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26 abril 2024

Juan Antonio Planas: “Las personas con más inteligencia emocional son más altruistas y cuidan más el entorno”

La psicología ambiental, que estudia cómo el entorno afecta a quienes habitan en él, será uno de los asuntos más novedosos que abordará el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar, que reunirá en Zaragoza a alrededor de medio centenar de personas.

 

Zaragoza se convertirá del 18 al 21 de mayo de este 2023 en la capital de la inteligencia emocional. Son las cuatro jornadas que durará la quinta edición del Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar, que organiza la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía junto a las principales instituciones educativas públicas y privadas de la Comunidad.

El World Trade Center de la capital aragonesa espera acoger a aproximadamente medio centenar de congresistas, que tendrán la oportunidad de asistir a ocho ponencias, nueve simposios, una mesa redonda y 25 talleres interactivos, además de conocer las 80 comunicaciones seleccionadas. Como indica el presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía de Aragón (APP), Juan Antonio Planas, un 20 % de los asistentes seguirán las charlas de forma virtual, especialmente, desde Hispanoamérica y de Europa, gracias a la posibilidad de seguir este encuentro también a través de la pantalla.

A punto de partir a una de las reuniones anuales de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE), de la que es presidente honorífico, Planas conversa sobre la inteligencia emocional en una entrevista con Go Aragón, junto a sus compañeros Jesús Ibáñez y Alfonso Royo.

Cada vez hablamos más de la importancia de fomentar la inteligencia emocional, pero, ¿qué es exactamente?

Es una cualidad que tenemos todo el mundo que consiste en ser consciente de tus emociones y también de las de los demás; y gestionarlas. No solamente es a nivel personal, sino también a nivel social.

Por otro lado, cada vez se está imponiendo otro ámbito que es todo lo relacionado con el entorno y el medioambiente. Las personas que son inteligentes emocionalmente hablando son más altruistas, cuidan más el entorno, se comprometen más con la sociedad… Son una serie de cualidades que unos tienen más de forma innata, pero se pueden desarrollar y adquirir.

En el ámbito de la psicopedagogía, ¿cómo se utiliza la inteligencia emocional?

En todos los ámbitos es importantísimo. En esta sociedad, y más en la del futuro, se está viendo que las soft skills, las herramientas blandas, van a ser más necesarias. De hecho, los empleadores cada vez valoran más una persona que tenga esta serie de cualidades: que sea creativa, optimista, que sepa trabajar en equipo, que tenga resiliencia…

Obviamente, en educación, como en la salud, más todavía. Un docente, pero sobre todo un alumno, que tiene un problema emocional no resuelto no está capacitado para aprender.

Como bien decía, Rafael Bisquerra, que es uno de los padres de la inteligencia emocional, una persona que tiene un problema emocional no tiene la suficiente capacidad para aprender. Pensemos en una adolescente que está teniendo un problema de ciberbullying: su primer interés va a ser resolver ese conflicto. Y cuando lo tenga resulto es cuando, como decía Maslow, podrá ascender en esa escala de necesidades. Pero las necesidades básicas las tenemos que tener cubiertas.

Juan Antonio Planas es presidente honorífico de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE)
Juan Antonio Planas es presidente honorífico de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE). FOTO: Inés Escario.

Este año el Congreso Internacional Emocional regresa a Zaragoza, ¿cuáles son los platos fuertes de esta quinta edición?

Tenemos un congreso muy ambicioso. Tenemos ocho ponencias, de ellas, varias internacionales, como la de Lorea Martínez, de Columbia, en Estados Unidos; la de Laura Lewin, desde Argentina, y la de Chimenna Chao, desde México. Luego tenemos personas de reconocimiento internacional, como nuestro presidente del Comité Científico, que es Pablo Fernández Berrocal, que viene de la Universidad de Málaga y que va a hablar de la inteligencia emocional de la clase política.

¿Y qué puede aportar la inteligencia emocional a los políticos?

