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14 octubre 2024

Berta Lorente: “La empresa familiar es un proyecto de vida”

Berta Lorente (Zaragoza, 1968) es consejera delegada en Zaforsa, empresa familiar de Artes Gráficas, y vicepresidenta de la Cámara de Zaragoza. Junto con su cuñado, Jesús Glaria, lidera un grupo empresarial que ya suma 50 años de actividad y en el que representan a la segunda generación.

Es vicepresidenta de Cámara de Comercio de Zaragoza y consejera delegada en Zaforsa, ¿cómo combina ambas facetas?

Ha sido un largo proceso de aprendizaje, porque ya llevo 20 años en la Cámara de Comercio, que se dice pronto. Entré muy joven y las responsabilidades que tenía en la empresa familiar no eran las que tengo en este momento. A lo largo de las diferentes legislaturas y gracias a la confianza del presidente Manuel Teruel y, ahora, del presidente Jorge Villaroya, he ido escalando en las mismas dentro de la corporación. Se hace de la mejor manera que uno puede, y además me ha cogido con los hijos mayores. Obviamente mi familia me apoya y tengo un equipo que me ayuda a liberarme en un momento dado, así como en Cámara de Comercio donde me lo ponen fácil. Yo creo que todos podemos hacer más de lo que hacemos en nuestros ámbitos de influencia.

La empresa familiar que lidera ya va por la segunda generación…

Sí, Jesús -Glaria- y yo representamos la segunda generación y en estos momentos hay un miembro de la tercera que está en proceso de formación. Tenemos mucha esperanza en que en la tercera generación haya más de un miembro, participen más hijos o sobrinos en un proyecto de vida porque sí, al final, la empresa familiar es un proyecto de vida. Y estamos poniendo nuevos cimientos para que la compañía siga y progrese.

¿Resulta un reto ponerse al frente del legado familiar?

Es complicadísimo porque las empresas familiares te obligan a estar muy al frente del cañón. Y si, además, tienes que responsabilizarte de que la generación siguiente esté a la altura, es difícil. Creo que es más difícil ahora que cuando mi padre nos pasó el testigo a Jesús y mí, porque las circunstancias del entorno no tenían nada que ver con las que estamos viviendo ahora. Se vivía mucho más ‘slow’, todo mucho más lento, la toma de decisiones era mucho más lenta, las inversiones lo eran a largo plazo porque las máquinas duraban una eternidad…. Ahora, cuando hacemos inversiones en maquinaria, al año o en meses ya se han quedado prácticamente obsoletas y las maneras de comunicar con nuestros clientes también han variado muchísimo. Y a eso se añaden otras circunstancias que estamos viviendo en este momento. Creo que ahora preparar a las generaciones siguientes se hace más complicado y son retos más difíciles para ellas.

La inflación, la guerra de Ucrania, los coletazos de la pandemia… ¿cómo se presenta el panorama con este escenario?

La crisis del 2008, para nosotros, fue una ventana abierta para nuevos desarrollos y aprovechamos para innovar muchísimo dentro de la empresa. Nos fue bastante bien. Sin embargo, la crisis o la cuasi recesión que parece ser que empezamos a tener ahora en puertas, no sabemos muy bien por dónde va a ir. Creo que el entorno es de una alta incertidumbre. La guerra de Ucrania nos ha desbaratado todos los planes. Concretamente a nosotros nos ha afectado muchísimo en cuanto a la disponibilidad y costes de la materia prima. Crecimiento desorbitado de precios, con más de once incrementos en el año y ello es algo muy difícil de poder trasladar al cliente. Además, desabastecimiento en muchas de las materias primas, lo que nos ha obligado a volver a ‘stockar’ como se hacía en los años 90.

¿Qué iniciativas desde lo público podrían servir para que las empresas puedan llevar mejor esta situación?

Soy un poco crítica con la parte política, en el sentido de que tendrían que escuchar y vivir un poco más cerca de lo que la sociedad, y en concreto, las empresas, estamos viviendo en este momento. Al final, las empresas, de alguna manera, nos sentimos corresponsables con el sostenimiento del país. Hablo de las empresas y de los trabajadores también, porque las empresas están conformadas por personas. Las decisiones políticas tendrían que estar dirigidas a que las empresas tengan las mejores condiciones para competir, subsistir, y que estas condiciones fueran iguales en todo el territorio. Más del 80% de las empresas de este país son familiares, que pasan de generación en generación y, por tanto, se tienen que establecer las mejores condiciones para que haya facilidad en el traspaso intergeneracional, para que las nuevas generaciones se quieran involucrar y no les cueste mucho dinero dar continuidad a la empresa familiar. Si todos pasamos a depender de papá Estado, papa Estado por si solo no se sostiene. Tiene que haber una corresponsabilidad y escuchar más a las empresas.

