Desde la huelga de 1857 que inició las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras y que conmemoramos el 8 de marzo, la presencia y el papel de la mujer en el mundo laboral han experimentado cambios significativos en las últimas décadas.
Uno de los campos hasta ahora menos accesibles y que ha alcanzado una mayor visibilidad de la presencia femenina ha sido el llamado de las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).
El liderazgo femenino se está viendo reforzado por la presencia de mujeres en los puestos de responsabilidad de áreas como la inteligencia artificial, la ciberseguridad y el desarrollo de software.
Abrir la puerta a estas ramas va más allá del impulso de la innovación, ya que estas mujeres están haciendo camino para la próxima generación de jóvenes mujeres interesadas en seguir carreras en tecnología.
Pero si bien es cierto que esto es una realidad, en el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA) la presencia de las mujeres se acerca al cuarenta por ciento y su CEO es una mujer, Esther Borao.
Algunos datos resultan cuanto menos interesantes, como las observaciones in situ, de la feria porexcelencia de la industria tecnológica. En el pasado Mobile World Congress (MWC) celebrado la última semana de febrero de 2024 la presencia femenina resultaba insignificante frente a la masculina.
Desde esa reivindicación primigenia, también se han abierto barreras en la esfera política, donde la figura del liderazgo femenino se ha visto reforzada en los puestos de poder y responsabilidad. Jefas de estado y líderes comunitarias demuestran su capacidad para gobernar, legislar y liderar procesos de cambio social. Nuestra comunidad autónoma, sin ir más lejos, cuenta por primera vez en la historia, con Natalia Chueca, Lorena Orduna y Emma Buj como alcaldesas de los ayuntamientos de Zaragoza, Huesca y Teruel respectivamente.
En el ámbito empresarial, cada vez más mujeres están ocupando posiciones de liderazgo en empresas e industrias tradicionalmente dominadas por hombres, aportando nuevas perspectivas y habilidades de liderazgo, impulsando la innovación y el crecimiento económico. Sirvan como ejemplo, los de la última entrega de los premios a la Excelencia Empresarial, donde dos de las tres empresas galardonadas estaban dirigidas por mujeres; Sara Comenge de VALENTIA Huesca y Ana Martínez de MAGAIZ empresaria esta última, que ya en 2021 se alzó con el premio ADEA al directivo de Aragón.
En el otro lado de la moneda, en el decimotercer informe AROPE de Pobreza y brecha de género de 2023, conocemos que sigue existiendo mayor tasa de desempleo femenino que deriva en ingresos más bajos, mayor riesgo de pobreza y exclusión social. Datos que se incrementan si además existen discapacidades físicas y/o mentales. Los indicadores de la dedicación a los cuidados y a las tareas del hogar, si bien van en descenso, siguen siendo sorprendentes: el 16,4% del tiempo invertido por las mujeres, frente al 0,3% de los hombres.
El liderazgo femenino de este nuevo siglo destaca también por el activismo y la defensa de los derechos humanos. Cerca de nosotros nos encontramos con el trabajo de la fotógrafa oscense Judith Prat, que plasma con su mirada especial, la invisibilidad de la mujer. Su obra señala como los conflictos bélicos, las desigualdades sociales y la destrucción de nuestro planeta afectan a las mujeres. No solo su trabajo fotográfico ha merecido reconocimiento, estos días, su documental “Decían que era bruja” ha sido seleccionado en varios festivales internacionales.
Tampoco debemos dejar a un lado en esta nueva reivindicación, la observación de la influencia de las mujeres en las redes sociales que sigue estando relacionada con la moda, la belleza y el estilo de vida. Más allá de estos contenidos no encontramos mujeres con suficientes “seguidores” o influencia.El objetivo de este nuevo liderazgo femenino debe partir de la proactividad en el empoderamiento individual. De la reflexión de viejo modelos y de la necesidad de seguir desarrollándonos como mujeres, reconociendo y celebrando nuestras cualidades y eliminando de una vez por todas, un síndrome de la impostora que no deberíamos haber enarbolado.
Potenciar y fomentar nuestra autoestima poniendo en valor todo lo conseguido y dar visibilidad a otras mujeres debería formar parte de esta reivindicación porque el imaginario colectivo necesita de nombres y apellidos concretos en quienes mirar y modelar. Nuestras jóvenes necesitan conocer quienes están haciendo ya lo que ellas quieren conseguir y de aquí la necesidad de poner en este artículo, los ejemplos mencionados. No son todas las que están destacando en sus campos o ámbitos, hay muchas más. Más cerca de lo que pensamos, son solo unos de los muchos nombres que circulan en nuestra comunidad.
Hablemos de ellas, de nosotras, de aquello que conseguimos, sin vergüenza, con orgullo. Cada una desde su responsabilidad, desde su lugar, como pueda, como quiera.
Reconozcamos lo que estamos haciendo, algunas de las ocupaciones, de las actividades que llevamos a cabo son hitos, démosles el lugar que les corresponde.
Feliz Día Internacional de la Mujer.