Descender el Ebro en piragua, recorrer el embalse de Ribarroja en un pequeño barco de vela tradicional llamado Llaüt, salpicarse de las aguas bravas del Gállego con los Mallos de Riglos de fondo, deslizarse con la tabla de kitesurf por las aguas de La Loteta, navegar por el embalse de Mequinenza o recorrer en kayak el de la Tranquera.
Estas son solo algunas de las posibilidades de Zaragoza provincia en materia de actividades acuáticas, que atraen a turistas aragoneses y del resto de España de los perfiles más variados, desde practicantes habituales hasta grupos que se acercan por primera vez a las propuestas acuáticas.
Desde la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), buscan a través de su estrategia de turismo dar a conocer las múltiples alternativas que ofrece el turismo fluvial, con el objetivo de que los ciudadanos lo prueben y se conviertan ellos mismos en “prescriptores”.
En este artículo nos acercamos a algunas de las actividades acuáticas y náuticas que se pueden practicar en Zaragoza, en entornos tan variados como el embalse de La Loteta, el río Gállego o las aguas del Ebro. ¡Hora de zarpar!
1. La Loteta, un paraíso del kitesurf gracias al cierzo
El embalse de La Loteta es desde su construcción, en el año 2010, una de las paradas casi obligatorias en el circuito nacional de Kitesurf. Situado en la Ribera Alta del Ebro y Campo de Borja, es, en palabras del Jorge Herrero, del Club Kitesurf de La Loteta, “uno de los mejores lugares de España para practicar kitesurf”.
“Es espectacular para este deporte porque se junta un poco todo: tenemos una lámina de agua que mide hasta 6 kilómetros de largo por 2 de ancho y tenemos todo el viento del mundo gracias al cierzo”, señala Herrero sobre el ir y venir de furgonetas de aficionados a este deporte que llegan en busca del viendo de Comunidades como la de Madrid, Navarra, País Vasco, La Rioja o Cataluña. “Cogen su furgoneta, hacen 200 o 300 kilómetros y se plantan en La Loteta todo el fin de semana”, ilustra este miembro de la organización del club, que cuenta con 250 inscritos, muchos de ellos, de Aragón.
Y quienes quieran “deslizarse” por primera vez en este deporte tienen hasta cuatro escuelas en La Loteta para aprender. “Nosotros siempre recomendamos que cuando empiezas a hacer Kitesurf no se hace de forma autodidacta, siempre se tiene que hacer a través de una escuela con monitores titulados”, insiste Herrero sobre este deporte que se practica con una cometa y con una tabla que permite “surfear” sobre el manto de agua.
A finales de septiembre La Loteta acoge el Cierzo Festival, el mayor evento de kitesurf de la península. Una cita con una década de tradición que el club organiza con la Federación Aragonesa de Vela y que coincide con el campeonato de Kitesurf de Aragón.

2 . El río Gállego, una referencia en aguas bravas en un entorno espectacular
Murillo de Gállego, en el Prepirineo de la provincia de Zaragoza, es uno de los lugares de referencia a nivel nacional para disfrutar de las aguas bravas del río Gállego. Son varias las empresas que ofrecen allí kayak, hidrospeed, descenso en canoa, paddle surf en el pantano de Ardisa y, por supuesto, rafting. El descenso por el río con una embarcación neumática es la actividad estrella y se desarrolla con un guía para que se puedan superar todos los rápidos “de una manera segura y divertida”. Todo ello, con el telón de fondo de las imponentes peñas de paredes verticales, los Mallos de Riglos.
“El entorno es espectacular y es una de las cosas que lo hace singular, mágico y único. El descenso entre los dos torreones que son los Mallos de Riglos y Peña Rueda lo hace algo muy especial, es algo completamente hipnótico”, relata Gustavo Ortas, de UR Pirineos.
Los más habituales en estas actividades acuáticas en el Gállego durante la primavera son los niños y jóvenes que llegan de toda la península con sus centros escolares. En el verano, es el público familiar el que se acerca a estas actividades, muchas veces, con semanas de multiaventura para “picotear” entre todas las opciones que ofrece el río de aguas bravas. Además, como señala Ortas, los fines de semana son también habituales los grupos de amigos y las despedidas de soltero y soltera.

