Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística, en Aragón hay algo más de 6.000 personas de nacionalidad china. Y aunque es difícil catalogar a un grupo extenso, la secretaria de la Asociación de Desarrollo de la Amistad y de Cooperación de España y China, Xiu Mian Liu, tiene claro un rasgo que representa a la mayoría: el espíritu emprendedor.
“Cuando un chino llega a España, su sueño es emprender y abrir sus propios negocios. Es su meta”, destaca en una entrevista con Go Aragón esta empresaria que llegó a España hace unos treinta años procedente de la provincia de Zhejiang, al sur de China. Los negocios estrella son los relacionados con la hostelería, bares y restaurantes que ya están “completamente integrados en los barrios”, y los bazares. Además, hay otros negocios más enfocados a la población de origen chino, como los supermercados con productos del país o las escuelas para estudiar este idioma, a las que acuden niños y jóvenes los fines de semana y las vacaciones. Un ejemplo de estas academias es la de Xinte Wang, que preside esta asociación.
Aunque la secretaria de la asociación encuentra que desde que ella llegó ha habido un cambio generacional: “Los que han nacido aquí y se han criado aquí, tienen su propia carrera, tienen una mentalidad distinta”.
“La segunda o tercera generación tiene la mente todavía más abierta que quizás nosotros, los que vinimos primero”.
“Muchas de las nuevas generaciones ya no se dedican a hacer un negocio, sino que después de su carrera encuentran un trabajo en una empresa: hay ingenieros, hay diseñadores, hay dentistas… Hay de todo”, puntualiza Xiu Mian.
Algo que no quita para que muchos otros opten por continuar el negocio de sus padres y que otros, también con vocación empresarial, emprendan los suyos propios. Eso sí, de todo tipo, y no solo centrados en hostelería y en comercio.
Mantener la cultura china para no olvidar las raíces
Otro de los grandes objetivos de la Asociación de Desarrollo de la Amistad y de Cooperación es dar a conocer la cultura china a la sociedad aragonesa y contribuir a que los más jóvenes sean también partícipes.
Así, en el Año Nuevo Chino celebraron una comida típica con más de 200 personas, de las cuales aproximadamente la mitad eran españolas. Ahora, es el momento de celebrar otra fiesta, el Festival del barco dragón, sobre el que los alumnos de las escuelas de chino están aprendiendo el origen y degustando uno de alimentos de la cocina tradicional china que se come para estas fechas: un plato con arroz y diferentes rellenos, todo envuelto con hojas de bambú.
Las nuevas generaciones, “como han nacido y crecido en España se sienten más españolas que chinas”, señala la secretaria de la asociación. “Pero no podemos olvidar nuestra raíz: nuestra raíz es china”, celebra Xiu Mian.
Un camino de ida y vuelta
La Asociación de Desarrollo de la Amistad y de Cooperación es también un “puente que une China con España” en el ámbito de los negocios. De esta forma, sus miembros echan una mano tanto a los empresarios chinos que quieren introducirse en la Comunidad como a las empresas aragonesas que se animan a invertir en China. Sobre todo, al amplio número de pequeñas y medianas empresas que conforman el panorama empresarial de Aragón. Y son precisamente estos negocios los más reacios a “dar el paso”, a pesar de que tienen “productos muy interesantes que son únicos”.
Xiu Mian Liu, que viaja con asiduidad a su país de origen, ha podido comprobar en los últimos años que el nivel de vida se ha elevado mucho y “buscan nuevos productos”. Un ejemplo es el café, un bien que se ha puesto muy de moda en el gigante asiático y que se ha expandido rápidamente. Como explica la empresaria, una empresa aragonesa le pidió consejo para introducirse en China, pero decidieron no hacerlo, al no tener tanta capacidad para exponerse a un mercado tan amplio.
“En China, si te paras, te quedas atrás”
Así lo expresa Xiu Mian, que ha levantado en España dos marcas de moda nupcial: X&M y Alma Couture. La gente es “muy emprendedora”, lo que desemboca en un mercado en el que “si te paras, te quedas atrás”. Al contrario que ocurre en España o en otros países del entorno, un restaurante o un comercio puede mantener el negocio sin cambios ni reformas durante años, incluso décadas, “pero allí es muy difícil”. De hecho, cada 3 o 5 años como mucho, los negocios cambian.
“Aquí no tenemos esa necesidad. Además, el cambio para una empresa supone un riesgo. si haces muchos cambios te puede ir bien o mal, no sabes lo que va a pasar”.
“Entonces, es más cómodo mantener. Pero el negocio de fuera viene a España, ha venido y va a venir, así que hay que estar preparado”, reflexiona Xiu Mian Liu, que ha vivido con sus propias firmas de alta costura la irrupción de comercios online que fabrican vestidos de fiesta a un bajo coste. Como indica, Internet “hace daño”, y no tienen por qué ser empresas chinas, sino de cualquier país. “Rompen el mercado”, producen cambios y no todos los negocios están preparados.
“Cuento lo que he vivido en China y en España, y siendo una empresaria también lo he vivido: a mí me han hecho daño marcas que venden vestidos de fiesta baratos”, expresa, a la par que anima a las empresas a no caer en el pesimismo y quedarse paralizadas, sino a avanzar.
La doble cara de la tecnología en China
“Puedes estar un mes entero en casa y conseguir todo lo que quieres a cualquier hora”. Así resume la entrevistada el papel de la tecnología en la sociedad china, donde la gran mayoría de las tiendas y restaurantes venden ya por Internet. “Está avanzando tecnológicamente y nadie puede parar ese avance”, señala Xiu Mian sobre unos cambios que ha producido la tecnología que todavía no han llegado a España o, al menos, con tanta fuerza.
“Aquí todavía disfrutamos de una conversación y un cara a cara. Es una parte que es muy interesante de mantener, pero en China es verdad que lo están perdiendo”.
“Los jóvenes están muy enganchados al móvil”, algo que considera negativo, porque “se encierran en su mundo”. Sin embargo, la empresaria aragonesa remarca también “las facilidades de vida” que esto supone, pues “sales de casa con el móvil con la batería llena y no hace falta nada más”. Al final, “todas las cosas tienen su doble cara”.
