio que ha convertido a la empresa en un referente en vitivinicultura ecológica que hace que el nombre de Lécera se conozca en todo el mundo.