Maite Arroitajauregi, conocida como Mursego, es una vilonchelista, compositora e cantante española, nacida en Éibar en 1977. Con formación en violoncelo, ha participado en diversos proyectos musicales en el País Vasco, fusionando influencias que van desde la música clásica hasta el rock.
Residentemente estuvo en Zaragoza participando en el Festival Retina, donde dirgio uno de los talleres.
Su estilo innovador y versátil la ha destacado como una figura influyente en la escena musical española. Además, ha sido galardonada con varios premios en reconocimiento a su destacada contribución al mundo de la música como el Premio Goya a la Mejor Música Original en 2021.
¿Ha sentido siempre el deseo de seguir una carrera musical?
La música está presente en mi vida desde muy joven. Mi madre es profesora de música y pianista, mi padre es un melómano que ama la música. Desde muy temprana edad, él asistía solo a conciertos, incluso cuando estaba en la mili, siempre estuvo ligado a la música. Mi hermana estudió piano, mi hermano se dedicó a la lutería, construye instrumentos, y yo estudié música desde pequeña.
Pero cuando llegué al instituto, y luego a la universidad, no sabía muy bien qué hacer. No sabía si quería estudiar historia de la música o explorar otras artes. Decidí dar un salto al vacío y me dije a mí misma que iba a probar dedicarme soló a la música. Poco a poco, hasta que terminé la educación superior, y aquí estoy, soy violonchelista de profesión. Siempre he estado inmersa en la música y he interpretado principalmente música clásica, pero también me interesaba mucho el rock y otros géneros. Sentía que la música no se limitaba únicamente al ámbito clásico; es un mundo muy amplio y por eso quería experimentar con otros géneros musicales.
¿Con quién ha empezado hacer música?
Empecé la música a los 6 años. Cuando tenía 16 años, he trabajado mucho con Anari, que es una cantautora vasca que esta semana lanza un disco. También, he grabado mucho con grupos de estudio.
¿Cuáles eran sus expectativas y objetivos al inicio de su carrera?
Como no tenía muy claro qué quería estudiar, decidí estudiar música y ver qué pasaba. No tenía expectativas claras. Cuando completé la educación secundaria y media, tuve algunas dudas porque también me gustaba mucho cosas como cortar el pelo, las manualidades, y tuve una crisis con los profesores, ya que no me gustaba el enfoque académico.
Aunque me encantaba la música rock, mis profesores me animaron y me dijeron: “Venga, termina tus estudios y luego veras qué haces”. Así que lo hice, pero nunca tuve una visión clara ni expectativas claras. Por ejemplo, con respecto a este taller de música para cine, nunca fue un objetivo en mi vida. Si me lo hubieran preguntado hace diez años, hubiera dicho que no era un objetivo en mi vida hacer música para cine. Pero son circunstancias de la vida que te van llevando, y ahora me dedico a ello y me gusta mucho componer para cine.
Ha ganado el Premio Goya a la mejor música original en 2021 para Akelarre. ¿Cómo ha impactado este premio en su carrera musical?
Es cierto que al final te da cierto reconocimiento y aparecen tus premios en tu currículum, pero creo que tampoco he conseguido mucho más trabajo por tener premios. Es una forma de hacerte un nombre en el mundo del cine, que te conozcan más, pero tampoco dan mucha importancia a los premios. Muchas veces es algo circunstancial. No le dan demasiada importancia.
¿Cómo logra crear una banda sonora que se integre de manera coherente con la atmósfera de la película?
Para mí, lo ideal es trabajar de manera colaborativa con el director desde el principio del proyecto. Muchas veces, nos dan las películas ya terminadas y nos dicen que pongamos música en determinadas escenas. Pero lo más interesante, y tengo la suerte de poder hacerlo así, es hablar mucho con el director y compartir referencias. Es fundamental que el director tenga en cuenta mi opinión como compositora, incluso ha hecho cambios en el guion para que la música se integre mejor en la última película que hice. Para mí, eso es hacer cine. Quiero sentirme parte de la película y eso implica empezar desde el inicio del proyecto, hablar mucho con el director, compartir y ser parte de la película. Es muy fácil de entender: te dan las imágenes y las musicalizas, o estás involucrado desde el principio. Por ejemplo, en la película que hice anteriormente, leí el guion con las actrices, lo que te sumerge más en la película y te permite aportar mucho más desde la música. No se trata solo de adornar las imágenes, sino de un trabajo mucho más profundo.
¿Qué le motivó a dirigir este taller?
La idea surgió de Bombo y Platillo, de Edu, que me lo propuso. Estaba en Zaragoza y me llamó, ya que tenemos muy buena relación. He estado reflexionando estos días para preparar el taller, y me di cuenta de que siempre estoy preparada para trabajar, componer, pero nunca teorizo. Me pregunté por qué trabajo de cierta manera, por qué tomo ciertas decisiones. He escrito algunas reflexiones para poder transmitir lo que pienso a los alumnos. Además, este taller tiene una parte práctica y no tenemos instrumentos ni los alumnos, así que vamos a trabajar con la voz. Vamos a hacer música desde la voz, ya que es nuestro instrumento, y esto es un proceso bastante experimental: musicalizar escenas desde nuestro cuerpo, no solo con la voz.
¿Ha dirigido talleres similares antes?
Sí, sobre todo talleres de experimentación y creación, utilizando la voz y el cuerpo para experimentar, aunque no soy cantante. En mis actuaciones, canto en directo y me interesa mucho el trabajo de la voz, no solo para cantar, sino para explorar todas las posibilidades de comunicación y expresión que nos ofrece la voz. Me interesan mucho los juegos de palabras, cómo suenan los idiomas. En mis actuaciones, utilizo idiomas inventados, no reales, pero busco una sonoridad en mis palabras. La voz tiene su propio lenguaje, no solo el lenguaje literal, sino una expresión más profunda que es muy interesante para mí.
¿Qué ha aprendido de esta experiencia?
He aprendido que he aportado mucho material y no he podido utilizar la mitad, no he tenido tiempo. Hay que dividir muy bien el tiempo. Estar con gente y compartir ideas siempre es muy enriquecedor. Me gusta que los alumnos compartan sus experiencias, cómo abordan la música, cómo abordo yo mis proyectos, y que opinen al respecto.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Voy a trabajar en una película con Fernando Franco nuevamente, llamada “Subsuelos”, basada en una novela monumental. Es un thriller psicológico. Después de eso, empezaré a trabajar en una producción española y argentina llamada “Mis carbones”, sobre la historia real de una minera trans que trabajó en una mina en la Patagonia haciéndose pasar por hombre, ya que antes estaba prohibido que las mujeres trabajaran en la mina. Más tarde, otro proyecto con Fernando sobre los abusos en la Iglesia con niños, un tema que está saliendo a la luz, y luego otra película con Aritz Moreno sobre la campeona de kata de España, una deportista olímpica, pero que es desconocida porque es mujer.
