Adriana Oliveros está al frente del clúster audiovisual de Aragón y, desde septiembre del año pasado, es commissioner de la Zaragoza Film Office. Con estos dos cargos, se sitúa en un lugar único para conocer la realidad de un sector que ya supone más de un 1 % del PIB aragonés y del que augura una gran proyección.
En una entrevista con Go Aragón, Oliveros hace un repaso a la actualidad del audiovisual en la Comunidad y también mira hacia atrás en un recorrido profesional que le ha llevado desde el periodismo de papel a la pequeña pantalla, la producción y, ahora, a liderar el clúster del sector empresarial del audiovisual en Aragón.
Hace poco decíamos en Go que Aragón es un territorio de cine, ¿cuál es su presente?
Aragón es una tierra de cine por motivos varios, incluyendo los históricos, pero el presente yo creo que es buenísimo. En la Zaragoza Film Office siempre decimos la cifra de este año, que sorprende a todos. El número de expedientes de rodaje crecido un 538 % y cuando lo calculábamos era increíble. Creo que se ha producido un momento muy bueno de localizaciones y de una industria que siempre estuvo ahí, pero que está despertando, de alguna manera.
¿Cuáles son sus puntos fuertes?
Desde el punto de vista de atracción de rodajes, la parte de las localizaciones en Aragón es impresionante porque tienes de todo. Desde el barrio más anodino a zonas verdes, desierto, montañas… la riqueza es grandísima. Hay una cuestión de geolocalización, está en medio de todo, en la zona de mayor PIB y entre los dos grandes polos del audiovisual, que son Madrid y Barcelona. Eso nos da también una gran rentabilidad. Por otro lado, es un sitio donde resulta fácil encontrar servicios, industria y lo que se necesita. Ahora hay que conectar unas cosas con las otras, que no es fácil.
Desde febrero de 2022 estás al frente del clúster audiovisual, ¿cómo es ese ecosistema empresarial?
Del recorrido del clúster estamos súper orgullosos, primero, porque es un recorrido muy corto, pero en solo un año y medio nos hemos convertido en el segundo clúster que tiene la figura de agrupación empresarial innovadora. Lo cual quiere decir que, al menos, eres más del 1 % del PIB. El único clúster que lo tenía era el de Galicia y el segundo va a ser Aragón. Cuando decíamos que había industria, no nos equivocábamos. En el clúster hay 52 empresas que abarcan todo el arco, desde los videojuegos a la producción clásica. Y tenemos que entender que todo eso es audiovisual, que un videojuego también cuenta una historia, que la gente que hace una producción virtual cuenta una historia, que los de postproducción son muy fuertes y hay que atender a la parte de innovación, que a mí me tiene loca porque son empresas que hacen maravillas.
Ese 1 %, ¿tiene visos de crecer?
Ese 1 % que sabemos que sobrepasamos, no sabemos la cifra real y ahora se están haciendo determinados estudios para ver cuál es. Tiene muchos visos de crecer; el informe de la Spain Film Commission que se presentará el año que viene ya muestra algunos datos, aportados por Pro Films, que hablaban de un porcentaje de inversión audiovisual en Aragón muy superior a lo que esperábamos y que la equipara a otras comunidades cercanas. Y decíamos que hay mucho talento en la parte de innovación del clúster; acabamos de ganar un proyecto del Ministerio de Industria que van a realizar dos empresas aragonesas y que se llama PlatVR, que aplica la inteligencia artificial a la generación de escenarios virtuales para Virtual Production. Toda esa parte puede crecer todo lo que queramos. Deberíamos ser el hub secundario de Madrid y Barcelona por excelencia porque, por posición, debe ser este.
Al audiovisual es imposible ponerle puertas. Somos uno de los clúster en Aragón, con el de logística, más transversales; estamos en todo. El audiovisual ya no es solo un cine, es un medio también, es lo que estamos haciendo ahora en esta entrevista. La capacidad de crecimiento es increíble y todos los años la aportación del audiovisual al PIB crece exponencialmente.
También estás al frente de la Zaragoza Film Office, ¿qué atractivos tiene esta ciudad como lugar de rodaje?
Zaragoza es un lugar muy curioso porque tiene uno de los términos municipales más grandes de España. Siempre decimos que caben Madrid, Barcelona y Valencia juntos, pero es que es así. En el término municipal de Zaragoza tenemos uno de los mayores campos de maniobras de Europa, que parece que te transporta a otro continente; tenemos las saladas, que te ubican de repente en espacios increíbles, tenemos toda la riqueza monumental de Zaragoza y está todo ordenado bajo una única ordenanza, somos la tercera ciudad de España con una gran ordenanza audiovisual. que incluye un montón de departamentos. Eso, para rodar, es comodísimo. Por no decir que somos más baratos que Madrid y Barcelona, estamos a una hora y cuarto y, de esto, la publicidad se dio cuenta hace tiempo. El mundo del cine se está empezando a dar cuenta porque, aunque llegamos tarde como oficina, somos de las más jóvenes, creo que llegamos con intención y sabiendo que hay que conectar con ellos.
¿Qué sinergias hay entre la Aragón Film Commission y la Zaragoza Film Office?
