La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, ha anunciado hoy durante su visita al Edificio I+D+i del campus Río Ebro una nueva convocatoria de subvenciones para la contratación de personal investigador predoctoral en formación, que será “histórica” tanto por la financiación comprometida como por el número de contratos. La línea de ayudas, según ha explicado, estará dotada con 7 millones de euros para los próximos 4 años y permitirá la incorporación de 65 jóvenes investigadores a universidades y centros de Aragón para participar en otros tantos proyectos en el marco de sus estudios de doctorado.
Se trata, en palabras de Díaz, de acompañar y ayudar a los jóvenes en los primeros escalones de la carrera científica. “Con este programa, les abrimos la puerta a la carrera investigadora. Porque creemos en ellos y en lo mucho que tienen que aportar, trabajamos para retener su talento, para dar continuidad a su formación e incorporarlos, una vez doctorados, al ecosistema científico aragonés”, ha explicado. El programa les dota de mayor estabilidad y dignifica sus primeros pasos en la investigación.
Las ayudas se tramitarán en régimen de concurrencia competitiva y la evaluación se hará conforme al expediente académico y el contenido científico del currículum del personal investigador; el interés científico que pueda tener para Aragón la investigación a desarrollar; y la capacidad formadora del equipo y su director. La convocatoria saldrá en primavera y se resolverá, como viene siendo habitual, en otoño.
Actualmente, el programa autonómico cuenta con 230 investigadores contratados, y tras las mejoras salariales del 25% introducidas en las dos últimas convocatorias es “más competitivo”, tal y como ha destacado la consejera, que otros similares del Ministerio de Ciencia. El programa ha ido creciendo e implica ya el doble de presupuesto que en 2015, cuando apenas se contrataban 40 investigadores al año.
Díaz ha recordado también que se han aplicado avances en materia de conciliación e igualdad para que la maternidad o los cuidados no penalicen a las jóvenes investigadoras y que se han puesto en marcha ayudas a la movilidad para financiar estancias de investigación en centros internacionales o universidades extranjeras y mejorar así la formación de los predoctorales.
Durante su visita a los institutos de investigación del campus Río Ebro, la responsable autonómica ha estado acompañada por la vicerrectora de Política Científica de la Universidad de Zaragoza, Rosa Bolea, y por el director general de Investigación e Innovación del Gobierno de Aragón, Ramón Guirado. Y ha podido mantener un encuentro con varios de los jóvenes investigadores que cuentan con un contrato predoctoral financiado por el Gobierno de Aragón y con los responsables de los respectivos institutos: Yamir Moreno (BIFI-UNIZAR), Conrado Rillo (INMA-CSIC /UNIZAR) y José J. Guerrero (I3A-UNIZAR).
En concreto, en el Instituto Universitario de Investigación Mixto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA) ha visitado el laboratorio de materiales nanoestructurados y membranas y ha podido conocer, entre otros, a Marcos Sánchez y Lucas Güemes.
El primero realiza su doctorado dentro del programa en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Zaragoza bajo la dirección de la doctora Silvia Hernández-Ainsa, ARAID en el INMA y la doctora Laura Ordovás, ARAID en el Instituto de Investigación de Ingeniería de Aragón (I3A). Su investigación se centra en desarrollar nanoestructuras orgánicas biocompatibles mediante una tecnología de vanguardia, la nanotecnología de DNA, como herramienta innovadora en la generación de terapias génicas avanzadas que hagan frente a diversas patologías cardiacas.
El segundo está tutelado por los catedráticos Joaquín Coronas y Carlos Téllez, y el objetivo principal de su tesis es, en el contexto de la mitigación del calentamiento global, contribuir al desarrollo de una nueva tecnología de membrana aplicable a la captura directa de dióxido de carbono del aire.
María Santos y Juan Mairal, del Instituto Universitario de Investigación en Ingeniería en Aragón (I3A), también le han explicado a la consejera las temáticas de sus tesis en el laboratorio de Robótica. La línea de investigación de Santos se centra en el desarrollo de técnicas de visión por computador e inteligencia artificial para la interpretación visual de escenas de cara al desarrollo de nuevas prótesis de visión inteligentes. Para asistir a personas con implantes, el reto principal al que se enfrenta consiste en desarrollar algoritmos de percepción inteligente, seleccionando los aspectos relevantes de cada escena.
El campo de estudio de Mairal es la mecánica de fluidos computacional. Al ser tan difíciles las ecuaciones que rigen el movimiento de los fluidos, es necesario utilizar ordenadores y métodos numéricos capaces de dar soluciones aproximadas lo suficientemente buenas para el problema que se desea resolver. Su investigación se centra en encontrar la mejor manera de calcular qué le pasa al fluido en uniones y separaciones de flujo, como las que se encuentran en los vasos sanguíneos cuando éstos se dividen o se juntan.
Por último, en el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI), Iris del Val y Alejandra Carrancho han compartido con Díaz las líneas de investigación en las que trabajan en el laboratorio Avanzado de Cribado e Interacciones Moleculares de Aragón. Del Val estudia los receptores acoplados a proteínas G para los cuales no se ha identificado su ligando endógeno. Con ello, se pretende entender cómo funcionan estos receptores huérfanos, que representan dianas de neurotransmisores clásicos y de fármacos para el tratamiento de enfermedades neurológicas.
La investigación de Carrancho se centra el parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, para tratar de hallar biomarcadores adecuados para el diagnóstico temprano de la enfermedad. En concreto, su proyecto aspira a validar el uso de ciertos tipos de oligómeros de alfa-sinucleína como marcadores y desarrollar ensayos específicos para su detección en fluidos humanos, mínimamente invasivos, que puedan ser posteriormente implementados en plataformas comerciales para el diagnóstico temprano y el estudio de la progresión de la enfermedad en entornos hospitalarios.