El monumento más importante de Jaca es, sin duda, la Catedral de San Pedro, una emblemática joya del románico, que constituyó en su momento uno de los principales focos de difusión de ese estilo artístico en España. Alberga en su Altar Mayor, la urna-relicario que contiene las reliquias de Santa Orosia, patrona de la ciudad. Dentro de las instalaciones, podremos visitar también el Museo Diocesano, que merece una visita para conocer su rica colección de punturas medievales al fresco, trasladadas a dicho museo desde diferentes iglesias de la zona, así como muchos otros tesoros de arte medieval, como capiteles o tallas de vírgenes, incorporando últimamente nuevos espacios dedicados al gótico, renacimiento y barroco, que también cuenta con excelentes muestras.
Otro monumento del pasado medieval de la ciudad que no hay que perderse es el Monasterio de Santa Cruz o de las Benedictinas, del siglo XVI y construido siguiendo el estilo renacentista. El lugar elegido para ubicarlo fue en un antiguo templo románico del siglo XII, compuesto por una cripta subterránea y la iglesia de San Ginés. La cripta, conservada bajo el edificio actual, está cerrada al público, pero si podemos ver el magnífico sarcófago románico de la sepultura de doña Sancha, hija de Ramiro I de Aragón.
Entre la arquitectura civil sobresale, aparte de la Torre del Reloj, del siglo XV, la muralla y el Castillo de San Pedro, más conocido como la Ciudadela, de la que aún se conservan fragmentos medievales, aunque ciertamente la mayor parte de la planta actual es fruto de la profunda reconstrucción del siglo XVI, que todavía conserva torres, baluartes y muros inclinados que merecen por supuesto una visita al lugar, ya que también alberga un interesante Museo de Miniaturas Militares, que entre otras cosas ofrece 32.000 figuras de plomo que se exhiben en diversos escenarios temáticos.
Y por supuesto, hay que ir de bares de tapas en Jaca, porque es toda una experiencia gastronómica que repetirás cada vez que pases por la ciudad, por la calidad de sus productos, por la amplia oferta de pequeñas creaciones, por la diversidad de bares para elegir, por el ambiente ¿quizás por todo…? Por supuesto no voy a recomendar ningún establecimiento en especial, prefiero que los descubras, y ten seguro que acertaras, en verdad te lo digo. Jaca, por su tamaño, es una ciudad donde puedes improvisar qué hacer o también puedes intentar organizarte para aprovechar al máximo el tiempo, pero si algo es seguro que desde luego disfrutarás, incluso aunque te dediques solo a pasear mirando escaparates y disfrutando del ambiente de la calle Mayor, o recorrer el Paseo de la Cantera, de casi dos kilómetros de extensión y que ofrece unas buenas vistas sobre el Valle del Aragón mientras caminamos entre una gran variedad de árboles, donde incluso y con suerte podremos ver ardillas.
A día de hoy, Jaca está abierta al futuro, apostando por el desarrollo turístico y por ofrecer la imagen de ser una ciudad activa, moderna, cosmopolita, con una variada e interesante oferta cultural y gastronómica que atrae cada año a miles de visitantes.
Y cuando estemos o no agotados de tanto que tiene por ver la ciudad, nos tendremos que ir a descansar, que nos espera todavía lo mejor de lo mejor en nuestro nuevo día de caminar: San Juan de la Peña.
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