Berta Lorente posa con una de las máquinas de Zaforsa. FOTO: Marcos Díaz
Berta Lorente posa con una de las máquinas de Zaforsa. FOTO: Marcos Díaz

¿Qué fortalezas y debilidades tenemos en este territorio?

Creo que los aragoneses somos muy valientes y que lo que estamos consiguiendo en estos últimos años es perder parte del complejo que veníamos teniendo, gracias a muchas iniciativas a las que ha dado visibilidad el sector público, pero que han sido lideradas por empresas. Aragón es la comunidad autónoma mejor ubicada estratégicamente y eso nos está dando mucho juego, no solamente en logística. Se están moviendo muchísimos proyectos, muy interesantes, que van a ayudar a que en unos años Aragón sea una comunidad de referencia, donde los jóvenes quieran venir a estudiar y a montar sus negocios. Creo que tenemos que creérnoslo y tenemos que trabajar entre todos para que se cumpla ese proyecto de vida de los aragoneses que, al final, viene en beneficio de España.

¿Seguir en esa línea de quitarnos complejos?

Sí. A mí me ha pasado el ir a muchas empresas, no solamente de fuera de Aragón, sino a empresas de mi sector de fuera de España, grandes empresas, y cuando hemos ido, nos ha parecido sorprendente que la nuestra nos pareciera maravillosa, nos solo por bien dotada de equipos productivos, sino también de equipos profesionales ya que nuestros trabajadores están muy involucrados, somos una empresa de servicio dinámica y que lo que tenemos que hacer es eso, salir fuera y querernos. Tenemos más clientes fuera de Aragón que en Aragón y uno de mis cometidos ha sido dar visibilidad a nuestra empresa dentro de nuestra comunidad autónoma. Creo que la Cámara, sin duda, nos ha ayudado a eso y es algo que yo quiero agradecer.

¿Pensáis abrir nuevos mercados?

Nosotros trabajamos fuera de España muy poco, trabajamos algo con Francia y directamente con clientes tanto del sector de la agroalimentación como del ocio y de los eventos. Trabajamos fundamentalmente en territorio español. Probablemente, nuestra orientación interna, que durante muchos años ha estado centrada en el producto, ahora está más orientada en el servicio y en un servicio tecnológico. Y ahora tenemos proyectos, que todavía es pronto para comentarlos, con clientes importantes, multinacionales, que quieren contar también con una empresa como la nuestra. Por eso digo que no debemos tener ningún complejo, que hay grandes empresas que ahora están en boca de los políticos de la comunidad y que cuentan con empresas como la nuestra. Vamos a crecer en nuevos productos vinculados con empresas y creo que vamos a trabajar mucho en la línea tecnológica.

Hablando de tecnología, ¿ha cambiado mucho el mundo de la impresión en los últimos años?

Muchísimo. La impresión tradicional, la analógica, ha caído y por el contrario ha subido la impresión digital. Pero también ha caído la calidad desapareciendo perfiles que ya no existen, como los correctores, y ahora nos quejamos de que se cometen errores. Eso afecta directamente a las personas que conforman tu equipo. ¿Cuál es nuestra diferencia respecto de otras empresas? Que nosotros tenemos incorporado ese servicio de una manera gratuita para nuestro cliente. Pero, claro, eso va contra nuestro propio músculo.

Yo soy una forofa y una defensora del papel, creo que la historia de las empresas se transmite solamente a través del papel. Cuando hablamos de empresas centenarias, buscamos esos relatos, esos catálogos, esos calendarios, esos documentos que acreditan que esa empresa ha cumplido 100 años. Y esos no aparecen en un pendrive, en un CD que ya no puedes leer, en un iCloud del que ya no te acuerdas de cuál es la contraseña. Y no aparecen en el móvil que has cambiado y no has hecho copia de seguridad. Aparecen en esos vestigios de papel o en esa etiqueta, si te dedicas al mundo del vino, que la guardas como un tesoro porque es del año 35. Hay que actuar con responsabilidad, no se puede tirar de impresión analógica que no sea la necesaria, lo cual no significa que se deje de utilizar el soporte, un soporte que además es sostenible. Pero, vamos, la tendencia va hacia lo digital y nosotros también hemos hecho una clara apuesta por lo digital.

Una máquina trabaja con etiquetas, en Zaforsa. FOTO: Marcos Díaz.
Una máquina trabaja con etiquetas, en Zaforsa. FOTO: Marcos Díaz.

Habéis estado vinculados como empresa a iniciativas culturales, como el Festival Aragón Negro (FAN) y solidarias, ¿pensáis que la empresa también debe tener un compromiso social?

