Nacida en 1993 en Zaragoza, Pilar Almalé ha destacado como violagambista, compositora, cantante y directora artística española de renombre. Especializada en música antigua, su repertorio se expande con influencias de jazz, ritmos latinoamericanos y músicas tradicionales, creando una fusión única.
“Golondrinas”, el último álbum de Pilar Almalé, no solo representa un hito en su carrera musical, sino que también es un punto culminante en su evolución artística y personal. En esta primera obra en solitario, la artista invita a sus oyentes a un viaje íntimo a través de su universo creativo. Con 18 pistas, el álbum fusiona diversas influencias musicales mientras explora profundamente la identidad y las emociones humanas.
Un mundo propio
Desde las dulces melodías de la viola de gamba hasta los ritmos vibrantes del flamenco, Pilar Almalé busca tejer una narrativa única, revelando capas de significado y emoción. Este trabajo, íntimo y personal, traza el recorrido de los últimos diez años de su vida. Según explica Pilar Almalé, su proceso creativo ha estado marcado por una profunda introspección y una búsqueda de autenticidad.”Simbolizan momentos, etapas, vivencias distintas, experiencias, algunas dolorosas. Aquí hay realmente un trabajo muy personal al seleccionar el repertorio.”, comparte la cantante.
“Golondrinas”: una forma poética de rendir homenaje
“Golondrinas” está lejos de ser un título seleccionado al azar. Partiendo de la idea de honrar a su hija, de quien estaba embarazada al principio de la creación del álbum, este título surge de una experiencia personal muy simbólica: la presencia constante de una golondrina en su ventana días antes del parto. Unas semanas más tarde, el fallecimiento de su abuelo transformó “golondrina” en “golondrinas”, rindiendo homenaje a dos seres queridos a la vez. Además, al final del álbum, incluyó una grabación de su abuelo, como cierre de este proyecto.
Otro aspecto destacado de “Golondrinas” es la pieza instrumental que lleva el mismo nombre. Inspirada en el vuelo de estas aves migratorias, la composición explora poéticamente la separación y la reunión, evocando un sentimiento de movimiento y libertad. “Me basé en el vuelo de las golondrinas, en la idea de dos melodías, dos golondrinas que danzan en el cielo y y que al final cuyos caminos se separan “, revela la artista.
Trabajar en solitario: entre desafíos y enriquecimiento
La cantante sintió la necesidad de explorar su propio camino artístico al iniciar un proyecto en solitario, aunque admite que fue un desafío en muchos aspectos. Según explica, estaba acostumbrada al intercambio constante de ideas y opiniones en trabajos colaborativos, así que enfrentarse a su propia voz como la única guía fue una experiencia nueva y difícil. A pesar de ello, describe este proceso como enriquecedor: “He conseguido evolucionar mucho artísticamente y crecer mucho en seguridad gracias al proceso de este trabajo”.
Para Pilar Almalé, trabajar sola le permitió sumergirse completamente en su instrumento, la viola de gamba. Esta experiencia le brindó la oportunidad de experimentar con una amplia gama de sonidos y posibilidades, enriqueciendo así su expresión artística y permitiéndole explorar territorios más poéticos y profundos. Según ella, cuando estás acostumbrado a tocar con otros instrumentos, tiendes a ajustarte al resto del grupo, pero en solitario, tienes la libertad de experimentar y explorar un abanico más amplio de sonidos y posibilidades, lo que añade un toque más poético y profundo a tu música.
Un viaje musical junto a talentosos artistas
A pesar de trabajar en solitario, Pilar Almalé contó con colaboraciones significativas que enriquecieron su proyecto. La influencia y dirección artística de Rami Alqhai, un renombrado violista de Sevilla, fueron fundamentales en la grabación de música barroca e histórica. Además, la canción “Morenika”, una pieza sefardí tradicional, contó con la participación del pianista cubano Humberto Ríos y el percusionista Agustín Díazserra, quienes aportaron colores y matices únicos a la composición. Otra colaboración especial fue con el guitarrista flamenco Paco Jarana y el cantante Antonio “El Turry” en la reimaginación de la canción “Nani Nani”, fusionando la esencia de la nana tradicional con la riqueza del flamenco. Estas colaboraciones dieron al álbum una dimensión única y enriquecedora.