3. Hacer deporte y conocer una historia: el embalse de Ribarroja
Los deportes acuáticos van muchas veces más allá de la práctica deportiva, sino que permiten llegar a espacios privilegiados y descubrir las historias del paraje. Es el caso del embalse de Ribarroja, al lado de Fayón, en la comarca del Bajo Aragón-Caspe. El pueblo actual se construyó en el año 1967, cuando el antiguo quedó sumergido por la construcción de la presa, a excepción de la torre de la Iglesia de San Juan, que todavía emerge sobre las aguas.
Hoy, además de las actividades que ofrecen las empresas que operan en la zona, la Oficina de Turismo de Fayón oferta periódicamente jornadas de paddle surf, beach surf (con tablas más grandes que permiten ir en grupo) y kayak.
Otra posibilidad son los paseos fluviales que organiza Turismo de Fayón a bordo de su embarcación Llaüt, con visitas guiadas que parten desde el embarcadero de Reixaga y recorren la boca del túnel del antiguo ferrocarril, el campanario de la iglesia del antiguo pueblo y la antigua desembocadura del río Matarraña al Ebro.
“Todas estas actividades acuáticas están vinculadas a conocer la historia de Fayón. Explicamos toda la historia del pueblo viejo de Fayón, la inundación y cómo al final cambió la vida de toda la gente que vivía allí y que tuvieron que trasladarse a dos kilómetros de donde habían nacido”, explica la guía y coordinadora de la Oficina de Turismo, Eva Amposta.
4. Embalse de Mequinenza: variedad de actividades en “el mar de Aragón”
Conocido como “el mar de Aragón”, el embalse de Mequinenza, alberga a lo largo de sus representativos meandros una amplia variedad de clubes y de empresas deportivas, que ofrecen vela, windsurf, kayak, esquí acuático, piragüismo o paddle surf. Una de estas empresas es Río Caspe Aventura, que permite explorar sus aguas a individuales y grupos, como colegios, escuelas de verano, despedidas o incentivos para empresas.
El técnico deportivo náutico Eduardo Catalán destaca como principales bondades del embalse de Mequinenza “la tranquilidad, la seguridad y las buenas condiciones para la iniciación en deportes náuticos”, además de la cercanía a la capital aragonesa.
Como indica el representante de esta empresa, que permite tanto iniciarse en los deportes náuticos como obtener la licencia de navegación, este año no ha sido bueno a causa de la sequía. Por ello, se trasladan desde sus instalaciones en Caspe aguas abajo o a Alcañiz, para poder seguir disfrutando de actividades náuticas en la naturaleza.

5. El río Ebro, un entorno navegable de contrastes
A las excepcionales posibilidades náuticas de los embalses de Mequinenza y de Ribarroja se suman las del río Ebro a su paso tanto por las localidades ribereñas como por la capital aragonesa. La red de embarcaderos situados en la provincia de Zaragoza permite disfrutar de naturaleza, patrimonio y paisaje desde dentro y a bordo de la embarcación idónea para surcar estas aguas: la piragua.
Embarcar en Cabañas y concluir frente a la imponente imagen de la basílica del Pilar, en Zaragoza, recorrer los casi diez kilómetros que separan Sobradiel de Monzalbarba o deslizarse por las aguas de Pradilla a Alcalá, para recordar el pasaje del Quijote en el que Sancho Panza demuestra sus virtudes como Gobernador de la Ínsula Barataria, son solo algunos de los posibles trayectos.
“Hay muchos tramos distintos que se pueden navegar, de hecho, todo el Ebro en Aragón es navegable”, señala Néstor Jiménez, uno de los socios de EbroNAUTAS, que ofrece “enamorarse del Ebro desde dentro” con sus propuestas de ecoturismo fluvial en Zaragoza y su entorno.

Como narra Jiménez, en los años setenta y ochenta el Ebro y los ríos en general estaban contaminados, pero ya entrados en nuestro siglo, con la directiva de vertidos de la Unión Europea se construyeron muchas depuradoras, lo que contribuyó a mejorar su salud y factores como su transparencia.
Este barquero de EbroNAUTAS cuenta cómo la experiencia de descender el Ebro en piragua es, más allá de su vertiente deportiva, una actividad divulgativa, pues permite observar y conocer de la mano de los guías la rica fauna y flora que puebla el interior y las orillas del río.
“El atractivo que tiene ahora es que es un entorno sano, es una jungla fluvial. A nivel de fauna es una pasada, especialmente por las aves; es como un documental de La 2, las ves continuamente”, señala el también geólogo sobre acompañantes de viaje como el martín pescador, el avión zapador, las garzas o el martinete.
Para Jiménez, miembro de este proyecto que organiza descensos programados y actividades para grupos de diferentes perfiles, el Ebro es sobre todo “un paisaje de contrastes”: de la estepa a la jungla o de la “frondosidad exuberante” de ciertos tramos a la arquitectura de la Expo o la monumentalidad del Pilar a la llegada a Zaragoza.
6. El embalse de la Tranquera: kayak y paddle surf animan el pantano
La siguiente parada es el pantano de la Tranquera, que embalsa las aguas del río Piedra y está situado en los términos municipales de Carenas, Nuévalos e Ibdes, en la provincia de Zaragoza. Como señala el presidente de la Comarca de Calatayud, Ramón Duce, hace unos años no se practicaban muchas actividades acuáticas, principalmente solo a nivel individual. Pero, desde hace dos años, a través del servicio comarcal de deportes se han propuesto fomentar el uso del pantano para estas actividades.

“Es un pantano que conserva bastante cantidad de agua, sobre todo, en la zona de la presa, y se hacía muy poca actividad deportiva. Ahora, con este tipo de actividades, también se contribuye a fomentar la zona”, explica Duce sobre las actividades de kayak y paddle surf organizadas por la comarca a partir de primavera.
Además, están tratando de impulsar un proyecto para hacer un centro de actividades deportivas, que conlleva la cesión de un inmueble al lado de la presa, un bar que cerraron hace tiempo. Una iniciativa que todavía está en trámite, pero que, según indica el presidente comarcal, “va por buen camino”.