Es muy necesaria. Ahora tenemos dos temas en los que se está viendo que nuestros políticos no tienen en cuenta muchos de estos factores. Por ejemplo, que en Doñana no se esté actuando con prevención. La prevención es otra de las cuestiones claves de la inteligencia emocional: no actuar cuando ha sucedido un problema, sino anticiparse. O aquí en Aragón con la Canal Roya. Porque no ver con un mínimo de antelación lo que está pasando con la crisis climática es cerrar los ojos; y la clase política adolece de ese presentismo.

¿Utilizamos lo suficiente esta inteligencia fuera del ámbito educativo?

Cada vez más, pero no lo suficientemente. El de la educación va un paso por delante, aunque también le falta muchísimo. En la sociedad en general tenemos el problema de que somos bastante reticentes al cambio, somos muy acomodaticios, nos gusta la zona de confort. Por eso, por ejemplo, la transición ecológica está costando tanto. Pero en industria y en otros ámbitos no queda otro remedio que adaptarse. Darwin ya lo decía: los animales que se adaptan al cambio son los que sobreviven y los que no se adaptan, al final, quedan en obsolescencia.

Alfonso Royo, Juan Antonio Planas y Jesús Ibáñez, de la APP.
Alfonso Royo, Juan Antonio Planas y Jesús Ibáñez, de la APP. FOTO: Inés Escario.

En estos momentos no hay duda de la importancia de conocer las emociones, ¿ha sido siempre así?

Responde Jesús Ibáñez: Yo creo que sí, desde los años noventa en la escuela se ha trabajado el tema de las emociones. En el medio empresarial por ejemplo se ha potenciado el jefe agresivo o con autoridad desregulada a nivel emocional y se ha comprobado que ha sido muy negativo, incluso algunas personas, muchas de ellas y también ocurre en política, presentan un perfil, vamos a decir, psicópata. ¿Qué quiere decir? Que esas personas no tienen inteligencia emocional. No tienen lo que llamamos las células espejo, no saben ponerse en el lugar del otro. La inteligencia emocional sería la capacidad de ponerse en el lugar del otro y captar las emociones. Además, tener una buena inteligencia emocional favorece el desarrollo de las hormonas del placer: la serotonina y la oxitocina. Cuando la persona no utiliza estas hormonas usa el cortisol, que produce unos efectos a nivel corporal tremendos.

Responde Alfonso Royo: En el pasado, las emociones no se han educado, tampoco en las familias. Como se decía, los hombres no lloran. La educación que se daba estaba coartando todo tipo de emociones que quedaban dentro. Todo eso se quedaba en el interior sin resolver y, tarde o temprano, tiene que salir; y genera traumas y cuestiones no resultas. Pero esto está cambiando.

Emociones como la tristeza o la ira, ¿están perdiendo su mala fama?

Responde Jesús Ibáñez: La tristeza es un componente vital de la persona, y hay que encajarla y hay que vivirla. La cuestión está en que dentro de esa tristeza cuanto menos tiempo estés y cuanto antes la superes; mucho mejor. Si estás triste, lo importante es saber por qué motivo, y con esa inteligencia emocional empezar a poner estrategias para salir. Igual que la ira, puede ser muy agresiva y destructiva, pero en algún momento es importante manifestarla.

Para concluir, indicáis que el denominador común que os une es luchar por la inteligencia emocional para mejorar la sociedad. ¿Cómo influye?

Responde Alfonso Royo: En función de que yo sea más empático o me ponga más en el lugar de los demás, sin duda, va a mejorar las relaciones que tenga con el resto de la sociedad. Granito a granito, se hace un montón. Si todos nos tratamos mejor y nos sentimos más vinculados a las emociones de los demás y a poder comprender determinadas cuestiones, sin duda alguna, vamos a mejorar la sociedad: vamos a vivir con mayor bienestar. De hecho, se van viendo pequeñas cuestiones, en tu día a día, en un autobús o al comprar el pan ahora se suele pedir por favor, se suelen dar las gracias, te suelen desear que pases un buen día… Cosa que hace no mucho jamás pasaba, éramos más cortantes, tajantes y cuidadosos de esa emoción.

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