Por último, como fundadora del Festival de las Mujeres en la Música Antigua, FEMMAZ, en Zaragoza, Pilar Almalé tiene como objetivo promover el papel de la mujer en la música. Por eso, es importante destacar la presencia de Anne Rochette en la canción “Pour toi seule je respire”, resaltando así la música compuesta por mujeres.
El universo de Pilar Almalé: una fusión de artes
Pilar Almalé, una cantante y música consumada, se destaca por su versatilidad en el ámbito artístico. Si bien se dedica principalmente a la viola de gamba, instrumento que dominó en el conservatorio, su habilidad abarca también la vihuela medieval, el arco y el violín. Además, nutre una pasión por la danza, talento que integra en sus producciones audiovisuales. Como ocupada de madre de dos hijos, encuentra espacio para explorar su faceta artística en la pintura durante los domingos libres. No obstante, esta diversidad de disciplinas a menudo ha sido objeto de crítica: ” Algunos de mis profesores me criticaban por pintar porque piensan que sería un buen musico, lo que es relativo, si solo me dedicaba a la música”, confiesa. “Hay la idea general en el arte que dice: tu debes elegir un arte y quedar con este arte.”.
Pilar Almalé, sin embargo, ve esta multiplicidad de expresiones artísticas como una oportunidad para expandir los límites de su creatividad y explorar nuevos horizontes. Esta versatilidad le permite explorar una amplia gama de influencias e inspiraciones, brindándole una perspectiva única y enriquecida del mundo que la rodea. Para ella, la inmersión en diferentes disciplinas artísticas la impulsa a pensar más allá de las fronteras convencionales y a abrir su mente a nuevas ideas y posibilidades creativas.
Entre las fuentes de inspiración para su nuevo álbum, menciona la música barroca, las melodías sefardíes, el flamenco, así como diversas obras de arte, especialmente “Ofelia” de John Everett Millais.
Exploración de “Nani Nani”
“Nani Nani” emerge como una de las piezas más emblemáticas del álbum “Golondrinas”. Esta canción de cuna, cargada de ternura y emoción, nos invita a adentrarnos en un universo de intimidad maternal. A través de una fusión de estilos musicales, Almalé transita entre el tiempo y el espacio, explorando la riqueza musical de España y su influencia en su identidad artística.
Las letras de “Nani Nani” se caracterizan por su sencillez y repetición, generando un efecto hipnótico y envolvente que arrulla al oyente como a un bebé. Si bien la melodía evoca el ritmo de una canción de cuna, el tema principal es la maternidad. Sin embargo, Almalé también menciona “la pérdida, la fertilidad y la infertilidad” como temas subyacentes. La música de “Nani Nani” desempeña un papel fundamental en la creación de una atmósfera íntima y conmovedora. La viola de gamba, con su tono cálido y melancólico, se convierte en la voz principal de la canción. La guitarra flamenca añade una profundidad y misterio, mientras que la percusión crea un ritmo sutil que acuna la canción.
“No solo es una nana que canta a su hijo sino también tiene todas las oscuridades de la maternidad, de la perdida, del nacimiento y de la muerte y del dolor de la vida”, explica la artista.
El videoclip de “Nani Nani”, filmado en el Teatro de las Esquinas, presenta imágenes de Almalé con su hija entrelazadas con escenas de la naturaleza, creando una conexión simbólica entre la maternidad y la tierra. La madre, al igual que la tierra, nutre y protege a su hija, ofreciéndole un espacio seguro para crecer y florecer. Símbolos como frutas, flores y elementos artísticos se utilizan para transmitir los mensajes de la música. Destaca una danza creada y ejecutada por la cantante, que representa el miedo humano a enfrentarse a cuestiones vitales y el anhelo de regresar al útero materno.