Somos una empresa tremendamente humanista y con el humanismo va la ética. Nosotros entendemos que la empresa es una extensión de la familia, pasamos más tiempo juntos los que estamos compartiendo espacio que, a veces, el que pasamos con nuestras propias familias. Y eso exige compromiso interno y ética. Ética que también aplicamos a nuestros clientes, que son colaboradores necesarios. Muchos de nuestros clientes han sido los grandes impulsores de inversiones que hemos hecho y de nuevos desarrollos y productos. Y eso significa que tenemos que actuar con transparencia y con responsabilidad. Me parece que la ética es la palabra que mejor define a nuestra empresa. Como somos una empresa de servicio, hay muchas organizaciones sociales que nos demandan nuestra colaboración. Nosotros no somos una ONG pero, en la medida de lo posible, procuramos ayudar a muchas de estas organizaciones.

Lo del FAN es una apuesta cultural pura y dura, pero sí que me gustaría destacar nuestro compromiso con el emprendimiento. Nosotros formamos parte activa de una asociación sin ánimo de lucro que se llama Generando Futuro en la que ayudamos no solamente a jóvenes, sino a jóvenes y no tan jóvenes que lanzan un proyecto empresarial. Durante un año, las empresas que constituimos la asociación les prestamos nuestros servicios de forma gratuita acompañándoles en el proceso de ser y hacer empresa. Creo que eso también forma parte de nuestro compromiso con el entorno. Tenemos un compromiso desde hace muchísimos años con Aspanoa y con Atades…

Tu hermana Belén es corresponsal de TVE en Lisboa, ¿os imaginabais de pequeñas alcanzar metas tan altas?

De Belén, concretamente, no me imaginaba nunca que iba ser periodista, porque la realidad es que quería ser veterinaria y empezó a estudiar químicas. Pero en un momento dado, decidió que el periodismo era su vida y ella misma se organizó la entrevista por su cuenta, estudió en la Universidad de Navarra (privada). En mi caso, nunca pensé que iba a ser abogado, de hecho, no lo soy ahora, soy empresaria. A mí me gustaba la arquitectura, también bastante lejos de lo que he llegado a ser. Al final, la vida te demuestra que la formación es el punto de inicio de un trampolín que te abre puertas, o que te da la posibilidad de abrir puertas, y lo que tienes que hacer es ir probando. Belén es una mujer muy valiente. Y tengo otra hermana, Conchita, que trabaja en la empresa familiar y que es la responsable de Recursos Humanos.

¿Qué pasos tenemos que dar como sociedad para que las mujeres puedan decidir libremente entre su vida profesional, su vida familiar o compaginar ambas facetas?

Cada persona toma decisiones o dirige sus vocaciones. Hay mujeres que deciden estar en casa y centrarse en sus familias y esta opción es tan lícita como la que toma quien no quiere tener hijos y dedicarse a una vida profesional, directiva o política sin compromisos familiares. Al final, son puertas que a lo largo de tu camino por la vida las vas abriendo o cerrando. Lo que hay que facilitar es que, esas puertas, tú las puedas abrir o cerrar. Eso significa que tiene que haber una educación igualitaria, que tiene que empezar en las familias y los colegios y respetar cualquiera de las opiniones. Hay que partir del respeto y facilitar las cosas.

¿Qué deberíamos hacer en Aragón para que las empresas vendan más fuera de la comunidad?

Depende del sector, pero, por ejemplo, en el agroalimentario, se está haciendo un importante esfuerzo junto con turismo, para que los ciudadanos de fuera de Aragón vengan y tengan experiencias positivas y puedan conocer esos productos o servicios que tan bien se están trabajando por las empresas aragonesas. Además, fuera de España, creo que el paraguas tiene que ser único, que es el paraguas de España. Yo soy súper aragonesa, pero cuando sales fuera, no conocen España como la conocemos nosotros mismos. Por otro lado, el esfuerzo que se está haciendo para que Zaragoza, Huesca y Teruel tengan plataformas logísticas y vengan empresas de fuera a instalarse hace que la venta y el posicionamiento de lo que nosotros producimos en nuestra comunidad mejore sustancialmente. Todo lo que viene de Aragón creo que es muy bien recibido, se percibe como competitivo y de calidad.

Fuera de cámara

  • Un lugar para comer…

Por afecto, El Cachirulo. Fue el restaurante en el que celebré mi boda y donde hice la comunión y el bautizo de mis hijos. Pero creo que en Aragón hay muchos rincones por donde perderse y deleitarse, ha mejorado muchísimo la gastronomía

  • Un lugar de Aragón…

Panticosa.

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