Dice la canción de Gardel que “veinte años no es nada”, y, si hablamos de la asociación Amigos de Serrablo, podemos incluso alargarlo hasta los cincuenta. Porque cinco décadas después de su puesta en marcha, las personas que la forman actualmente mantienen la ilusión, el trabajo y el cariño por el territorio que han convertido a la asociación en un referente de la defensa del patrimonio.
Lo que comenzó en 1969 como un artículo que el archivero de la catedral de Huesca, Antonio Durán Gudiol, encargó a Julio Gavín para hablar sobre las iglesias de la zona (iglesias románicas que poseen las peculiaridades artísticas propias del románico lombardo), ha acabado convirtiéndose en un esfuerzo fundamental para conocer y preservar la historia, geografía e identidad de la histórica comarca del Serrablo.
Un logro basado, sobre todo, en el trabajo de los voluntarios, que en los inicios ayudaron a rehabilitar las iglesias y, con el tiempo, han conformado una asociación que actualmente cuenta con más de 700 miembros y colabora con más de un centenar de instituciones.
“Eran tiempos de trabajo voluntario y generoso”, recuerda la actual presidenta de la asociación, Pilara Piedrafita, que agradece que con el tiempo a ese trabajo se sumara el apoyo de las instituciones, especialmente el Ayuntamiento de Sabiñánigo y la Diputación de Huesca, a través del Instituto de Estudios Altoaragoneses.
Único museo de dibujo español contemporáneo
Gracias a todo eso, se rehabilitaron las iglesias que en 1982 se consideraron Bien de Interés Cultural, también se reconstruyó una casa tradicional y se creó el Museo Ángel Orensanz y Artes del Serrablo, que alberga una importante colección etnográfica. Años después, se restauró el Castillo de Larrés, donde se ha instalado el Museo de Dibujo Julio Gavín, “el único dedicado específicamente al dibujo español contemporáneo”, subraya Piedrafita.
Son solo algunos de los logros que ha alcanzado la asociación Amigos de Serrablo en estos cincuenta años de existencia, una etapa de la que su presidenta hace balance orgullosa: “Siento orgullo de la solidaridad y la cultura del trabajo que nos han legado las sucesivas generaciones de voluntarios. Aparte del patrimonio físico recuperado también estamos muy orgullosos de tener esa cultura del trabajo, del esfuerzo del voluntariado”.
Una cultura del trabajo que les ha valido para recibir numerosos premios, entre ellos, el Europa Nostra, uno de los más prestigiosos del continente en cuanto a la conservación de patrimonio, o la Medalla de Oro a la Bellas Artes, que concede el Ministerio de Cultura.
Actividades en torno al patrimonio
Además de la recuperación y estudio del patrimonio y la gestión del museo del dibujo, que, como explica Pilar, “tiene casi cinco mil obras donadas por diferentes artistas y trabajan hasta tres personas, por lo que estamos generando empleo en la comarca”; la asociación también conserva un archivo fotográfico con más de ocho mil imágenes y diapositivas “fundamentales para conocer el patrimonio de la zona y cómo ha sido su evolución”. También han editado publicaciones que se han convertido en referencia en cuanto al patrimonio, como libros de arquitectura popular, o la guía del Serrablo.
También son muy reconocidas las “etnoandadas” que organizan por caminos poco transitados, que permiten al visitante conocer pueblos, arquitectura popular y elementos patrimoniales; o las misas mozárabes que organizan en alguna de las iglesias en las que ha intervenido la asociación. “Llevamos dos años sin poder hacerlas por razones obvias, pero el año que viene las recuperaremos y será especial porque se cumplirán cien años del descubrimiento para el mundo del arte de las iglesias del Serrablo”, señala Piedrafita.
El Serrablo cuenta también desde el pasado mes de abril con una aplicación digital, impulsada por el Gobierno de Aragón en colaboración con la Comarca del Alto Gállego. La app ofrece información al detalle sobre cada una de las 19 iglesias de estilo serrablés de la zona.
Puertas abiertas para nuevos socios
En cuanto a los presupuestos, la asociación se financia gracias a los convenios de colaboración con el Ayuntamiento de Sabiñánigo y la DPH, que suponen en torno al cuarenta por ciento del presupuesto, las cuotas que pagan los socios y las entradas que se pagan para entrar al museo. También se ha generado la figura del “apadrinamiento de dibujos” para quienes quieren hacer colaboraciones puntuales. “Tenemos que buscarnos la vida porque el patrimonio no se acaba nunca, y los tejados de losa son caros de mantener y rehabilitar”, reconoce la presidenta.
Por eso invita a todos los que quieran colaborar a que se pongan en contacto con la asociación y formen parte de una familia integrada por socios mayoritariamente en Sabiñánigo y Zaragoza, pero también en Madrid, Francia o Estados Unidos. Todos ellos colaboran en el estudio y conservación de la cultura de este rincón oscense: “Siempre digo que hemos creado cultura y permanencia. Y sin nosotros no se entendería esta comarca, ni siquiera su paisaje o las personas serían igual. Porque el trabajo de la asociación ha permitido rescatar una cultura que estaba desapareciendo, hemos conseguido que estemos orgullosos de ella”.
