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29 marzo 2024

El libro “La Lonja de Zaragoza. Reyes y ciudadanos” pone en valor la historia y la evolución de edificio zaragozano

Carmen Gómez Urdáñez, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, acompañada por Sara Fernández, vicealcaldesa y consejera de cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, y la directora general de Cultura, Romana Erice, presentó el libro, ‘La Lonja de Zaragoza. Reyes y ciudadanos’.

Durante la presentación la autora explicó el trabajo de investigación que ha llevado a cabo, durante varios años, y “que aún continúa”. Así mismo hizo referencia a los 153 rostros de la fachada y la escasa presencia de mujeres entre ellos.

Carmen Gómez apunto que estos rostros (fachada oeste) pertenecían a la a la familia del emperador Carlos V con la emperatriz Isabel de Portugal. Aparecen otros personajes ilustres, como son: los Reyes Católicos, Carlos, el hermano del rey, su esposa Ana de Bohemia y Hungría, y las hermanas del emperador: María de Austria, Leonor y Catalina.

La escasa presencia de mujeres se debe, en opinion de la autora, a que era un

La colaboración entre el Ayuntamiento de Zaragoza, a través del servicio de Cultura y la Universidad de Zaragoza, ha hecho posible la edición del libro.

La Lonja de Zaragoza fue construida entre 1541 y 1551 para que sirviera como sede civil destinada a actividades económicas, pero con el paso del tiempo ha tenido otras utilizaciones, acogiendo en 1983 la sesión constitutiva de la I legislatura, tras las primeras elecciones autonómicas de Aragón. 

Se trata de un edificio, la última de las grandes lonjas de las ciudades de la Corona de Aragón, plenamente renacentista, adjudicado al proyecto de Juan de Sariñena, maestro de obras de la ciudad y que tomó como referencia las Lonjas de Mallorca y Valencia, a las que quiso superar, como recordó la autora. El diseño interior es obra de Gil Morlanes ‘el Joven’, que creó un gran salón cubierto por bóvedas de crucería. En el 2002 se declaró Bien de Interés Cultural. La Lonja se concibió como un edificio lujoso, de planta rectangular y en otros elementos estructurales (aperturas altas, fuentes de luz, la falsa, las ventanas, las bóvedas…), se inspiró en el arquitecto romano Vitrubio y en su concepción de las antiguas basílicas.

Posteriormente hubo otras intervenciones, las de Ricardo Magdalena, José Yarza García y, finalmente, Úrsula Heredia.

En el año 1979, y como una de las primeras medidas culturales que adoptó el primer Ayuntamiento democrático de la ciudad, se decidió que La Lonja se dedicaría exclusivamente al acogimiento de exposiciones temporales. Con ello se lograba abrir a toda la ciudadanía de manera permanente el edificio, así como equipar a la ciudad con un magnífico espacio para la realización continua de exposiciones, consiguiendo entroncar además con una trayectoria de exposiciones en ese edificio que, si bien puntual, se remontaba hasta finales del siglo XIX.

Desde entonces, y salvo un breve periodo de reformas entre 1988 y 1990, tiempo en el que se llevó a cabo una amplia restauración del edificio tanto interior como exterior, La Lonja se ha erigido como  espacio emblemático y sus exposiciones han sido y son relevantes y variadas, con grandes nombres y figuras locales, buscando satisfacer los gustos diversos de los zaragozanos y de los visitantes a la ciudad.

Sara Fernández “Es un edificio que afortunadamente disfrutamos a diario miles de zaragozanos y visitantes, y queríamos dar a conocer su historia desde el punto de vista urbanístico, arquitectónico y social”

CARMEN GÓMEZ URDÁÑEZ

Carmen Gómez Urdáñez es catedrática del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. Se ha dedicado sobre todo a la historia de la arquitectura entre la Edad Media y el Renacimiento, particularmente a la civil aragonesa, sobre la que realizó en su día la tesis doctoral. Siguiendo esta línea de trabajo ha profundizado en los aspectos principales de su problemática: desde los procesos de construcción, la mano de obra cristiana y mudéjar, o el marco urbano, hasta la dotación y la funcionalidad de los inmuebles y su representatividad social.

Otra línea de su investigación es la iconografía. Ha resuelto, por ejemplo, la interpretación de conjuntos figurativos del s. XVI tan significativos como la portada del monasterio de Santa Engracia y la del palacio del Conde de Morata en Zaragoza, o el cimborrio de la catedral de Tarazona y la escalera del palacio episcopal de esta misma ciudad. 

Además, durante un amplio lapso de tiempo ha estado comprometida con el estudio de la catedral de Tarazona, por formar parte del equipo de su restauración, y ha publicado libros y artículos sobre diversos aspectos de la evolución histórica del edificio. 

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