Zaragoza vivió el pasado jueves día 6 de julio unas graves tormentas que generaron unas imágenes dantescas y desesperadas que dieron la vuelta al mundo
La solidaridad de los aragoneses ha contribuido a levantar, en un tiempo récord, empresas arrasadas por las riadas, como ha sido el caso de Herco Suministros Industriales
La imagen de María, la mujer aferrada al techo de su vehículo para evitar ser arrastrada por el agua, ha quedado grabada en la retina de los zaragozanos que, el pasado jueves día 6 de julio de 2023, vivieron una histórica tormenta que arrasó todo a su paso y dejó cuantiosos daños materiales. Una tromba de agua aterradora, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo y que, por suerte, quedó únicamente en multitud de destrozos en coches, lonjas y empresas como Herco, Suministros Industriales, que logró abrir a solo cinco días de la catástrofe gracias al esfuerzo solidario de trabajadores, amigos, familiares y proveedores, así como de la rápida acción conjunta de Bomberos, Brigadas Municipales y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, autonómicas y locales, que no han parado desde entonces para que la ciudad y la provincia vuelvan a la normalidad. Una casi película de miedo que pudo haber sido peor, puesto que su gerente, Carlos Sánchez, fue testigo de primera mano de la misma, ya que se encontraba en el interior de las instalaciones en el mismo momento de la tormenta.
Los vídeos que circularon durante el pasado jueves dan cuenta de una escena dantesca que sucedió en los apenas quince minutos que duró la lluvia. Un desastre del que se hicieron eco medios de comunicación de todo el mundo, desde EE.UU a Francia, debido a la magnitud de la catástrofe: un total de 54 litros por hora y metro cuadrado, con picos de diez minutos de más de 100 litros, que dejaron escenas como las que vivió de primera mano Carlos Sánchez, gerente de Herco Suministros Industriales. “A mí la tormenta me pilló dentro de las instalaciones, estaba en el gimnasio de al lado, haciendo crossfit, y cuando empezó la granizada, temiéndome lo que ya nos pasó hace algunos años, que se nos desmontaron las bajantes y se nos cayeron los techos (como ha pasado en El Corte Inglés de Puerto Venecia), pasé a la nave a ver cómo estaba todo. En un principio había solamente unos pequeños charcos de agua en la zona de la tienda y en la zona del almacén”, recuerda.

Y es que de unos pocos charcos se pasó a una enorme riada que, al principio, nadie hubiera previsto. “Es más, llamé a la señora de la limpieza, que suele llegar a Herco a las siete de la mañana, antes de iniciar la jornada, para decirle que, si no le importaba ir un poco antes al día siguiente, para que le diera tiempo a dejar la tienda en condiciones antes de abrir”, comenta Sánchez. Sin embargo, fue colgar el teléfono y, de pronto, por la persiana de la zona de recepción de mercancías y la entrada principal, empezó a entrar agua “como si no hubiera un mañana”, manifiesta.