En la Zaragoza Film Office somos muy jovencitos, llegamos los últimos. En Aragón hay oficinas mucho más experimentadas como la de Monegros, que la lleva gente con una energía impresionante. Haciendo autocrítica, yo creo que se puede trabajar mejor y más coordinados; juntos tenemos territorios con diferentes capacidades. Zaragoza es la rentabilidad y el hub industrial, Teruel tiene ventajas fiscales y territorios increíbles y en Huesca, desde el desierto a la montaña, tienes lo que quieras. Hay mucho territorio por ganar, por ejemplo, en la provincia de Zaragoza. Nos relacionamos de tú a tú, pero se pueden hacer más cosas, y en ello estamos.
Para que Aragón sea competitivo en el ámbito del audiovisual, ¿qué es lo que tiene que hacer?
En Aragón, para ser competitivo en el futuro del audiovisual, de verdad deberíamos tener un plan estratégico. Porque, de todas las cosas de las que hemos estado hablando, es decir, por un lado, el crecimiento de la parte de las oficinas fílmicas y el desarrollo de las ubicaciones, y por otro, que ha nacido un clúster desde las empresas, sí que nos falta entender que esto no es solo cultura o industria; son industrias creativas y hay que desarrollarlo de una manera global. Los que estamos dentro de esto intentamos unir el punto A con el punto B, pero sería importante un plan estratégico que lo analizara todo en coordinación. Y eso exige un gran plan.
Si una gran productora internacional decide apostar por este territorio, ¿qué se va a encontrar?
Se ha hablado mucho del concepto ‘film friendly’. Y el concepto ‘film friendly’ es trabajar con nosotros parejos en una producción en todo lo que haga falta y saber que vamos a resolver cualquier problema. En el caso del rodaje que tuvimos en los pasados Pilares o algunos que tuvimos el año pasado, se han encontrado a un equipo que se cree de verdad que el audiovisual, que el cine y las producciones atraen puestos de trabajo, atraen economía y que además hay que conseguir que esa economía se quede aquí de la mayor manera posible, no solo en la parte turística, sino también en el empleo de técnicos y de todo lo bueno que tiene dar el sector.
Empezaste en la prensa antes de pasarte al audiovisual, ¿qué te enseñó esta etapa?
Yo siempre digo que soy periodista; he sido periodista y sigo siendo periodista, es algo que uno no se puede quitar de en medio. Es una forma de actuar ante la vida y ser periodista te enseña un montón de cosas porque, al final, estudiamos una carrera en la que, básicamente, aprendemos cosas que vamos desechando, porque ninguna te sirve para el día siguiente. Pero lo que sí que aprendemos es a aprender todos los días. Aquello de que ‘tu exclusiva envolverá el pescado de mañana’ se aplica a cualquier conocimiento que tengas. Así que la trayectoria de prensa me enseñó mucho y yo siempre lo pensé, que era una periodista de papel. Luego, fíjate, acabé en la tele y luego he acabado en esta parte de la profesión, que para mí ha sido un descubrimiento porque, realmente, te abre el arco de todas las cosas que se pueden hacer por la industria. Y aún volveré al papel.
También has estado al frente de productoras. Como profesional, cómo has visto evolucionar este sector en Aragón?
Yo empecé en la producción de casualidad. En el año 2006, o unos meses antes, nacía la televisión autonómica de Aragón y muchos profesionales que habíamos tenido contacto acabamos reciclados, de alguna manera, casi orgánica, hacia la televisión. Y todo ese panorama ha evolucionado muchísimo, porque es verdad que antes había algunas productoras, pero hubo que crecer en torno a un tejido. Se hizo a través, y eso es muy bueno, de profesionales que había en Aragón. Pero, si me tengo que confesar, en el primer programa que hicimos no habían llegado los ordenadores, estábamos escribiendo casi a mano para locutar vídeos… era una auténtica locura. Desde entonces hasta ahora, la televisión en Aragón, lógicamente, ha cambiado radicalmente. Fue un proyecto que en 2006 nos creímos todos y gracias a eso creció y nos fuimos casi formando sobre la marcha. Es como cuando haces una locura; ahora la ves y piensas ‘Dios mío, ¿cómo nos metimos en semejante follón y cómo tuvimos la capacidad de hacerlo?’. Pues no lo sé, lo hicimos y el mundo de la televisión ha crecido de manera impresionante. De hecho, de las cinco productoras que más contenido producen en España, hay dos que son aragonesas y que pertenecen al clúster; eso es una cifra impresionante.
FUERA DE CARTA
Rincón favorito
Uno, que me parece que es el sitio desde donde mejor se ve la ciudad. Es la vista desde el balcón de San Lázaro, abajo. Me parece de las estampas de la ciudad más maravillosas que existen, a pesar de que tenemos otros lugares, como el arco del Deán, que son alucinantes. Y para mí hay una ciudad en Aragón que es maravillosa y que se ha descubierto poco, que es Tarazona, creo que tiene mucho más que mostrar.
Pero he de decir que mi rincón favorito es el canal. Y es un lugar muy específico, que tiene que ver con la infancia y con esas salidas en bicicleta que haces cuando tienes 8 años y vas con los perros. Es un lugar al que vuelvo recurrentemente porque, de alguna manera, te vuelve a llevar a los momentos en los que fuiste más feliz y en los que aprendiste a amar la vida.
Un lugar para comer
Si tuviera que llevar a alguien de fuera a comer aquí, me lo llevaría a La Flor de Lis, a probar las alcachofas, o a Montal, a probar sus alcachofas con queso. Y si fuera para tomar un vinito, lo llevaría al Nomad, de la plaza San Francisco, porque eso de disfrutar las mañanas en buena compañía y estar viendo el bullicio de esta ciudad me parece una de las cosas más maravillosas que se pueden vivir.