Pero antes de llegar a la localidad de Villanua, siguiendo una pista aparece enseguida ante nosotros la famosa cueva de las Güixas, resguardada bajo el imponente macizo de Collarada con sus 2.886 metros. La cueva de las Güixas, cuyo origen de las mismas, según varios estudios, estaría en la última glaciación y el posterior deshielo, puede ser visitada en un recorrido guiado que dura aproximadamente hora y media, donde podremos ver cantidad de estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas y zonas verdaderamente bellas, aparte de que nos hablaran de su relación con las brujas, sus aquelarres y demás leyendas relacionadas con la gruta.
En la actualidad la cueva está activa y sigue su evolución de miles de años cambiando por la acción del agua. La recorre el cauce de un río seco por el cual, en época de deshielo o tras fuertes tormentas, vuelve a correr el agua, circunstancias por las que a veces hay que cerrar la instalación. Si estamos interesados en su visita es conveniente realizar la compra de las entradas por Internet en la web.
En la zona de Villanua existen también tres antiguos dólmenes megalíticos, siendo el más cercano de visitar el llamado Dolmen de las Güixas, llamado así porque esta a solo cinco minutos de la entrada de la cueva, prácticamente casi al lado.
Al llegar a Villanúa encontramos el desvío a la derecha para continuar el Camino, dejando a 450 metros a mano izquierda, el centro del pueblo, que si tenéis tiempo pues podéis visitarlo y ver algunas viviendas señoriales que exhiben sus escudos heráldicos, el antiguo ayuntamiento, la fuente de los cuatro caños o la iglesia parroquial de San Esteban, de origen románico (s. XII). Sobre algunos de los tejados de losa y pizarra, podemos observar las curiosas chimeneas troncocónicas conocidas popularmente como camineras, rematadas por capiscoles o ‘espantabrujas’, que según las creencias evitan que los seres maléficos entren al hogar. También podemos acercarnos al Centro de Interpretación de las Grutas, para conocer un poco más de la formación de las grutas naturales existentes en la zona.
Al salir de Villanúa, divisaremos el Señorío de Aruej, que se remonta en la historia al siglo VII, y cuya misión era defender tanto la zona como la vía romana ante incursiones ultrapirenáicas de los enemigos procedentes del norte. Este Señorío fue muy importante y gozo de gran influencia en su etapa de esplendor, que con el tiempo fue decayendo progresivamente.
Desde Villanúa a Castiello, podemos tomar dos rutas, y esta vez tomaremos el andador que discurre junto a la carretera hasta el centro de recreo de Escolapios, cruzándose la nacional y afrontar una pequeña subida hasta una casa rural empedrada y continuar luego por una de las cabañeras hasta llegar a Castiello, dónde entramos por la calle Santiago.
En Castiello de Jaca, situado a la orilla derecha del río Aragón y dominando desde un altozano la zona, no podemos olvidar de visitar la iglesia románica de San Miguel, edificio de finales del XI o principios del XII, en cuyo interior y en una urna se guardan “las cien reliquias”, que según cuenta la leyenda habla de un peregrino que caminando hacia Santiago cayó enfermo y fue atendido gratamente por los lugareños, y cuando recupero la salud y continuo camino, regaló un saco que contenía cien reliquias al pueblo. Junto a la iglesia se conservan algunos restos del antiguo castillo cuyo origen da nombre al pueblo.
Desde el mismo lugar podemos tomar la calle Santiago y, junto a los antiguos lavaderos hoy restaurados, encontraremos la fuente de Casadioses, donde muchos peregrinos hacen un alto en este punto para refrescarse antes de seguir hasta la ruta hasta Jaca.
A la salida de Castiello, después de cruzar el puente sobre el río Aragón, la ruta sigue por la derecha y una pasarela diseñada en 2009 salva el cauce del río Ijuez. Poco más de seis kilómetros separan Castiello de Jaca de la ciudad jaquesa, a donde llegaremos caminando entre el río Aragón y la carretera, pasando por la ermita de San Cristóbal, patrón de los caminantes y viajeros, que recibe a quien a su lado pasa con una fuente de agua y un banco. La ermita es un sencillo edificio levantado en 1796 en mampostería con cantoneras de piedra y rematado por una curiosa espadaña de ladrillo.
Después, avanzamos y cruzamos el barranco del Rapitán por el puente medieval y, un par de minutos después, otro barranco, llegando ya en nada a Jaca, donde por la avenida de Francia, salvo que tengamos otro propósito, nos llevará hasta el centro de Jaca, donde hallaremos la catedral y la ciudadela entre otros lugares interesantes, a la vez que podremos ya descansar y degustar buena comida entre las múltiples ofertas que Jaca ofrece a sus visitantes
Nos quedamos aquí, en la bella y tranquila ciudad de Jaca, que siempre nos dejará un buen recuerdo en cada visita que le hagamos. En la próxima continuaremos caminando hacia otro bello, histórico y mágico lugar, San Juan de la Peña…