Un momento desesperado que pudo captar con la cámara de su teléfono móvil, en un relato in extremis en el que las emociones confluían, sobre todo en la “impotencia de ver que contra el agua no hay nada. Contra el fuego, que es una gran desgracia, al final se puede parar con agua. Pero el agua… ¿Con qué lo paras?”, apunta el gerente de Herco.
Arriba, vídeo de la cámara de seguridad de Herco, Suministros Industriales, en el momento de la tormenta. Vídeo: Herco, Suministros Industriales
En veinte minutos el agua llegó a sesenta centímetros
Tal y como manifiestan los muchos testigos de la tormenta, de las primeras gotas a los primeros torrentes de agua pasaron escasos instantes. “En menos de veinte minutos, las dos naves principales de tienda y almacén se llenaron de agua hasta unos sesenta centímetros. Lo cual supone que prácticamente todo lo que es el primer estante, tanto de la zona de tienda de ferretería como de la zona de almacén, todas las mercancías, fueron cubiertas por el agua. Así como la zona de las oficinas, aseos, vestuarios… fue una situación desesperante. Máxime siendo testigo de cómo la riera de agua y barro se llevaba por delante todo lo que había a su paso”, comenta Carlos Sánchez, mientras recuerda cómo quedó atrapado dentro de la nave, mientras contemplaba, a través de la cristalera, cómo el agua iba arrastrando todo a su paso.
Arriba, vídeo captado por Carlos Sánchez, gerente de Herco, Suministros Industriales, que estaba en el interior de las instalaciones en el momento de la tormenta. Vídeo: Carlos Sánchez
Tras la pesadilla vino la solidaridad
La situación desesperada, por suerte, quedó únicamente en numerosos daños materiales, y no afectó a la integridad de las personas. “Hubo momentos de desesperación, pero gracias a que a mi casa me había llamado la Guardia Civil, porque yo había alertado de la situación, sabía que podía ser evacuado por algún medio. Además, mi vecino Javier, de Talleres Capapé, también era consciente de que yo estaba dentro, porque me había visto entrar, y yo le veía a él por la ventana, así que, más o menos, pude sentirme tranquilo” de que alguien sabía que estaba atrapado en la nave, comenta. Una inestimable intervención, la de Guardía Civil, Policía Nacional, Policía Local, Bomberos y otros grupos de emergencias locales, autonómicos y nacionales, que continúa a casi una semana de los acontecimientos.
Y tras la tormenta, llegó la solidaridad. “Esto es el principio de una odisea y una pesadilla que no ha terminado ni mucho menos todavía. Las instalaciones, que ocupan 4.000 metros cuadrados, están arrasadas. Pero si es cierto que el martes 11, después de cinco días, y con un esfuerzo titánico y pírrico, trabajando mañana, tarde y noche, todos los trabajadores de la empresa, amigos, colaboradores… y por supuesto, la familia, hijos, maridos, mujeres… han estado durante todo el fin de semana trabajando, arrastrando agua, barro, limpiando, desescombrando… solamente se puede ver el esfuerzo que se ha realizado estos días a través de las imágenes”, valora Carlos Sánchez.

Quedan días duros por delante
Dentro de la gravedad de la situación, comenta el gerente de la empresa, el hecho de que el desastre sucediera a las puertas del fin de semana les ha servido para acelerar el proceso de limpieza y abrir en un tiempo record. “Gracias a la intervención de nuestros proveedores, de nuestras empresas de instalación eléctrica y la red informática, nuestros programadores, y demás colaboradores, en un tiempo récord hemos podido tener en marcha la maquinaria necesaria para que una empresa de treinta trabajadores y con más de 3.000 clientes, esté casi al 100%”, explica.
Aunque también, tal y como reconoce, aún quedan días duros por delante, ya que “queda la gestión del siniestro en cuanto a seguros. En este caso se considera una catástrofe natural, y, por tanto, se hace cargo el Consorcio de Compensación de Seguros, pero existen una serie de requerimientos, como son que todos los daños deben ser especificados y relacionados, que hay que presentar facturas, tanto de la mercancía dañada como de todo aquello que es necesario sustituir porque está dañado, etc”.

Una historia de esfuerzo, sacrificio y solidaridad
Los daños que han sufrido empresas como Herco Suministros Industriales han sido cuantiosos, pero la historia de esfuerzo, sacrificio y solidaridad que hay tras el desastre ilumina la voz del gerente de la empresa. “Lo más importante: contamos con voluntarios de Zaragoza y de Cuarte que nos están echando una mano en las tareas de limpieza y de ordenación. Una serie de personas, con nombres y apellidos, que, de una forma totalmente desinteresada, y solidaria, se han sumado a esta tarea con el calor y las condiciones meteorológicas en las que nos encontramos también”, aprecia.
Una historia con final feliz en la que “todavía queda mucho, hay mucho que acarrear, mucho que limpiar, pero al menos podemos decir que seguimos vivos, independientemente de los gastos que vaya a conllevar. Pero cada día que hubiésemos cerrado, hubiese supuesto unas pérdidas que, si fueran muy prolongadas, difícilmente podrían ser asumidas por una empresa como la nuestra, y como muchas otras que no tienen el pulmón financiero para estar días, semanas o meses sin ningún tipo de producción o de ingreso”, concluye.
